Resolver crímenes con un toque sobrenatural —real o usando un conocimiento profundo de algún campo—, un estilo de procedimental a la orden del día. No es nada nuevo, pero que ese "toque" sea el ser un zombie es algo que choca un poco más. La premisa de iZombie, la última serie de Rob Thomas (Veronica Mars) era una verdadera locura que difícilmente podía ser tomada en serio, pero tenía un no sé que qué sé yo que nos recordaba a la Vero de la joven Kristen Bell y ya dijimos que confiábamos en que apuntaba maneras. Efectivamente, así ha sido y la primera temporada se nos ha hecho corta y celebramos su renovación cuando ésta por fin se anunció.
Aunque viendo el piloto parecía que la serie iba a orientarse más hacia el lado procedimental, si bien todos los episodios han tenido su caso, finalmente la trama horizontal ha ido ganando terreno inmiscuyéndose incluso en las resoluciones semanales hilando historias para llevarnos hacia el mismo punto. Por un lado hemos visto a Liv lidiar con su naturaleza ayudando a resolver los asesinatos mientras Mayor, su ex-prometido iba acercándose más y más a la verdad zombie que envuelve a la ciudad de mano de Blaine y 'Candyman'; por otra, a Ravi tratando de encontrar una cura para el zombiísmo usando ratas; y finalmente la causa de esta extraña enfermedad (cuidado con las bebidas energéticas, chicos) de los amantes del picante y la casquería que tan extendida parece estar en secreto, llegando hasta las altas esferas de la policía.
Lo mejor de esta temporada es que, además de ir logrando despertar en nosotros cada vez más interés en la historia, los personajes y sus formas de ser nos han ido ganando por completo, no únicamente la protagonista, sino todos, hasta el punto de darnos una pena tremenda la muerte del atractivo novio zombie teñido (Bradley James, Merlin) que tan predeciblemente sabíamos que llegaría al estar Mayor aún revoloteando. La Liv de Rose McIver nos recuerda mucho a la pizpireta e ingeniosa Veronica, cosa que adoramos, y Ravi, Mayor y Peyton son la panda de amigos (o algo más) que todos querríamos —aunque no sepamos el futuro de las relaciones con dos de ellos en la segunda temporada—. Además, David Anders recupera con Blaine el estilo de villano que hace una década nos regaló en Alias con su Julian Sark, y nos encanta. Tal vez Clive sea el personaje que menos nos importa, posiblemente por ser ajeno al problema principal, sirviendo únicamente de nexo con los casos de asesinato, y aún así mal no cae.
Un reparto excelente unido a una historia interesante coronado con una retahíla de referencias infinitas han hecho que iZombie pase de ser una propuesta que mirar de reojo y con miedo a una serie que esperamos con ansia.Todos zombies... y tan felices. Eso sí, sin zombie-mode.
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