Los
británicos tienen una larga tradición de literatura fantástica, que siempre ha
sido tratada sin etiquetas ni menosprecios, de tú a tú con cualquier otro
género. Ese respeto se ha trasladado también al audiovisual y han sabido jugar
con sus letras ya sea con películas o con geniales adaptaciones para televisión
(a las versiones sobre las obras de Terry Pratchett me remito). La BBC ha
vuelto a subir la apuesta con el estreno de Jonathan Strange & Mr
Norrell, una novela de Susanna Clarke con un rico universo propio.
En
ella se mezcla una Inglaterra en pleno conflicto contra Napoleón con las
aventuras de dos magos muy diferentes, que revivirán la magia perdida en el
país mientras se enfrentan a sus propios demonios. Toby Haynes y Peter Harness
asumen la titánica tarea de convertir las casi mil páginas escritas por Clarke
en una miniserie con siete entregas en las que no falte el misterio y la
acción. ¿Imposible?
El
libro no sólo cuenta con una descripción pormenorizada de personajes sino que
la historia se expande gracias a multitud de pies de página. Estas
circunstancias se reducen al mínimo en la pequeña pantalla (por ejemplo, las
primeras semanas de Norrell en Londres), por lo que a veces se pierden detalles
que perfilan la psicología de los personajes. Sí, volvemos al eterno debate
sobre las adaptaciones y hasta dónde se debe cambiar el material original.
En
este aspecto, uno de los aciertos de lo visto en este primer episodio es la
presentación de todos los protagonistas al mismo tiempo, evitando la estructura
creada por la autora, lo cual favorece el ritmo de la trama. Además, los
efectos especiales –al nivel de cualquier producción cinematográfica– revelan
el gran mimo con el que el ente público británico ha tratado esta serie.
Un plantel de actores bien escogido
Hablar de la perfecta ambientación de época sería redundante: todos sabemos que nadie puede retratar el siglo XIX como los británicos, haya magia de por medio o no. Y más allá de las localizaciones hay que destacar el trabajo de fotografía e iluminación, junto con una lista de nombres conocidos en el audiovisual anglosajón:
Eddie
Marsan (Tyrannosaur, Ray Donovan) encarna al señor Norrell y vuelve a
demostrar que se mueve como pez en el agua en los personajes complejos, que
esconden sus miedos bajo una fachada de indiferencia. Frente a él nos
encontramos con Bertie Carvel, que se estrena como protagonista después de una larga
carrera en el teatro y varios papeles secundarios en series como The Wrong
Mans o Sherlock.
Tampoco
hay que dejar de lado la presencia de Charlotte Riley (Peaky Blinders),
Marc Warren (que tras la magnífica temporada en The Musketeers, pone sus
dotes camaleónicas al servicio del misterioso “caballero con el pelo como
vilano de cardo”) o Paul Kaye. Parece que este último le ha cogido el gusto al
look de Thoros de Myr en Juego de Tronos y tras usarlo en Ripper
Street vuelve a repetir estilo en esta producción. Pero creo que la gran
sorpresa va a ser Enzo Cilenti, interpretando al inteligente Childermass, un
personaje en principio secundario pero que poco a poco va atrapando al lector
en la novela original.
Ha sido un piloto con fuerza (la BBC nos malcría, es un hecho) que
ha sentado las bases perfectas para los siguientes episodios a través de un uso
muy inteligente de los símbolos –la presencia constante del cuervo, las hojas en
la indumentaria de Warren, las cartas del tarot–. Os
dejamos un fragmento de la profecía del Rey Cuervo, citada en este primer gran
episodio y que resume a la perfección lo que podréis esperar de las próximas
seis entregas: misterio, acción y un camino oscuro…
Dos
magos aparecerán en Inglaterra… El primero me temerá; el segundo deseará
contemplarme; el primero estará gobernado por ladrones y asesinos; el segundo
conspirará para su propia destrucción; el primero enterrará su corazón en un oscuro
bosque, bajo la nieve, y aún así sentirá dolor. El segundo verá su posesión más
preciada en manos de su enemigo. El primero pasará su vida solo; él será su
propio carcelero. El segundo andará caminos solitarios, con la tormenta sobre
su cabeza, en busca de una torre oscura sobre una alta colina. Yo estoy sentado
en un negro trono en las sombras, pero ellos no me verán. La lluvia me abrirá
una puerta y yo la cruzaré. Las piedras harán un trono para mí y yo me sentaré
en él…
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