El
21 de febrero de 2005 Nickelodeon estrenaba Avatar: The Last Airbender, apostando
por una serie de estilo anime e inspirada en la mitología y arte asiáticos. La
serie recibió muy buenas críticas desde el principio (llegando a superar los
cinco millones de espectadores) y ha sabido aguantar a la perfección el paso
del tiempo. La alta calidad de su animación, la profundidad de los personajes y
tramas, así como un buen uso del humor sigue conquistando adeptos una década
después de su estreno.
La
historia transcurre en un mundo en el que existen cuatro naciones: la del Fuego,
la del Agua, la del Aire y la de la Tierra. En cada una de ellas hay maestros
que pueden manejar uno de esos elementos mientras que el Avatar, cuya misión
principal es mantener el equilibrio en el mundo, puede dominar los cuatro. Sin
embargo, el líder de la Nación del Fuego decide hacerse con el control de todos
los territorios y ataca a los nómadas del aire donde se ha reencarnado el nuevo
Avatar, Aang.
En
su huida queda atrapado en un bloque de hielo donde cien años después es
descubierto por los hermanos Katara y Sokka. A partir de ese momento se nos
presenta el estado en el que se encuentra el mundo después de tantos años de
guerra, la necesidad de que Aang asuma su papel como Avatar y logre controlar
todos los elementos.
En
las tres temporadas que duró la serie, los protagonistas recorrieron diversos
territorios (más o menos situados en un punto anterior a la Revolución
Industrial) donde encontraron aliados mientras comprobaban la dificultad de
tomar decisiones en medio de un conflicto bélico.
Una lección de cómo crear un reparto coral perfecto
Sus creadores, Michael Dante DiMartino y Bryan
Konietzko, optaron por un reparto coral en el que todos tuvieron sus momentos
de protagonismo, evolución personal y conflicto.
- Aang: Vegetariano y con una filosofía de inspiración budista, lo vemos cambiar desde su actitud infantil en los primeros episodios hasta su madurez final, luchando contra dudas internas, miedos e incluso los consejos de sus vidas pasadas. Aunque la situación fuese difícil siempre mantuvo el positivismo e intentó por todos los medios encontrar la vía que le impidiese recurrir a la violencia.
- Katara: Maestra del agua, era la refunfuñona “mamá” del equipo: siempre preocupada por hacer lo correcto. Obligada a crecer antes de tiempo por la ausencia de sus padres, se enfrenta a sus deseos de venganza, enamorándose de Aang por el camino.
- Sokka: Podría haberse convertido en el típico recurso cómico del que abusan casi todas las series dirigidas a un público infantil, pero con el paso de los capítulos demostró ser un pilar indispensable del equipo. No necesitaba poderes: la inteligencia era su mejor arma. Organizó todos los viajes, la invasión a la capital de la nación del Fuego o el rescate de su padre en una cárcel de máxima seguridad.
- Toph: Ciega de nacimiento, logró convertirse en una de las mejores maestras de tierra (hasta el punto de dominar el metal, algo que se consideraba imposible). Huyó de casa para escapar de la sobreprotección de sus padres y poder vivir a su manera.
- Zuko: Perseguidor de Aang y sus amigos durante buena parte de la serie, pesa sobre él la necesidad de probar ser digno ante su padre. Sin embargo sus viajes por las naciones ocupadas y los consejos de su tío le hacen ver que no está haciendo lo correcto. Es el que mejor refleja los miedos adolescentes sobre la identidad y el camino a elegir.
Pero
más allá de este grupo principal, The Last Airbender supo presentar una
multitud de personajes secundarios que se utilizaron de forma muy inteligente
en las tramas: no se introducían para un episodio y se olvidaban de ellos sino
que se recuperaban constantemente, aprovechando para desarrollar sus pasados y
conflictos internos sin entorpecer la historia principal. El tío Iroh, Suki,
Bumi, el Avatar Roku... Y tampoco hay que olvidar el papel de los animales como
Appa, un bisonte volador que incluso llegó a protagonizar un capítulo propio.
Aunque
en un principio la serie iba dirigida a un público infantil, el recorrido
interno de los protagonistas atrajo a franjas de edad mucho más amplias. Con cada
temporada podemos ver cómo el Equipo Avatar va cambiando hasta plantear cuestiones
tan complejas como la integración, el conflicto entre tradición/modernidad,
elementos sociopolíticos o la eterna pregunta del héroe: ¿qué estás dispuesto a
hacer para evitar un mal mayor?
Homenajes y referencias para un universo único
Uno de los puntos clave de Avatar fue el lograr una amalgama de referencias y homenajes que acabaron por crear un producto original e innovador. La influencia más evidente es la de Miyazaki: la sombra del maestro es alargada y dejó su marca tanto en el desarrollo de ciertos personajes (Appa es una revisión del gatobús de Mi Vecino Totoro) como en escenas concretas (la lucha que ocurre en el episodio El Asedio del Norte Parte II, está tomada directamente de la parte final de La Princesa Mononoke).
También
hay múltiples referencias culturales, desde la forma de vida de los inuit a las
artes marciales chinas. El propio Aang es reconocido como el nuevo Avatar tras
haber identificado objetos de sus vidas pasadas, el mismo método que se emplea
para elegir a los nuevos Dalái Lama.
El
humor es una constante en la serie, desde el más absurdo hasta el autorreferencial,
donde los guionistas aprovechan para reírse de sus propias inconsistencias o de
cosas que han pasado en otros episodios. Una prueba de ello es el genial
capítulo Los Jugadores de la Isla Ember, donde el grupo asiste a una
obra que retrata sus aventuras. El brillante homenaje a los recursos narrativos
y escénicos del teatro oriental lo convierte en uno de los mejores de la serie.
El intento de llevarla al cine no tuvo éxito pero el universo de Avatar se extendió a otros campos como el de los videojuegos o el cómic (donde se explican historias inacabadas como la de la madre de Zuko). En 2012 se estrenó su secuela, La Leyenda de Korra, que volvió a maravillarnos con su alto nivel de calidad: las tramas eran más complejas, aprovechando la mayor edad de los protagonistas, e indagando aún más en el diseño steampunk. Esperemos que algún día se animen a hacer una tercera entrega, hasta entonces, ¡Water Tribe!
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