¿Es este el mejor comienzo de temporada de Scandal? Lo es. Un sentimiento único, mezcla de ilusión, complicidad, decepción, sorpresa, esperanza e indignación, llena nuestro pecho al ver que el Presidente ha hecho pública su relación con Olivia y la sangre de los republicanos más conservadores hierve bajo ese gélido rictus.
Verles extremadamente felices mientras se escuchan las palabras de indignación de la antigua Vicepresidenta es un placer incomparable, a la vez que nos hace temer lo peor sobre el futuro de la Primera Dama. Lonely Mellie, como ya la apodan los medios, podría perder muchísimo tiempo en pantalla, además de su presencia en la Casa Blanca.
Pero todo es una ilusión. Todo. La complicidad y la ilusión permanecen cuando Liv y Fitz se separan antes de entrar a una cena de gala con la reina y los príncipes de algo así como el Divided Kingdom, y la decepción desaparece completamente sabiendo que Mellie seguirá haciendo sus vidas un poco más complejas y las nuestras un poco más felices.
Pronto aparece la congoja. La historia de cuento de hadas, que podría ser la de William y Kate, se tiñe de negro con la muerte de la princesa, muy similar a la de Lady Di. Solo falta el amante multimillonario. Y el príncipe enamorado accede a ser fotografiado en la morgue para evitar la publicación de las instantáneas del accidente. Realmente es una de las pocas tramas episódicas que consiguen calar hondo. Es la historia más humana en años.
Ya que se le prohibió asistir a la cena de gala, Lonely Mellie llama a Elizabeth North para requerir la presencia de Fitz en sus actos oficiales como Senadora, pero es vapuleada por la nueva Jefa de Gabinete con uno de los mejores discursos jamás escritos. No me malinterpretéis, Mellie es grande, pero es más grande cuanto peor le van las cosas, y Lizzie ha mostrado su valía por primera vez. Justo entonces, Olivia convence a Fitz para que asista al nombramiento de Mellie, Liz se da cuenta de que no pinta nada en todo esto y Abby, que ya venía con miedo de acabar en la calle desde que no está Cyrus, es machacada por la prensa.
Si Olivia hubiera sabido que Fitz estaba a punto de pedir el divorcio, iluminado por la muerte de la princesa, quizás habría pensado otra forma de actuar. Son ya cuatro años con las idas y venidas de la pareja, pero un divorcio ahora no, por favor. Necesitamos que Mellie se gane su puesto en la política nacional y pueda sustituir a Sally Langston al frente del programa de televisión.
Si Olivia hubiera sabido que Fitz estaba a punto de pedir el divorcio, iluminado por la muerte de la princesa, quizás habría pensado otra forma de actuar. Son ya cuatro años con las idas y venidas de la pareja, pero un divorcio ahora no, por favor. Necesitamos que Mellie se gane su puesto en la política nacional y pueda sustituir a Sally Langston al frente del programa de televisión.
Mellie va en busca de Cyrus, que pasa completamente de rogar al POTUS por un puesto de trabajo. Y la todavía Primera Dama se derrumba. A estas alturas, entre unas cosas y otras, Huck nos importa muy poco. Bueno, en realidad, siempre ha sido así. Olivia descubre que se esconde en su apartamento y que necesita terapia de reconstrucción. Ella pasa del tema, pero con cariño, y Huck decide ir a gorronear a otra parte. Ya tenemos trama nueva para Jake. Un poco estúpida, la verdad.
Volvemos a la princesa. Resulta que no es millonario, pero sí existe el amante. Desde que descubren al hacker que manipuló los mandos del coche, se ve venir que esto es un calco de la historia de Lady Di. Shonda, como quien no quiere la cosa, deja caer que Isabel II pudo cargarse a su nuera, si es que no fue Carlos. Quién quiere una historia original cuando puedes crear polémica.
Liv nunca ha estado convencida de hacer pública su historia de amor, pero ahora tiene una excusa gracias a la princesa. Nada de hablar con los medios hasta que no solucionen sus problemas. Como si fuera fácil -o correcto- cambiar totalmente tu forma de ser y de pensar para llevarte bien con un buen compañero de cama. En fin.
Pero no hay nada que hacer. Sin que nadie se lo espere, el programa de Sally muestra imágenes de Fitz & Liv juntos. Se ha desatado el escándalo. ¿Por fin?
Liv nunca ha estado convencida de hacer pública su historia de amor, pero ahora tiene una excusa gracias a la princesa. Nada de hablar con los medios hasta que no solucionen sus problemas. Como si fuera fácil -o correcto- cambiar totalmente tu forma de ser y de pensar para llevarte bien con un buen compañero de cama. En fin.
Pero no hay nada que hacer. Sin que nadie se lo espere, el programa de Sally muestra imágenes de Fitz & Liv juntos. Se ha desatado el escándalo. ¿Por fin?
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