Si The Fall fuese una serie de asesinatos al uso, lo más destacable de este episodio sería que Stella Gibson ya tiene un nombre: Paul Spector. No es una gran revelación para los espectadores, que lo sabemos desde el primer capítulo, pero sí una señal de que las cosas van a empezar a moverse a otro ritmo y el juego va a cambiar ligeramente. Con esto de que la serie sea británica, no hay forma de saber si esta segunda temporada será la última o cuál es el plan de los creadores, lo que, en cierto modo, lo hace todo más emocionante.
De todas formas, The Fall no es un thriller al uso (por más que sea la serie más espeluznante de la televisión, como nos demuestra ese sueño con el que abre esta semana), y es interesante cómo no solo perfila tranquilamente a todos sus personajes, sino que consigue darle hasta cierto hilo temático a los episodios. Esta semana, la culpa; que vemos tanto en los remordimientos de Stella por haber conducido a 'Peter' hasta Rose como en Annie, que se pregunta si fue ella misma quien atrajo a su atacante insinuando en internet que le gustaba la dominación.
Lo gracioso no es solo que en ambos casos el único culpable sea el propio Paul y nadie más, sino que sea él mismo quien se lo hace ver a Annie. Porque sí, en un delicioso e irónico giro de los acontecimientos, se ha convertido en su 'acompañante de duelo' (¿existe esta profesión en España? ¿cómo lo llamamos aquí?). Y, joder, si obviamos que es él quien intentó asesinar a Annie... ¡es tremendamente bueno en su trabajo!
Eso sí, pese a su talento, todo apunta a que la tapadera de Paul no va a durar mucho más. Estamos viendo en esta segunda temporada a un asesino mucho menos preocupado por las pistas que deja tras de sí. Sí, ha secuestrado a Rose, pero da la sensación de que es todo una venganza personal contra ella más que una medida preventiva. Al fin y al cabo, poco más podía contarle ya a la policía. Por el camino, ha dejado una testigo (la hija de Rose) y ha perdido a su mujer, que ya no va a servirle de cuartada. Todo esto mientras sigue jugando con Katie.
Insisto en que la ex niñera de Paul, que sabe muy bien cómo tocarle las teclas (“secuestrando” a Olivia), tiene muy claro que él es el asesino. Por más que éste diga que no lo cree realmente, después de lo ocurrido en la habitación de hotel (donde casi la estrangula) habría que estar muy ciega. Pero, por lo visto, la chica tiene unas fantasías un pelín perturbadoras y está muy segura de que tiene debilidad por ella y no le va a hacer daño. Teniendo en cuenta cómo se comporta con ella, no podemos decir que no tenga razón.
Con todos esos cabos sueltos y la policía apuntando en su dirección, ¿tendrá Paul que empezar a vivir oculto dentro de poco? ¿Por qué no ha matado aún a Rose? ¿Qué piensa hacer con ella?
Notas al margen:
- Entiendo que Jim está ahí para subrayar el hecho de que Stella se está tomando la investigación de manera muy personal, pero... ¿Después de que la niña diga que un tal Peter se llevó a su madre la noche anterior sigues pensando que no tiene nada que ver con el caso? ¿En serio?
- Mientras los compañeros de Stella le cuentan que interrogaron a Paul pero le dejaron ir enseguida porque parecía un tipo muy normal y agradable, la evolución de la cara de Gillian Anderson es impagable. IMPAGABLE.
- Estoy seguro de que, en cualquier otra serie, Annie habría hecho un gesto que nos indicase que encuentra algo familiar en Paul. Aquí actúa con naturalidad absoluta y ni se imagina que fue él quien intentó matarla, algo que es más verosímil y también más aterrador.
- ¿Qué papel jugará en todo esto el tipo cotilla del hotel? Porque estamos todos de acuerdo en que lo ha visto todo por la mirilla, ¿no?
- No sé si compro lo de que la hija de Rose esté viendo cómo Paul la lleva al coche a empujones desde la ventana y ni se inmute. Hasta un niño se daría cuenta de que algo no va bien.
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