Cada año llevo peor la promoción "fantasma" de American Horror Story; es algo que me sobrepasa. En cuanto acaba la temporada anterior, Ryan Murphy ya comienza a desvelar detalles de la siguiente. Su Twitter, con más de 700.000 seguidores, se ha convertido en la mejor herramienta de marketing de la televisión, y en el sustituto de las notas de prensa más inestable y sensacionalista del sector.
Todo es noticia, hasta el olor de los pedos de Lady Gaga. Murphy lo sabe, y lo explota. Nosotros, tragamos.
Repito: lo llevo mal. Este año, por partida triple. Con tres series de estreno en el horno, Hotel, Scream Queens y American Crime Story —esta última solo la produce, así que no se molesta ni en mencionarla aunque a los medios eso no les ha importado—, esta promoción fantasma se ha hecho cuesta arriba. Cada semana, un detalle nuevo: un adelanto de la(s) trama(s), un fichaje, el nombre de un personaje, un rumor sobre cómo acabará, quién se acostará con quién. A Ryan Murphy le encantan los focos; a través de sus estrellas y sus desequilibradas series absorbe la fama que siempre ha deseado tener. Se nota a la legua.
También pesa el que llevamos dos años sin que Murphy levante cabeza. Con Glee en horas bajas y preparando su misa de réquiem, y American Horror Story pasando por Coven —de la que soy muy fan, pero en la intimidad— y después por Freakshow, está claro que al productor le da absolutamente igual lo que reciban los fans de sus series, mientras él tenga algo de lo que hablar. Para él, el marketing se acaba el día que comienza su serie: son los meses previos cuando su campaña, violenta y sanguinaria, se asegura que todo el mundo preste atención a lo que sea —literalmente, lo que sea— que tenga que contar. Lo que venga después, es lo de menos.
Este año he tenido que seguir muy de cerca la actualidad de Hotel y este bombardeo injustificado me ha quitado las ganas de ver la nueva temporada. El "hotel" podría dar tanto juego como las brujas o un circo siniestro, así que el escenario no es suficiente. Los actores, novatos y veteranos, entran dentro de los cánones de Murphy —ellas, opulentas; ellos, objetos sexuales—, pero esta vez tienen mucho más maquillaje y purpurina, y algo me dice que los one-liners van a ser de escándalo. Ya se han adelantado una decena de tramas que seguramente acaben por ser olvidadas hasta por los guionistas. Y, además, está Lady Gaga, con sus millones de fans que no sé si la vieron actuar en el Saturday Night Live. Yo sí.
En definitiva, es como si ya hubiese visto Hotel.
Creo que Hotel es la primera temporada de American Horror Story que voy a ver sin expectativa alguna. Mejor dicho, la voy a ver pensando que va a ser lo peor, pero al mismo tiempo guardaré algo de esperanza.
Tal vez me sorprenda. Tal vez no. De todas formas, le guste o no a alguien, nadie hablará de ella en cuanto Ryan Murphy empiece a contar detalles de la sexta temporada: American Horror Story: Television.
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