Llevamos buena parte de esta última temporada observando cómo los chicos de Jax Teller han nadado entre las triadas, August Marks, Niners, Mayans y algún que otro problema por el camino que no tenían previsto, pero con lo que no contaban es con que tuviesen que hacer frente a sus propios compañeros, al resto de filiales de Sons of Anarchy. De ahora en adelante tendrán que enfrentarse a su propia familia.
El secuestro de Bobby ha puesto al club en una situación difícil contra Marks. Ahora es éste el que tiene ventaja y reclama la declaración de la esposa del predicador junto con la familia de éste y saber en qué parte de sus propiedades está enterrado el cadáver del pastor. A cambio, promete entregar a Bobby o sino el ojo no será la única parte de su amigo que llegue a manos de Teller.
La presión empieza a cavar en Jax que parece dispuesto a rendirse, pero Chibs le recuerda que no está solo en esto y que todos accedieron a vengar a Tara, que Bobby conocía a que se exponía. Como ya comenté, es cuestionable el hecho de que todos los miembros del club apoyen la causa de Jax sin ni siquiera tener pruebas fiables sobre el asesinato de la doctora.
I’m going to find out if our rat’s wearing a reaper
Además de Bobby, el tema primordial es averiguar quién ha vendido al Club a Lin, por lo que echan la vista atrás y deciden buscar a la madre de Gib O’Leary (uno de los chicos a los que mataron después de ayudarlos en un tema contra Lin). La mujer les dice que Gib era hijo de Jury White, presidente de la filial de Indian Hills. Jury puede haber descubierto que ellos fueron los responsables de la muerte de Gib y por tanto ser el chivato de Lin.
Cuando se encuentran con Jury, éste le dice que aunque desearía ver a Jax muerto por lo que le ha hecho a su hijo, no tiene nada que ver con el chivatazo a Lin. Le hace ver que Jax se ha convertido en todo lo que JT no quería para el Club y que agradece que este muerto para que no vea en lo que se ha convertido su hijo. Además pone en cuestión un vez más, como murió John Teller, creyendo que no fue Clay como todos pensábamos (y cosa que parecía más que clara dadas las últimas conversaciones que tuvieron Gemma y Clay), sino que JT no aguantó en lo que se estaba convirtiendo Red Wood y decidió suicidarse.
Ante todas estas confesiones y una tensión palpable, Jax vuelve a recurrir a su pasatiempo favorito, apretar el gatillo. Así es como Jury muere y Jax se excusa (una vez más) culpando a éste de haber trabajado para Lin. Matar a un presidente de Sons of Anarchy solo puede traer más problemas a Jax (esta vez internos) al acabar con un miembro sin una votación previa y con el vicepresidente de Indian Hills presenciando la escena.
De tal palo, tal astilla
Esperemos que Jax descubra pronto lo que realmente pasó con Tara y podamos disfrutar lo que tanto tiempo llevamos esperando: el enfrentamiento entre madre e hijo. Hasta que esto ocurra tenemos que conformarnos con la desconfianza de otro Teller hacia Gemma, el pequeño Abel no se fía de su abuela desde que escuchó el monólogo en el que ella se auto inculpaba. Esto, ademas, ha incrementado la violencia de Abel en el colegio y sus profesores creen que debería visitar un psicólogo. ¡Pobre Courtney Love! No sabe cómo se las gasta la abuela cuando mencionan como educar a su prole.
Ningún Son está a salvo. Con esta frase en las paredes de la casa de Gemma y sus cuervos asesinados, Jax sabe que cada vez las amenazas son más y más poderosas. Los enemigos se le acumulan y sus hombres pueden sufrir las consecuencias como lo está haciendo Bobby, al que ahora también le faltan dedos de una mano.
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