La crisis del MerDer (gran OTP de Callie Torres, sépanlo
ustedes) ha llegado a su segundo acto.
Derek Shepherd tenía que haber dejado activado el buzón de voz, pero se le
pasó. A Meredith se le vienen demasiados recuerdos y muchísimas comparaciones
con la diosa pelirroja alias Addison Forbes Montgomery ex-Shepherd. Ya se da
por hecho lo guapa y lo alta que es la nueva amante. Pero sólo especulación. De
momento. Habrá que verla.
La que sí que se codea con mujeres altas y guapas de forma oficial es
Callie. Ya no sólo codearse, sino
llevárselas al hospital para fardar casualmente, cosa que Arizona, igual de
casualmente, pilla en vivo y en directo. El momento colegueo de comparar
ligues y que resulte que la comunidad lésbica de Seattle es un pañuelo y que
las habitantes de dicho pañuelo son ligeramente obsesivas y peligrosas no tiene
precio.
Otra pareja que está ya resurgiendo del trauma son Jackson y April. April Kepner se ha cansado de ser una
víctima de sus desgracias y la maldición del hospital. Han pasado ya dos
meses desde lo de su niño y no quiere llorar más. Y si eso incluye un casquete
con su señor marido en mitad del aparcamiento, que así sea. Lo raro es que no
lo hayan echado con material sanitario de por medio.
Maggie sigue recordándonos que ya ha sido nombrada protagonista de pleno
derecho y que quiere tramas y tramas y tramas. Hoy: alzhéimer. Un caso suyo y de Webber trae los trágicos
desenlaces de Ellis y Adele de vuelta, y claro, es un tema que no había tratado
el hombre con su hija. Cuando esperábamos un gran colapso emocional, resulta
que una historia genética hace años es lo que lleva a Maggie a presentarse como
una adicta a los crucigramas. Qué bien atado lo tiene todo Shonda siempre.
Por último, los momentos remember, que nos encantan siempre. Hace tiempo me
acordé y me pregunté a mí mismo: ¿qué
fue del pasillo ese donde estaban las camillas y comían los internos en tiempos
de Denny Duquette, cuando Izzie Stevens no era agente de la CIA o diva (en
sus sueños) de la comedia romántica? ¡Ha vuelto! Y está casi igual que hace
diez años. Sintámonos jóvenes. O al revés.
Y diréis: ¿por qué digo “momentos remember” en plural? ¿Os habéis perdido
algo? No, pero eso de que vuelva Derek
Shepherd en carne, hueso y pelazo es algo que parece más fantasma de una vida
pasada que un retorno como tal. Media docena de episodios de relax, la
mujer que se tira de los pelos, los niños ya medio criados, la hermana que se
sale por las esquinas… Papelón tiene el de los ojitos tiernos para la semana
que viene. Por fin. Derek Shepherd Deluxe.
COMENTARIOS