Se nota que va llegando el final de la temporada y The Walking Dead empieza a acelerar el ritmo y a poner las cartas sobre la mesa. Si hace unas semanas nos planteábamos qué factor podría ser el detonante para romper la armonía entre los lugareños de Alexandria y los forasteros, ya tenemos la respuesta. Un desgraciado cúmulo de circunstancias puede acabar con Rick y los suyos fuera del "paraíso" o tomándolo a costa de sus habitantes.
Sobre todo el episodio planea una idea central, detonante de los acontecimientos que luego vendrán. Se trata de la incompetencia de los que están al mando en el pueblo, experiencia que les falta para hacer frente a los problemas que plantean los caminantes y de la que los protagonistas de la serie van sobrados. Se ve que han pasado varios días o semanas después del último capítulo y la rutina se ha impuesto en la vida de todos ellos. Abraham está trabajando para conseguir materiales para reforzar el muro cuando reciben el ataque de los zombies. Su intervención se muestra decisiva para salvar la vida de Francine, lo cuál se verá recompensado por un ascenso, bien recomendado por Tobin, que reconoce su labor. El ex militar no está llevando bien su adaptación a su nuevo rol en la vida, echa de menos el fragor de la batalla, por eso se le ve plenamente feliz cuando está rodeado. Ahí es donde se siente cómodo, competente.
No sólo en el hilo de Abraham vemos que la incompetencia se paga caro en un mundo postapocalíptico. Glenn, Tara, Eugene y, sobre todo Noah, se llevan la peor parte en una secuencia genial de acción marca de la casa. Primero Aidan dispara a la granada de un zombie, provocando la explosión que acabará con su vida y casi con la de Tara. Antes de que el hijo de la lideresa muriera, observamos que Nicholas quiere dejarlo atrás, así funcionan ellos, cosa que Glenn no acepta. El sálvese quien pueda a toda costa es el mayor síntoma de incompetencia y, sobre todo, de cobardía, como demuestra en la escena que le cuesta la vida a Noah, que nos pilla por sorpresa. Fantástica escena, por cierto, con el nivel de imaginación con que The Walking Dead nos deleita de vez en cuando. Al rescate Eugene, que por fin ha comprendido lo que hay en juego y ha intervenido por el bien del grupo cuando estaba todo perdido, dejando de lado su habitual cobardía y demostrando que podemos albergar esperanzas con este personaje.
Mientras Rick sigue a lo suyo, patrullando la ciudad y tonteando con Jessie, Carol recibe la visita de Sam en busca de sus galletas, que parecen su obsesión aunque la realidad es que enmascara su deseo de no estar en casa y ella no quiere establecer relación con el chico a sabiendas de que su paso por Alexandria puede ser anecdótico y otra carga como lo fueron las hermanas Lizzie y Mika sería insoportable para una persona que toma decisiones difíciles con mucha facilidad. La escena en la que le dice a Rick que tendrá que matar a Pete es otra gota más que va a parar a un cántaro que está a punto de romperse.
Aparentemente todo fluye como la seda en Alexandria, pero todo se puede estropear con malentendidos y malas decisiones. Deanna no está muy convencida de darle tanto poder que al grupo de Rick, merecido por otro lado, pero si a esto le unimos la semilla que le ha sembrado en la cabeza el padre Gabriel, puede llevar a la "Gobernadora" a tomar malas decisiones, a pesar de que creo que no ha hecho mucho caso de las revelaciones del cura. A esto tendremos que añadir la versión que da Nicholas sobre la muerte de Aidan, que puede precipitar sus decisiones abatida por el dolor. Por otro lado están Rick y los suyos, que se verán amenazados ante la hipotética hostilidad que se les puede presentar, las ganas de impartir justicia a Pete y el duelo ante la muerte de Noah. Un polvorín a punto de estallar.
Spend ha sido un capítulo brillante de los que eclipsan a los malos momentos que nos pueda ofrecer The Walking Dead. Repleto de acción, ha conseguido mantenernos en vilo durante cada minuto y que nos plantea un desenlace potencialmente devastador. Para terminar, me gustaría comentar un par de ideas. La primera es lo violenta que han sido las muertes de los dos personajes, recreándose en lo gore como en sus primeros tiempos. Muy dolorosas ambas, pero también La segunda es una reflexión sobre el número de personajes que componen la serie, puesto que me parecen excesivos. A veces es complicado empatizar con alguno de ellos por el escaso tiempo que tienen para desarrollarlo. Por supuesto, me vienen a la mente Eugene y Abraham, de los que apenas hemos escuchado unas pocas frases en este 2015, ya casi no recordaba sus voces. Por tanto, creo que hacer el reparto menos coral sería una buena opción para que muchos personajes se desarrollen con cierta coherencia.
Comparto totalmente lo del exceso de personajes. A Game Of Thrones le funciona pero a TWD no, simplemente no te permite comprender los personajes
ResponderEliminarMe encanta como Carol termina de pasarse al "lado oscuro" sin ningún tipo de remordimientos. Se ha vuelto uno de los personajes mas fuertes de carácter e ideas, y eso siempre es bienvenido, ya hay demasiados personajes tibios y pusilánimes en la serie.
ResponderEliminarAun siendo por todos los motivos incorrectos, la violenta objetividad de Carol se vuelve necesaria: el grupo de Rick necesita construir sus propios muros internos, y Carol apuntalándolos.
Porque en Game of Thrones nunca están todos juntos, por eso me gustó tanto la segunda parte de la cuarta temporada, cuando estaban todos separados.
ResponderEliminarPor eso, saben manejar la situación de tantos personajes, The Walking Dead no sabe
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