Emily Fox (Jane by Design) escribe este drama que desarrolló primero NBC y ha acabado en VH1, un canal musical orientado a gente algo mayor que el target de MTV. Últimamente, al igual que su canal hermano, VH1 está produciendo series de televisión de éxito reconocible. Tras Single Ladies y Hit the Floor, llega Hindsight, que promete -y consigue- hacerte volver a los noventa. Michael Trim (Weeds, Orange is the New Black, Parks and Recreation) dirige varios episodios.
Becca (Laura Ramsey, She's the Man), que ronda ya los cuarenta, está a punto de casarse por segunda vez, ahora con Andy (Nick Clifford), su amigo desde la infancia, pero su alegría se ve mermada por la ausencia de su vieja amiga Lolly (Sarah Goldberg), cuya amistad perdió tiempo atrás. Tras meditar junto a su hermano Jamie (John Patrick Amedori, The Butterfly Effect) sobre su pasado con Lolly y los contratiempos de su primer matrimonio con Sean (Craig Horner, Legend of The Seeker), el chico equivocado, Becca sufre un desmayo y se despierta en el día de su boda con Sean en 1995 y sabe que su primer movimiento debe ser cambiar aquel día y reconectar con Lolly. Esta vez tendrá que hacerlo bien mientras revive su vida en los noventa, cuando se fumaba en los bares y la gente tenía cuenta de correo en AOL.
Becca tiene un importante lío de amores en la cabeza. Es todo lo contrario al perro del hortelano: come, deja que coman los demás, luego come de aquí y de allá, y así en bucle. Aunque decide no casarse con Sean, no sabe lo que quiere en realidad. Durante sus titubeos, el futuro queda en segundo plano, aportando a la protagonista un supuesto conocimiento superior que le vale de poco desde el momento en que cambia su pasado radicalmente, pero todavía sabe qué es lo que le hizo perder a Lolly. Y volverá a pasar tarde o temprano. O no.
Las costumbres y, sobre todo, la música te traerán nostalgia, en caso de que vivieras aquella época. Si no, tampoco viene mal para entender cuán distinta era la vida sin móvil (pero con busca/pager/beeper), cuando triunfaban los petos, los calcetines hasta las rodillas y las chaquetas moteras, y nadie sabía qué era el gluten.
Al estilo de los dramas de aquella época, la serie no tiene más misterios. El amor planea sobre sus cabezas de manera descontrolada y las hormonas también tienen parte de culpa. Y entre líos de faldas, asoma la amistad entre dos amigas que todos querríamos o quisimos tener. Becca intentará por todos los medios no perder de nuevo su amistad con la dulce y alocada Lolly, aunque con actos de dudosa consideración. Destaca la desesperante indecisión de Becca con respecto a lo que quiere para su futuro, principalmente en el amor, pero el resto de personajes no se quedan atrás con sus confusos y contradictorios deseos de juventud. Pequeños guiños a la época actual, como algún que otro spoiler televisivo o musical que Becca suelta sin querer, le dan también un toque atractivo.
Ningún actor sobresale de la mediocridad general, eso es verdad. Son todos muy planos, pero por qué no decir que son realistas. No son excesivos, no están sobreactuados. Y un detalle que me fascina es cómo pronuncian las dos chicas protagonistas el nombre de la otra, su manera de decirlo como en una canción. Tonterías, detalles que la hacen mágica, pero no es más que una serie de entretenimiento. Son diez episodios muy llevaderos en los que la historia, en realidad, solo da vueltas sobre sí misma y no avanza en absoluto hasta la season finale, donde las cosas se centran, pero nos alegra la renovación que se produjo ayer mismo, menos de una semana después de su despedida, más aún con el cliffhanger que nos dejan hasta el año que viene.
El único debate que cabe empezar es, ¿se merece Becca perder a Lolly?
Al estilo de los dramas de aquella época, la serie no tiene más misterios. El amor planea sobre sus cabezas de manera descontrolada y las hormonas también tienen parte de culpa. Y entre líos de faldas, asoma la amistad entre dos amigas que todos querríamos o quisimos tener. Becca intentará por todos los medios no perder de nuevo su amistad con la dulce y alocada Lolly, aunque con actos de dudosa consideración. Destaca la desesperante indecisión de Becca con respecto a lo que quiere para su futuro, principalmente en el amor, pero el resto de personajes no se quedan atrás con sus confusos y contradictorios deseos de juventud. Pequeños guiños a la época actual, como algún que otro spoiler televisivo o musical que Becca suelta sin querer, le dan también un toque atractivo.
Ningún actor sobresale de la mediocridad general, eso es verdad. Son todos muy planos, pero por qué no decir que son realistas. No son excesivos, no están sobreactuados. Y un detalle que me fascina es cómo pronuncian las dos chicas protagonistas el nombre de la otra, su manera de decirlo como en una canción. Tonterías, detalles que la hacen mágica, pero no es más que una serie de entretenimiento. Son diez episodios muy llevaderos en los que la historia, en realidad, solo da vueltas sobre sí misma y no avanza en absoluto hasta la season finale, donde las cosas se centran, pero nos alegra la renovación que se produjo ayer mismo, menos de una semana después de su despedida, más aún con el cliffhanger que nos dejan hasta el año que viene.
El único debate que cabe empezar es, ¿se merece Becca perder a Lolly?
¿Renovada? Soy mega feliz =D
ResponderEliminarPensé que la temporada estaría cerrada y cuando vi el final fue como NO WAY... NO... WAY! Menos mal que no lo van a dejar así <3
Becca, sabiendo lo que iba a pasar si seguía acercándose a Kevin, no se merece a Lolly. Podría haberlo hablado con ella en el momento en que le vio en la puerta pero no, esperó. Ahora ZASCA.
La verdad la comience a verla por puro aburrimiento, pero me ha gustado mucho (no es para romperse la cabeza). Si hay momentos en que quieres darle un golpe en la cabeza a la protagonista por ser tan tibia y miedosa. Me gustaría que avanzara mas rápido y que Lolly no sea tan dramática creo que exagero al enojarse asi con Becca , digo esas cosas son para niñas de 13 años.
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