Susan Ross será la nueva Vicepresidenta de los Estados Unidos de América. Una madre soltera, trabajadora y eficaz que ahora protagoniza todos los programas de zapping por su forma de reír. Y menuda pantomima montan a su alrededor para convencer al país de que colocarla como número dos ha sido una buena idea: desde acudir a late nights a sentarse en el Chester y hablar sobre petróleo y religión.
Olivia tiene, de repente, un miedo tremendo a abrir la puerta de casa y hablar con quien esté tras ella, algo que no tiene mucho sentido en este momento, puesto que ya ha salido, contactado con el Gobierno e incluso negociado con un padre que buscaba justicia. Digamos que el trauma le ha hecho efecto tarde, pero debe abrir y conversar con Rose, la señora amable que quiere saber qué pasó con Lois Moore. Lois es la vecina de Liv que murió al comienzo del secuestro y Rose resulta ser su amante bandida, furtiva y cautiva. Adorable amor en la vejez. La tarea de Quinn y Huck es encontrar el cuerpo de Lois y, aunque la encuentran en un lago y sabe que murió sufriendo, Olivia cuenta a Rose que fue una muerte rápida y sin dolor, porque ya basta con dos víctimas.
David Rosen llega con información importante: Kim, la esposa de Huck, AKA Diego Muñoz, ha llegado a su despacho con archivos del B613 dispuesta a descubrir los secretos de la organización. Ella quiere que Huck testifique -cosa que no haría ningún bien a Olivia- y David, que se declare mentalmente inestable para evitar que comience cualquier investigación. Primero, Huck decide ser fiel a Olivia, pero sus recuerdos en pareja le obligan a contar la verdad. De todas formas, con esos recuerdos, bien podría pasar por trastornado. El caso es que ha traicionado a Olivia Pope & Associates y está feliz de volver con Kim.
Susan Ross se siente muy presionada ante el coaching de Leo Bergen, que le prepara para todo tipo de reuniones con Comités, Consejos de Estado y demás, tan presionada que renuncia. Esto provoca una crisis de pareja entre Leo y Abby. ¿Qué es lo último que se sabía de esta pareja, que se habían liado una vez? Y ahora viven juntos, pero parece que no por mucho tiempo. Le toca a Olivia convencer a Susan de que vuelva, y lo consigue, por supuesto. Y Susan es una grande, no a la altura de Mellie Grant pero se le acerca. Por su hija y el futuro de otros niños como ella, va a ser una gran Vicepresidenta. Mientras se lo permita el escándalo. Y el Senado, que está harto de Fitz y es capaz de votar en contra de Susan solo por venganza. Fitz debe rogar perdón a los Demócratas y recuperar la confianza que perdió durante la guerra con West Angola. Con Susan Ross como Vicepresidenta, Mellie está encantadísima de conocerse, y Leo deja a un lado lo profesional porque le pone que Abby sea la que manda en casa.
Abby consiguió hacer a Olivia salir y volver a la Casa Blanca, pero sigue atascada con sus recuerdos. Nada será igual. Los pensamientos de Rose los podría tomar como suyos. Por último, Jake insta a David a cerrar el caso de Huck, pero David ha visto el sufrimiento causado y decide ir a por los malos. ¿Y quiénes son los malos? Si David y Jake van a luchar por Olivia y Rowan ya no tiene nada que ver con esto, ¿a por quién van a ir ahora?
Abby ha ganado protagonismo y lo ha compartido con Huck. Quinn cada día es más random. A ver en cuántas listas la ponemos en fin de año. Por otro lado, no he encontrado ni una sola razón por la que este episodio deba ir después del anterior. Las procedimentales, normalmente, pueden permitirse el lujo de desordenar los episodios, pero Scandal demuestra, una vez más, que no lo es. Y esta vez se pierde en los detalles. El de la semana pasada es lo que se conoce como un episodio de relleno y, claro, quedaría raro después del último, con la cantidad de subtramas que se han abierto. Bueno, mejor así. Y la próxima semana, Lena Dunham.
Abby ha ganado protagonismo y lo ha compartido con Huck. Quinn cada día es más random. A ver en cuántas listas la ponemos en fin de año. Por otro lado, no he encontrado ni una sola razón por la que este episodio deba ir después del anterior. Las procedimentales, normalmente, pueden permitirse el lujo de desordenar los episodios, pero Scandal demuestra, una vez más, que no lo es. Y esta vez se pierde en los detalles. El de la semana pasada es lo que se conoce como un episodio de relleno y, claro, quedaría raro después del último, con la cantidad de subtramas que se han abierto. Bueno, mejor así. Y la próxima semana, Lena Dunham.
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