NBC nos presenta su más reciente drama para esta temporada. Conspiración, política, terroristas y mucha acción son los ingredientes de American Odyssey que llega con la pretensión de ocupar el trono de las thrillers televisivos.
La sargento Odelle Ballard (Anna Friel, Pushing Daisies) y su tropa están en una misión en el norte de Africa para dar con el paradero de un comandante de Al Qaeda. En ese proceso, encuentran documentos que ponen en evidencia el apoyo económico de una corporación estadounidense a ese grupo terrorista. Tras este descubrimiento, la cuadrilla de la Ballard es asesinada por un grupo de militares contratado con fines privados. Ella sobrevive a la masacre y comienza un viaje para salvar su vida y volver a su hogar, mientras todo el mundo asume que ella ha muerto en combate.
Mientras tanto, un activista político intenta desenmascarar a quienes están detrás de la desaparición de la sargento Ballard. Además, un abogado corporativo —que trabaja para la empresa que ha financiado al grupo terrorista— ya está tras la pista de sospechosos movimientos económicos en su misma compañía.
Con este argumento, American Odyssey nos presenta tres líneas dramáticas que convergen en un relato sobre cómo exponer una verdad cuando no se tienen los medios, ni el apoyo para mostrarla. Esa será la ruta que persigue esta odisea americana.
El piloto de la serie es dinámico y muchas situaciones acontecen en los primeros 40 minutos que intentan situarnos en el argumento de la historia. Estos momentos requerirán de toda nuestra atención para seguir de cerca el relato.
La serie tiene grandes pretensiones y la recepción por parte de la prensa especializada ha sido mixta, pues a estas alturas todos miran con recelo las producciones que hagan alusión a la palabra “conspiración” y que posean toques de Homeland.
Dejando de lado las odiosas comparaciones, la serie es entretenida y se atreve a plantear un tema que no es discutido a menudo en cadenas de abierto: intereses económicos detrás de la guerra contra el terrorismo y cómo los soldados de los Estados Unidos son accesorios desechables en ese esquema. Esa es la premisa de la serie y desde esa perspectiva es una producción valiosa. Y por ellos, esta producción es más que cualquier otra historia sobre conspiraciones.
American Odyssey no posee un discurso yanqui, no es molestamente patriota y no nos habla de la supremacía norteamericana. Además, la serie no tiene protagonistas que sean héroes antes de comenzar la historia y estos son gratos ingrediente para los espectadores no estadounidenses.
Aún así, American Odyssey huele refritos de historias contadas en los canales de cable por donde se le mire. Si bien su premisa es valida, su ejecución es deficiente y cae en varios clichés narrativos que pueden ser tolerados por paladares poco exigentes y que valoren la acción.
Actualmente, la oferta en el mercado seriéfilo es abundante en este tipo de historias y está no es la mejor versión de ellas, sin ser mala que eso quede claro.
Respecto a las audiencias, la serie ha tenido un estreno flojo que augura una difícil renovación de una segunda temporada. Ahora, con los datos que os he entregados, vosotros debéis ser los jueces finales de si esta historia califica o no para ocupar un lugar en vuestra agenda televisiva.
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