Unbreakable Kimmy Schmidt: cuando Netflix conoció a NBC

Las expectativas estaban altas, pero también sabíamos que no podía fallar, por mucho feo que le hiciese NBC y la vendiese a Netflix cual trasto del cual te arrepientes haber comprado en un rastrillo. Pero oye, no está hecha la miel para la boca del asno.

Unbreakable Kimmy Schmidt es el retorno a la televisión de muchas mujeres que estábamos deseando volver a ver desde hace un par de temporadas. A la primera de todas la tenemos en esta ocasión detrás de las cámaras: Tina Fey, que se vuelve a poner al frente del equipo de 30 Rock. Aunque no veamos a Liz Lemon, su sello está por todas partes: mujer desastrosa y catastrófica con los arrestos muy bien colocados poniéndose el mundo por montera y que le echen lo que haga falta en Nueva York rodeada de un puñado de gente que no se sabe si ayuda más que lastra, pero con los que te echas unas risas finas.

La siguiente en discordia es Jane Krakowski, la gran diva Jenna Maroney en 30 Rock, que vuelve a encarnar un papel de secundaria estelar robando escenas como ninguna (o como de costumbre, realmente). Posteriormente ampliamos. Y, por último pero no por ello menos, Ellie Kemper, que se hizo un huequecito en nuestros corazones en The Office interpretando a una ingenua y tierna recepcionista y tras ese papel ella era perfecta para meterse en la piel de Kimmy y protagonizar la serie que hoy os recomendamos para devorar este fin de semana.

¿Quién es Kimmy Schmidt? ¿Y por qué no se la puede romper? Kimmy es una chica que, tras quince años secuestrada en un búnker junto a otras tres mujeres por un reverendo que las hacía creer que el mundo se había acabado, es rescatada y soltada en Nueva York. Tan sui géneris como suena en la teoría, tan genial como es luego en la práctica.

Puntos a tener en consideración: desde los 14 años no ha conocido más mundo que el búnker y más gente que sus compis de secta. Ahora móntate una vida desde cero en la ciudad más chunga del planeta, morena. ¡Y lo hace! Cual perrete de andar por casa que sueltas en la sabana africana, pero con mucho salero.

Ahí entra el juego el resto del reducido pero solvente reparto. Titus, encarnado por Tituss Burgess (otro amigo de la Fey y 30 Rock), compañero de piso de Kimmy con un sueño: triunfar en el mundo del musical tras sus 20 audiciones fallidas para El Rey León. El fabuloso, divinísimo y excéntrico Titus será el principal apoyo de Kimmy en su periodo de adaptación al ciclo vital.

Y luego llega Lady Krakowski, interpretando a una mujer de la alta sociedad neoyorkina, superficial y negligente como ella sola, que contrata a Kimmy para cuidar de sus niños porque, por motivos más que lógicos, ella está demasiada ocupada con sus visitas al dermoginecólogo y donando sus toallas a indigentes con sus mismas iniciales. Dadivosa como ninguna.

Conocéis a los personajes, conocéis el estilo (comedia que todavía rezuma NBC, que aunque sea una cadena que maltrata mucho a sus series, sus ejecutivos saben elegir guiones bien escritos por lo general) y sabéis que Netflix pocas cosas malas ha hecho desde que se ha puesto a deleitarnos con su producción propia. Júntalo todo y te sale Unbreakable Kimmy Schmidt, que en sus primeros episodios ya nos ha enamorado perdidamente.

Contras. Siempre hay que sacar contras, que luego nos llaman palmeros: pecan de moralina y supuesta historia de inspiración. Todo muy empoderamiento de la mujer y que podemos con lo que nos propongamos y hay una vida mejor esperándonos y no sigo porque aquí hemos venido a reírnos y no a dormirnos con canciones que ya tenemos muy escuchadas. Lo obviamos, se lo perdonamos, y que siga el hype. Que siga.