Lo cierto es que la última temporada de Girls ha puesto de manifiesto la sofisticación de las historias, las tramas y la exploración de los personajes de su creadora Lena Dunham. Esta última, recientemente acabada, ha sido una tanda de episodios de calidad bastante notable, muy superior, en mi opinión, a la de la tercera temporada de la comedia de HBO.
Es cierto que los temas subyacentes, constantes en la narración de Dunham, son los mismos: la búsqueda de uno mismo, el afán por perseguir los sueños, los varapalos que ofrece a los jóvenes el mundo real, la persecución del amor en su vertiente más romántica… Pero si la tercera temporada estaba marcada por la clara animadversión que hacía suscitar hacia sus protagonistas, un grupo de niñas pijas con un sentido bastante cuestionable de la amistad y la lealtad; en esta ocasión, Girls nos ha mostrado a estas mismas jóvenes embarcándose por fin en la temible madurez. Todo ello, como siempre, con un humor inteligente, absurdo y muy honesto.
Por otro lado, la mofa constante del hipsterismo de Brooklyn sigue dando cabida a escenas de lo más delirantes (¿Ese ex novio de Mimi Rose que se pasea masticando un cepillo entre los dientes?).
Pero vayamos a analizar las desventuras de Hannah y la trama principal de Girls. La cuarta temporada comenzaba su llegada a la escuela de escritura literaria en la que había sido aceptada, un camino que la alejaba temporalmente de Adam y de Nueva York. Pero, por desgracia, a Hannah no se le daba bien encajar en este nuevo sistema de formación reglada para graduados universitarios, ni conseguía llevarse bien con sus compañeros de clase. El egocentrismo de ella y su poca ortodoxa voz literaria le convertían en una auténtica outsider, y le hacían plantearse que quizás lo de hacer de la escritura una profesión estaba lejos de convertirse en una realidad. Así que, frustrada, confusa y decepcionada, volvía al Nueva York familiar y al calor de los suyos. Sin embargo, al llegar a su antiguo apartamento la pobre Hannah descubría con estupefacción que el que creía todavía su compañero había pasado página e iniciado una nueva relación a sus espaldas.
El factor Mimi Rose
Engañada y aturdida, Hannah se encerraba en su antigua habitación, donde ahora cohabitaban su ex y su nueva novia, en un episodio botella lleno de diálogos brillantes y giros memorables. Durante su duelo, todo el plantel de amigos se pasaba por el apartamento para intentar animar o hacer entender a Hannah lo que había pasado y por qué. Además, la nueva novia de Adam, Mimi Rose, acrecentaba los complejos de Hannah, no sólo por haber sido elegida por su ex, sino por tratarse de una talentosa y creativa joven dedicada en cuerpo y alma a triunfar en el circuito del arte contemporáneo neoyorquino. Una auténtica amenaza para Hannah, inmersa en su propia deriva existencial.
Episodios después, la incipiente relación de Adam y Mimi Rose se resquebrajaba por problemas de confianza, compromiso y los antiguos ex que volvían a revolotear alrededor de la pareja.
En cuanto a Jessa, entre sus idas y venidas constantes, resultaba ser la alcahueta que había maniobrado para acercar a Adam y Mimi Rose en ausencia de Hannah, con el firme propósito de ligarse ella al ex de la joven artista, Ace (el del cepillo en la boca), un hipster vuelto de tuerca genialmente interpretado por Zachary Quinto (uno de los grandes actores invitados esta temporada junto al director Spike Jonze en el episodio final, donde interpreta a un agente de la industria musical). También en esta temporada hemos visto un acercamiento en forma de extraña pero tierna amistad entre Jessa y Adam, unidos por las adicciones y los devaneos amorosos.
