Me equivoqué y lo admito, Merida vuelve. Sin embargo, poco me importa, la verdad; al menos aprovechan más a la chica, espero que no se carguen también el personaje como ya hicieron en el pasado con otros. Esta semana, además de volver a ver a la pelirroja —ya veremos cómo, dónde y por qué— conocemos los por qués del comportamiento obsesivo de Arturo y lo que ocurrió entre su mujer y su mejor caballero y recientemente reaparecido de la muerte.
Durante el capítulo visitamos Camelot en tres momentos temporales diferentes; el primero, en la infancia de Arturo y Ginebra, donde el futuro rey le cuenta a su amiga y futura esposa la profecía que en sueños le ha relatado Merlín, que en este tiempo ya estaba encerrado en su arbolito. Conocemos a Kay, el abusón que se ríe de Grillo (para mi mini-Arturo siempre será Grillo) en referencia al clásico animado y el inicio de la obsesión de Arturo con cumplir la profecía del mago, en la que arreglaría su roto reino. El segundo momento temporal ocurre cinco años antes de la actualidad, donde un Arturo obsesionado con encontrar la daga del Oscuro para completar Excalibur descuida a su reino y su esposa para completar la dichosa profecía. Esta obsesión, que Lancelot trata de tapar organizando el cumpleaños de Ginebra con detalles propios de un marido amoroso, no hace sino sembrar el amor que surgirá entre ambos ante la ausencia del rey. Pese a todo, Ginebra trata de encontrar la daga por su cuenta con la ayuda del guantelete de Merlin —y de Lancelot— para únicamente volver con arenas de Avalon para arreglar lo roto tras un trato con Rumplestiltskin. Es aquí cuando Arturo acaba de enloquecer y usando estas arenas no sólo arregla su "rota" relación con Ginebra, sino también su roto reino (de ahí el título del episodio), que construido mágicamente de las arenas será el Camelot que todos conocemos. Finalmente, volvemos al presente (hace seis semanas, ya sabéis) para presenciar la pelea entre David y Mary Margaret en su diferencia de apoyos: Arturo contra Lancelot, en quién confiar la daga. Tras una trampa ideada por el matrimonio, se desvela la cara oculta del rey, únicamente para romper el corazón de Lancelot cuando su amada le rechaza por Arturo (está hechizada, ya sabéis) y que le encierren con Merida en la mazmorra, y que la arena (interminable, parece) de Avalon arregle a Mary Margaret y David, que hechizados ahora confían en el rey de Camelot.
Mientras esto ocurría, Henry tenía una cita montando a caballo —Nicodemus— con Olivia y Garfio y Emma (que se entretiene haciendo atrapasueños) hacían lo propio para hacer a la Oscura sacar a la voz de Rumple de su cabeza. En el presente, en Storybrooke, Emma recuerda este paseo, pero no cesa en su empeño de convertir a Gold en el héroe que necesita, pero éste vuelve a ser el cobarde que era, y la Oscura hará uso de un arma secreta que guarda en su escarabajo: Merida.
Un capítulo entretenido pero que bien podía tratarse de una miniserie independiente sobre la historia de Arturo y Camelot en vez de enmarcarse en Once Upon a Time. Acabamos hoy con una reflexión que ya os comenté: me repatea cada vez que Ginebra sale en pantalla... por favor, ¿por qué no eres la guapa reina que deberías ser? ¿es por eso que repites los vestuarios antes vistos en la serie? ¿es tu castigo? Por qué, señor.
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