REVIEW— A unos pocos episodios de concluir la frustrante trama del combate electoral entre Alicia y Frank Prady, The Good Wife toma aire antes de su golpe final para ofrecernos un episodio completado con uno de esos casos procedimentales de los que tanto nos gustan, y siguiendo esa estrategia que nos gusta todavía más: llenarlo de invitados de lujo.
El caso, ya de por sí, ofrece cuestiones muy interesantes y en las que jamás me había detenido a pensar: ¿puede una impresora 3D fabricar un arma de fuego (sí) y, en tal caso, de quién sería la responsabilidad legal en el caso de un accidente o incluso de un asesinato? Tal diatriba se disputa en los juzgados de la mano de Finn Polmar y Diane Lockhart, respaldados por el querido de Diane, Kurt McVeigh, y con la siempre peculiar Nancy Crozier al otro lado de la sala, presididos por el divertidísimo y liberal juez Abernathy.
No obstante, ¿de qué ha servido un caso tan jugoso? Prácticamente, para recordanos que The Good Wife todavia puede contar otras cosas; que Diane Lockhart sigue siendo un ser humano con su propia historia; y que Kalinda puede salir tres segundos en el episodio y seguir ganando casos. Punto.
Lamentablemente, la historia de The Good Wife continúa en las Elecciones, y a pocos días de su celebración Alicia tiene la responsabilidad de elegir si quiere ganarlas (ahora que las encuestas le vuelven a dar ventaja) "justamente" o si por lo contrario va a jugar lo más sucio que se lo permita su ambigua moral. Aprovechando el ataque a la desesperada de Prady contra Peter, Alicia decide atacar las acciones de su marido y así lavarse las manos ante la prensa, contraviniendo las indicaciones de Eli Gold. El personaje cada vez más secundario (no así su hija, enorme), le lanza un jaque a la reina y pone en peligro los intereses de su love-interest Johnny. Al final ganan tanto el "love" como el "interest", así que esperemos una venganza por parte de Peter. Evidentemente, de ganar estas elecciones (que todavía dudo que lo haga), algo le tendrá que pasar factura a Alicia: ya sea su escasa participación en los asuntos del bufete, como Peter, como Bishop. O todo junto.
Menos claro queda todo el asunto de Canning, pidiendo en su "lecho de muerte" que Alicia le done el beneficio de sus acciones a una organización involucrada en los conflictos del Medio Oriente. ¿Una broma del abogado, un monstruo hasta la sepultura, o un movimiento legítimo aunque peligroso para Alicia?
Al menos Alicia ha conseguido echar una cana al aire... aunque a estas alturas es menos impresionante de lo que esperaba.
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