Los
guionistas de Homeland han conseguido que nos quedemos a cuadros otra
vez al final de un episodio, con ese avión volando por los aires bajo la atenta
mirada de Allison Carr. Parece que alejarse de las montañas y desiertos de
Afganistán para centrarse en el análisis del enemigo interior le ha devuelto a
la serie el ritmo característico de las primeras temporadas, en las que todo
podía suceder.
El título
del episodio Why is this night different?, hace referencia a una cita que
se utiliza durante el Pésaj (festividad judía en la que se recuerda la huida de
Egipto) y que suele ser recitada por la persona más joven de la mesa durante la
celebración. Con esa frase se nos introduce en la arriesgada apuesta de Saúl
durante su cena con el responsable de la inteligencia israelí, mintiéndole sobre
su maniobra para cambiar el régimen de Siria.
La
elaborada farsa para convencer al general Youssef para relevar a al-Assad se
esfuma en un segundo, abriendo los debates sobre la responsabilidad del
atentado. Por un lado están los propios israelíes, que ya dejaron claro que
estaban al tanto de todo lo que los americanos estaban planeando —y es
probable que decidiesen actuar ante la traición de la CIA—. Pero la mirada
gélida de Allison Carr nos hace sospechar de ella, sobre todo tras
comprobar que también ha intentado acabar con Carrie y Quinn.
Un juego entre sombras
Nuestra
pareja de agentes preferida se ha reunido por fin, y como ya sabíamos, Quinn es
el silencioso ejecutor que siempre estará ahí para proteger a Mathison. El encuentro
ha sido emocionante, con Peter intentando negar constantemente que todavía no
ha podido superar lo ocurrido en la cuarta temporada y que le es totalmente
imposible decirle que no a Carrie. Una relación que se ha ido forjando a fuego
lento pero que nos ofrece a una de las mejores parejas de ficción de los
últimos años.
Al
final del capítulo no sólo hemos comprobado que Saúl no estaba detrás de su
intento de asesinato sino que en realidad todo ha sido un plan orquestado por
la propia Allison. ¿Motivaciones? Apuesto por una malsana obsesión por acabar
con los cabos sueltos en el asunto de la filtración de información.
¿Y
qué papel juegan los rusos en todo esto? Puede ser otra pantalla de humo
perfectamente orquestada para que la jefa de estación de Berlín no se manche
las manos tanto en el asunto Mathison como en el de los hackers, o puede que
sea una agente doble a las órdenes de Moscú (ya circulan teorías por internet afirmando que es una agente triple, al servicio también de Israel). Con el atentado conseguirían
mantener a al-Assad en el poder, un aliado en la zona, al mismo tiempo que
consiguen información confidencial para atacar a EEUU en el campo del espionaje.
Esta
es la magia que Homeland ha logrado recuperar: conseguir que veamos
teorías de la conspiración detrás de cada protagonista, jugando con la acción y
los juegos de espías al estilo clásico. ¡Quién iba a decir que eso era posible
en una quinta temporada!
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