Aún nos quedan un par de semanas de verano y justo ahora que la temporada
estival empieza a flaquear y la regular no comienza hasta finales de septiembre, nos preguntamos: ¿qué vemos? Los hábitos del seriéfilo en verano se resumen en
compaginar playa y tele los más afortunados y, los que menos, nos apañamos con
devorar ingentes cantidades de metraje
hasta que ya no sabes en qué cadena se emite lo que estás viendo o si has empezado
a repetir capítulos.
Sumado a que la reentré se lleva
mejor si tienes algo en lo que refugiarte al volver a casa, os vamos a sugerir
unos cuantos retos en lo que analizamos las
opciones más frecuentes a la hora de emprender un maratón seriéfago —que no
seriéfilo ya—.
Una leyenda de la televisión
No tenemos muy claro si la tercera edad de oro de la televisión sigue en
pie todavía, si vivimos en negación sobre su presunta decadencia o si ya empalmamos
con una cuarta y que levante la mano el primero que la vea llegar. Sea como
fuere, en la televisión moderna tenemos ya
una serie de títulos que se han ganado un hueco en los altares de la cultura
popular.
Desde las virguerías de estilo de Whedon en Buffy, pasando por los primeros ensayos fantásticos de J. J. Abrams
en Alias, el juego del formato de 24 o la generación de 2004 en sí con Grey’s
Anatomy, Desperate Housewives, Battlestar
Galactica, Veronica Mars y
aquella que lo cambió todo: Lost. Series
con un alto conteo de episodios que marcaron precedente en sus respectivos
géneros y a día de hoy aún se les intenta encontrar sustituto.
Una serie densa, de esas que te dan miedito
“Son series de personajes.” “No todo son cliffhangers y tiroteos y el malo
del episodio en las series de verdad.” “Lo mejor es cuando sobran las palabras
y con los silencios se dice todo.” Multitud de topicazos hemos dicho sobre esas
series que, como diría Don David Simon, mandan
a tomar por culo al espectador medio.
Opiniones aparte, estas series de ritmo pausado que no se valen de premisas
extremas son algo que hay que aprender a disfrutar. The Sopranos, Six Feet Under, The Wire, Deadwood, Mad Men, Breaking
Bad, Boardwalk Empire… En su mayoría
títulos del cable que son también leyendas en esta división elitista que una vez hecho el paladar a la narrativa de la
calma y el detalle uno entiende por qué están encumbradas en una especie de
olimpo catódico.
Una comedia de media hora, para rebajar
No todo puede ser drama en los discos duros y las televisiones porque la
vida no está para penas constantes. Cuando
pensamos en comedias para sugerir no damos abasto. Dentro del amplísimo
abanico de subgéneros que nos ofrece la comedia podemos ir desde lo más
sencillito como How I Met Your Mother,
The Big Bang Theory o 2 Broke Girls a series más elaboradas
con un humor que aspira a la Academia y no sólo al gran público como The Office, 30 Rock o Veep.
Las tenemos también con su correspondiente punto de drama como Weeds, Sex and The City o Nurse
Jackie o en edición coleccionista
convertidas directamente en series de culto, véase It’s Always Sunny in Philadelphia, Broad City o Community.
Para todos los gustos y colores, hasta que del empacho sea todo un borrón.
Un guilty pleasure
Hemos hablado ya de la edad de oro.
Ahora vamos a defender el valor de la bisuta. La función de entretener la
puede realizar igual y en ocasiones hasta mejor que la más fina canela de HBO.
Piedras a mí. La definición de guilty pleasure la tenemos muy vista, así que
pasemos directamente a los ejemplos.
Hablamos de los volantazos narrativos de Scandal, del despeñamiento del rigor absoluto de Pretty Little Liars, de Glee y sus ocho secuencias videoclip por
episodio, del hiperrealismo de Gossip
Girl o de los momentos bochorno de Revenge.
Que nadie diga que son malas. Son
especiales. Y en caso de que queráis ser radicales o tengáis un gusto muy,
muy amplio, cualquier serie reciente de SyFy hecha con un croma os sirve.
Un estreno que no te dio tiempo a ver la temporada pasada
Esta opción es para los más
cagoncetes que no se atreven a meterse con más de 22 episodios. El verano
también es momento de ponerse al día con todo lo que tuvimos que dejarnos por
el camino durante el otoño y el invierno.
The Affair, Empire, How to Get Away with Murder, Unbreakable Kimmy
Schmidt, The Flash, Jane The Virgin, Daredevil… Diversidad de títulos que han salvado la temporada y que con toda probabilidad alguno os
habrá entrado por la promo o por las críticas y no os habéis arrancado aún a
probar. Tenéis un mes mínimo para que desfilen.
Esa serie de la que todo el mundo habla y que no sabes exactamente por qué no ves
¿No tienes opinión del final de Lost?
¿Te dicen Heisenberg y tú te preguntas qué clase de postureo se lleva ahora
para resucitar mitos de la poca filosofía alemana que te suena del instituto? ¿Quién coño es Jon Snow y qué dices que le
ha pasado? No hay derecho que llegues un lunes a Twitter y no entiendas por
qué la gente despotrica de The Walking
Dead o los misterios insondables de cuándo se puede comentar Orange Is The New Black abiertamente
sin incurrir en spoiler. Además, estamos esperando nuevos fans para la última
temporada de True Detective. Puedes
ser tú.
El FOMO o Fear Of Missing Out (Miedo a perderse algo) es una motivación tan válida como otra cualquiera para marcarse un
maratón veraniego. Y si la juntamos con el arte del hate watching, mejor que mejor.
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