Cuando exploren la afición por la bebida de Alicia Florrick en pocas semanas, recordad que Annalise Keating llegó primero. En general, a los personajes de Shonda les gusta beber entre horas y en cantidades considerables. Podríamos decir que son personajes reales, muy humanos, pero prefiero pensar que la cosa va de integración social, de diversidad en diversos ámbitos. Eso le aporta grandeza a sus series, premios Emmys y bla bla bla #EmmyForOutstandingDrunkBehavior
Si nadie, ni tu abogada, confía en tu inocencia, difícilmente podrás librarte de la cárcel, sobre todo si siguen apareciendo pruebas incriminatorias. Toca hablar sobre sexo. Magnífico uso de símbolos (el bocata, meterse cosas en la boca, el vapor de la cafetera...). Al menos esta vez tienen excusa para desnudar a Connor. Todos, absolutamente todos los personajes se encuentran, justo ahora, en un dilema relacionado con el juego de sábanas, incluidos los incestuosos hermanos Hapstall -ya era hora de revelarlo-, Tanya Randolph (la clienta de la semana) y todos los testigos que podrían propiciar su exculpación. He sentido que estaba viendo Glee de nuevo, donde cuatro parejas pueden romper el mismo día sin siquiera mencionar lo curioso de la coincidencia.
Por suerte, la abogada de toda esta gente es Annalise y eso significa victoria segura. Y si hay que plantar pruebas falsas para que readmitan a tu examante en el trabajo, pues se plantan. Y si hay que pedir cita para una orgía planificada hace quince días, pues se pide. Luego que no vengan a decir que la serie es tramposa, porque con cada episodio queda claro que esta gente es capaz de cualquier cosa.
Es formidable que tu abogada defensora, con un currículo sexual único, te critique por ser un alma libre, o por dejar de serlo, con toda naturalidad, que te llame egoísta a la cara. Más aún cuando acabas de confesar tu primer enamoramiento como principal prueba de tu inocencia. Horas después, conseguirá que el jurado te ponga en libertad sin despeinarse, aunque haya que destrozar a una viuda. Quien la juzga se ha cargado a su amante, que no se lleve ahora las manos a la cabeza tampoco.
Poco a poco, vamos sabiendo más sobre Trotter Lake. Se insinúa que Asher se cargó a una chica. Rectify nos enseñó que un convicto no tiene por qué ser culpable, incluso si no delata a nadie, así que iremos viendo. Y Bonnie sospecha que Asher está viéndose con otra chica porque siempre está con el teléfono en la mano. Qué graciosa. De ser así, toda nuestra generación tendría una larga lista de amantes. Por eso lo llaman ficción.
Asher ha aprovechado para romper. ¿No encontraba una excusa mejor o en el fondo le aburría la relación? Lo hace por protegerla, lo sabemos. Hoy se merecen foto y todo. Por el momento, en vez de acceder a trabajar de nuevo para la fiscal, Asher decide ir a pedir ayuda a papá. Bonnie, siempre imprevisible, encuentra en Laurel a una compañera de borracheras.
Nate está volviendo a ganar protagonismo sin recuperar su papel de hazmerreír. No solo accede a investigar con Wes si Annalise mató a Rebecca, sino que dentro de siete semanas intentará llegar a la mansión de los Hapstall para salvar a su Annie. Me preocupa que Wes sospeche de ella; eso implica echar a perder la tensión sexual que había entre ellos. La culpa la tiene Eggs.
Aparte de darle orgasmos a Michaela, Eggs resulta ser el hermano de acogida de Rebecca. Ha sido un poquitín decepcionante, pero es una incógnita menos de cara a Navidad.
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