Los problemas laborales
Además de perseguir sus sueños, las protagonistas de Girls sufren constantemente las bofetadas de la vida adulta. Lo vimos con Hannah y su frustración tras abandonar la escuela de escritura y quedó perfectamente reflejado con la subtrama protagonizada por Shoshanna, quien, tras graduarse en la universidad, era constantemente rechazada en sus primeras entrevistas de trabajo. Con una autoestima baja, decidía poner todo de sí misma en ayudar a Ray a perseguir su carrera política. Y es que Ray, el más honesto y maduro de todos los personajes, se decantaba por esta vía tras ir a protestar a la junta de su distrito ante un problema de tráfico y contaminación acústica en su vecindario.
Al parecer la política le va bastante bien a la mitad del elenco masculino de la serie quien, no obstante, sigue enamorado de Marnie después de su aventura. No obstante, Marnie, que empezaba temporada siendo la amante del joven actor y músico Desi, junto al que también pretendía asegurarse entrar en el mundillo de la industria musical, terminaba convirtiéndose en su prometida. Eso sí, en el último capítulo, Ray, contrario a la relación, se enfrentaba a su némesis y le espetaba a Desi que no estaba para nada a la altura de Marnie ni nunca lo estaría. Una charla que tendría imprevistas consecuencias en el capítulo final de Girls, en el que Marnie terminaba por enfrentarse en solitario a una actuación en directo ante decenas de críticos musicales.
Tras su debacle como escritora, Hannah, dispuesta a explorar nuevos horizontes profesionales, empezaba a trabajar en un instituto como profesora. Eso sí, una vez más, volvía a caer en conductas erráticas. Así, se hacía amiga de una de sus adolescentes alumnas, quizás motivada por un anhelo de recuperar una inocencia y candidez perdida, lo que le acarreaba problemas con el director del centro. ‘Límites Hannah’, le recomendaba su jefe en una charla con la que no terminaba de conectar.
La verdad es que ha sido una temporada dura para Hannah ya que, a estas desventuras personales y profesionales, se añade la repentida salida del armario de su padre. Sí, esa pareja que ella tenía como ejemplo de unión inquebrantable también se disolvía ante sus ojos. Una noticia que, pese al drama, traía grandes dosis de comicidad a la serie.
El parto final
En el décimo episodio y último, Adam y Hannah volvían a juntarse ante el inminente parto de la excéntrica hermana de él. Decidida a dar luz en su propia bañera, las complicaciones derivadas de la inapropiada colocación del bebé, llevaban a una nueva confrontación entre los hermanos. Al final, aconsejado por Jessa, el novio de la hermana de Adam conseguía convencerla para salir del baño e ir al hospital, donde poco después nacería una criatura con nombre de celebrity: Jessa-Hannah Bluebell Poem. Eso sí, ello provocaba una epifanía en Jessa que, de repente, veía claro su futuro como terapeuta. Además, a su llegada a casa, Shoshanna le informaba que ella también tenía buenas noticias: se iba a Japón a trabajar con una empresa americana (no sin antes dudar sobre qué hacer tras haber empezado a salir con un joven empresario). Veremos en qué derivan estas decisiones en la próxima temporada.
Por otro lado, junto a la incubadora, al final del episodio, Adam confesaba a Hannah que había roto con Mimi Rose, que había estado confuso, cometido errores, pero que quería volver con ella. No obstante, tras lo vivido y sufrido, ella le decía con voz temblorosa que no podía, de ninguna manera. Este final llevaba a una última escena invernal totalmente insólita en la serie (siempre se rueda en verano) en la que Hannah paseaba varios meses después por las calles de Nueva York con su nuevo chico, también profesor del instituto, con quien había tenido una cita en medio de su despecho con Adam.
Pero, ¿durará esta relación o volverán los eternos amantes a juntarse? ¿Y qué pasará con las carreras de los demás protagonistas? ¿Y sus relaciones amorosas? Habrá que esperar casi un año para comprobarlo, con la llegada de la quinta entrega de Girls, con la que volvernos a reír gracias a las ingeniosas ocurrencias de esta genial narradora que es Dunham, quien ha sabido retratar con inteligencia las paradojas y contradicciones de la generación de los millennials.
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