Cuando nos faltan dedos en las manos (y en los pies) para contar las series que vemos a la semana, no queda más remedio que empezar a ser selectivos. Por eso llega septiembre y descartamos rápidamente series que en realidad no están mal pero que no nos ofrecen nada nuevo, porque no tenemos tanto tiempo como para perderlo esperando a que los casos de Blindspot mejoren o a que The Muppets pula su sentido del humor. No es tanto que sus pilotos sean terribles, sino que palidecen en comparación con series que ya vemos.
Pero de vez en cuando la televisión americana nos sorprende con un piloto que redefine el adjetivo "espantoso". De esos que no hacen preguntarnos cómo vieron la luz. Blood & Oil, el último culebrón de ABC, es de esos. Os lo dice alguien que adora Nashville y se tragó Revenge enterita: estamos probablemente ante el peor estreno del otoño. Así que si hay alguien que se planteaba echarle un ojo, os damos cinco razones para que descartéis la idea.
1. Su reparto sin carisma
Que Chace Crawford haya tardado tres años en encontrar trabajo después del final de Gossip Girl no es casualidad. Solo los más fans de la serie recordarán con cariño al actor que dio vida a Nate Archibald, y probablemente no sea por su talento. Y sí, él encabeza el reparto de Blood & Oil, así que tampoco podíamos esperar grandes cosas a nivel interpretativo de esta serie. Pero es que ningún actor (ni siquiera Don Johnson, el único con cierto nombre) consigue que su personaje nos interese lo más mínimo. El carisma brilla por su ausencia, aunque, siendo justos, ni Jessica Chastain y Joaquin Phoenix levantarían ese guión, lo que nos lleva al siguiente motivo para evitar Blood & Oil.
2. Su demencial punto de partida
Gracias al boom del petróleo, Dakota del Norte se ha convertido en un estado en pleno crecimiento económico. Y allá que van los intrépidos protagonistas de Blood & Oil, una pareja de jóvenes guapos pero no muy espabilados que sueñan con montar una lavandería (¿quién no ha soñado alguna vez con montar una lavandería?) y hacerse ricos. Después de conseguir un dinerillo a base de mendigarle a todos sus familiares y amigos, compran unas cuantas lavadoras y deciden llevárselas ellos mismos a Dakota en una furgoneta, con tan mala suerte que acaban volcando en la carretera. Como los electrodomésticos no estaban asegurados, deciden abandonar tanto el coche como las lavadoras hechas trizas y continuar caminando hasta llegar a la localidad más cercana.
En ese pueblo de la América profunda (profunda de verdad, con cabezas de buey en las paredes y nativos supersticiosos que te advierten de que si matas a un animal sagrado quedarás maldito para siempre) alquilar una triste caravana cuesta un dineral y ellos no tienen ni un céntimo. Pero la suerte de Billy y Cody está a punto de cambiar: ella consigue trabajo de farmacéutica pese a no haber acabado la carrera (allí eso es como haber terminado los estudios con matrícula en Harvard) y él decide subirse al carro del petróleo, con la ayuda de un magnate local que ve en él al hijo que nunca tuvo. Pese a que sí que lo tiene, pero pasan tantas cosas (y todas tan absurdas) en los 40 minutos del piloto de Blood & Oil que en algún momento tengo que cortar, o esta entrada va a acabar siendo eterna.
3. Es aburridísima
Los guionistas creen estar contando una historia muy seria y en sus lamentables diálogos no tiene cabida el sentido del humor (lo único que podría salvar este despropósito), por lo que encima Blood & Oil es aburridísima. Los puntos de giro se atropellan unos a otros y aun así todo da exactamente igual. La historia está muy mal contada y el desastroso montaje no ayuda a la causa. A los veinte minutos la incredulidad da paso al cansancio. Tanta caspa es insoportable.
4. Su realización de reality barato
Quien siga Once Upon a Time o Grey's Anatomy ya sabe cómo se las gastan en ABC Studios. La cutrez es marca de la casa, y el CGI a medio acabar no es un problema: tampoco se lo van a dar todo masticado al espectador, qué menos que hacerle poner un poco de imaginación de su parte. Pero con Blood & Oil dan un paso más. No estamos hablando solo de los cromas, sino de unos travellings y una realización pobre en general propios de reality show barato. Y mejor no hablar de los microtítulos de crédito, que dejan en buen lugar al mar rojo de Revenge.
5. Sus audiencias
Si lo dicho hasta ahora no os disuade de echarle un vistazo a Blood & Oil (porque sois de los que no podéis apartar la vista cuando veis un accidente), tenéis que saber que no durará mucho. Pese a emitirse entre dos series de moderado éxito como Quantico y Once Upon a Time, los datos de audiencia de Blood & Oil son vergonzosos. En su tercer episodio ha marcado un 0,8 en los demográficos, firmando su sentencia de muerte. En el mejor de los casos, emitirá su encargo inicial de 13 episodios y todos la olvidaremos rápidamente.
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Cómo resistirse a una serie cuyo eslogan promocional es "El sueño americano ataca de nuevo".
Ahora bien, tras ver Blood & Oil uno se plantea varias cosas: ¿Estará despedido ya el directivo que hizo el encargo de serie? ¿Quién pensó que ya era hora de que Chace Crawford volviera a la televisión? ¿Cómo mantienen la compostura los actores durante la lectura de los guiones? ¿De verdad le ha gustado a alguien esta serie? Y, lo más importante, ¿por qué los americanos no tienen sus propias lavadoras en casa?
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