Esta semana ha terminado la sexta temporada (¿y posiblemente la serie?) de Rookie Blue, aunque no en Estados Unidos, donde todavía van con algún episodio de retraso.
Rookie Blue nunca ha sido una serie demasiado popular. Al fin y al cabo, se trata de un policíaco canadiense que quedó relegado a los veranos. Pero lleva ya 6 temporadas y a algunos nos cautivó desde el primer minuto. Ha tenido sus más y sus menos, sus momentos más inspirados y otras tramas que no lo fueron tanto. Pero esta última temporada ha sido de las mejores, incluyendo una trama principal que nos ha mantenido enganchados como nunca.
Sam Swarek y Andy McNally se convirtieron hace años en una de esas parejas imposibles que pasan a la historia de la televisión por no encontrar nunca el momento de estar juntos. De esas que obsesionan y nos hacen sufrir. Ahora, por fin como pareja oficial y seria, los protagonistas se enfrentaron al enésimo obstáculo: Margo está embarazada de Sam (hecho que parece imposible: ¿acaso no pasa el tiempo en este serie? ¿cómo es posible que Margo esté embarazada?). Sin embargo, en lugar de optar por la vía fácil y añadir aún más drama a esta pareja, los guionistas decidieron que Andy ya es una persona madura y nos deleitaron con una bonita escena en la que se comprometían a no dejar que este incidente afectara sus vidas. Después vino la proposición de matrimonio... y la boda feliz.
La otra trama principal de la temporada ha sido la investigación de la bomba que casi mató a Andy el año pasado. Epstein y Margo creían en la posible implicación de alguno de sus compañeros y también sospechamos de la nueva incorporación, Juliet, que al final resultó ser de Asuntos Internos.
Probablemente el mayor shock de la serie (después de la muerte de Jerry en la tercera temporada), fue descubrir que Steve Peck había sido el culpable, compinchado por supuesto con Santana. Y la pobre Tracy se queda otra vez sin novio. La verdad es que fue bastante sorprendente, aunque me hubiera gustado que no fuera él. Oliver Shaw sufrió en el proceso, ya que fue acusado del crimen. Pero todos sabíamos que Oliver no era. Nunca. Jamás.
Mientras tanto, Nick se embarcaba en una relación con la novata de Asuntos Internos, Epstein y Chloe continuaron con sus más y sus menos y Chris... siguió siendo Chris, a nadie le importa demasiado. Gail tuvo que lidiar con la historia de la adopción y el descubrimiento de la traición de su hermano.
El final del último episodio nos supo bastante a series finale. Para empezar, tuvimos boda, los protagonistas se quedaron juntos en la unidad 15, Nick se despidió de Andy y Shaw terminó el capítulo diciéndole a Andy la popular frase del piloto: Serve, protect and don't screw up.
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