Como ya viene pasando en esta última temporada de Glee, semana a semana nos dan una de cal y otra de arena, y si la semana pasada tuvimos un capítulo pobre, el de esta ha sido grandioso. Sin duda es el principio del fin y algo que me alegro no hayan hecho antes para arreglar durante infinitas temporadas después. Hablo, como bien reza el título del capítulo, de la espectacular caída de Sue Sylvester.
Antes o después tenía que llegar, pero Sue es un personaje tan maravilloso con sus historias, su odio, su ira y su abusiva forma de ser que jamás pensé que llegarían a hacerlo, pero si alguien ha sido la antagonista en esta serie, esa ha sido, pese a sus momentos de debilidad, Sue Sylvester. Ni Vocal Adrenaline, ni los Warblers ni ningún otro coro que nos hayan pintado como buenísimo pero del que ni nos acordamos —véase el de Unique o el de Sunshine Corazon—, el mayor desafío que siempre ha tenido que sufrir todo personaje en esta serie (menos Becky Jackson) es enfrentarse día tras día a la feroz entrenadora, y es justo por la única que no la sufrió por la que Sue pierde todo (menos las ganas de venganza).
Tras un incendio en Dalton, los Warblers desaparecen y tanto ellos como Blaine quedan devastados, pero la pena no dura mucho ya que pasarán a formar parte del New Directions, cosa que viene muy bien para cubrir puestos que faltaban además de para eliminar la competición con Blaine, que tras la reconciliación con Kurt pierde sentido. Sue, por supuesto, se niega a que esta fusión ocurra, lo que provocará que Becky deje de ser su apoyo y sin querer, pase a ser su peor enemiga. Empezando por un despido y acabando con toda su —falsa— vida expuesta en televisión en un reportaje lleno de declaraciones en su contra —Michael Bolton incluido— donde descubrirá que además ha crecido engañada toda su vida. Viendo que sólo Sheldon la defiende, abandona los estudios antes de ver que Will también lo hace, para así continuar teniéndole como centro de la diana de odio y remordimiento y principal objetivo de su, esta vez sí, última venganza. ¿Y qué mejor que convertirse en la entrenadora de la némesis musical del New Directions? Lo más parecido a una batalla final que podríamos esperar de una serie de coros. Lo ha intentado desde el jurado, desde dentro... pero jamás había tenido el apoyo que ahora tiene con sus robo-cantantes. Sue's coming.
No puedo acabar la review sin destacar la descontrolada risa que me provocó la actuación de The Final Countdown. Glee riéndose de sí misma. ESTO SÍ.
COMENTARIOS