Tras media temporada absolutamente sin aliento, los creadores de Homeland han decidido parar y contarnos las consecuencias de los hechos acaecidos en Islamabad y de paso prepararnos para lo que serán las líneas maestras de la quinta temporada. Una season finale muy sosegada en la que hemos conocido a la madre de Carrie y a su hermano, quienes seguro que serán personajes recurrentes en el futuro.
Habíamos dejado a los protagonistas en una situación bastante tensa, en la que Quinn ve frustrado su atentado contra Haissam Haqqani y Carrie ve con sus propios ojos que en el coche del terrorista viaja Dar Adal. Lo obvio sería pensar en la traición de uno de los hombres fuertes de la CIA, pero el asunto va más allá. Se trata de una maniobra para devolver a Saul al frente de la agencia con métodos poco ortodoxos y pagando un precio demasiado alto.
Saul siempre ha sido la autoridad moral de la serie desde sus comienzos, por eso llama tanto la atención que se aproveche de una situación tan delicada simplemente para volver al juego. Lo cierto es que él quería volver pero el vídeo de Haqqani le hubiera inhabilitado para ello como Crocker le comenta, ni siquiera una estación ni un pequeño departamento podrían valer. Por tanto, Saul está en la difícil tesitura de elegir entre quedarse fuera de la CIA para siempre o poder volver, y además como director, aunque deshonrando sus principios.
Quinn está (o estaba) en el punto contrario. Su vida es un bucle en el que siempre quiere dejar las fuerzas especiales pero acaba volviendo. Y lo hace porque no sabe hacer otra cosa, es su vida aunque a veces le atormente. En Long Time Coming le vemos de vuelta en Estados Unidos, más sosegado y con ganas de intentarlo con Carrie, a quien le ofrece la posibilidad de huir juntos. No sabemos si porque intuyó en su voz una respuesta negativa o simplemente porque estaba buscando una excusa para enrolarse en una nueva misión, pero al final Quinn vuelve a desaparecer sin dejar rastro.
Carrie y el amor siempre han tenido un gran obstáculo, su enfermedad y el convencimiento de que ésta era incompatible con una relación saludable. Y lo creía porque siempre pensó que su madre abandonó a su padre por ser bipolar y no poder convivir con él, cuando en realidad los motivos eran tan simple como que su madre tenía problemas de fidelidad, por llamarlo de alguna forma. Esta importante revelación llega tarde para Carrie puesto que ha perdido la oportunidad con Quinn.
Como punto de partida para la siguiente temporada veremos cómo la relación entre Saul y Carrie se debilitará fruto del acuerdo injusto al que ha llegado con Haqqani, y una trama personal en el que ella recuperará los lazos afectivos con su madre, ahora que su padre ya no está. y, por supuesto, no faltarán esas tramas tan Homeland que nos hacen vivir semana a semana con un desfibrilador junto al sofá.
El balance que podemos hacer de esta cuarta temporada es inmejorable, primero porque es una serie a la que dábamos por perdida tras su lamentable tercera entrega y segundo porque ha sido una temporada frenética con unas tramas dignas de sus inicios, con unos personajes que siguen cambiando constantemente sin perder su esencia. Ya veremos si esta recuperación se confirma el año que viene o si sólo ha sido un espejismo. Nos leemos pronto.
Yo espero que los miembros de la familia de los protagonistas permanezcan al margen.
ResponderEliminarCon la insoportable famila de Brody tuve mas que suficiente. Respire a gusto cuando no volvieron a aparecer.