The Vampire Diaries nos ha regalado otro episodio espectacular. Ya van dos consecutivos y no podríamos estar más felices. Este capítulo fue fresco, entretenido y nos trajo de vuelta esa serie de vampiros que tanto disfrutamos en la primeras temporadas.
Vamos a los nuestro. Damon, Bonnie, Elena y Kai han viajado a 1903 en busca de la madre de los hermanos Salvatore. ¿Y por qué necesitan a la madre? El plan es que ella active el lado emocional de su hijo menor y deje de ser el Ripah que es. Éste al recuperar sus emociones, podrá traer de vuelta a Caroline.
Pero en este viaje, por supuesto, las cosas no salen del todo bien y menos para Kai. Bonnie le ha tendido una trampa y lo ha abandona en el purgatorio de 1903, junto a varios vampiros sedientos que acompañaban a la madre Salvatore. Pobre Kai. Recordemos que el actor que interpreta a este psicópata rehabilitado será parte del casting de una nueva serie de Julia Plec, así que vuelva o no de 1903, no lo veremos mucho más tiempo en Mystic Falls. Una pena.
Mientras tanto, Caroline y Stefan han dado rienda suelta a la pasión y a chupar sangre
hasta matar a los indefensos humanos que se han topado con ellos. Alaric y Enzo han intentado detenerlos, pero no lo han conseguido.
Enzo desea que Stefan recupere su humanidad, porque de lo contrario no podrá seguir adelante con su plan de venganza contra el menos de los Salvatore. Incluso ha pensado en abandonar esta idea por completo, al parecer está teniendo sentimientos por Sarah.
Y lo más importante del capítulo ha quedado reservado para el final. Bonnie le trajo de regalo a Damon, desde 1994, la cura contra el vampirismo. Él deberá elegir a quién dársela. Ya podemos intuir que no se la podrá dar a su madre, porque lo más probable es que muera de vieja al igual que Katherine. Podría beberla él o darse la Elena. ¿Por quién apostáis vosotros?
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