El Proyecto Manhattan fue el nombre en clave del proyecto científico llevado a cabo durante la Segunda Guerra Mundial por los Estados Unidos con la ayuda del Reino Unido y Canadá siendo su objetivo final el desarrollo de la primera bomba atómica antes de que la Alemania nazi la consiguiera. Esta investigación científica fue dirigida por el físico Julius Robert Oppenheimer en el centro de investigación de Los Álamos, Nuevo Méjico, y el resultado es de sobra conocido por la humanidad.
Manhattan, la serie, sigue a esos pioneros en la investigación de la bomba H durante los años 40, esos científicos, físicos y matemáticos que idearon un arma de destrucción masiva bajo el férreo control y la dictadura del ejército americano. Y si alguien sufrió sobremanera a los dictámenes del tío Sam fueron las familias de esos investigadores, mujeres que se sintieron arrinconadas e indefensas manteniendo secretos que ellas mismas desconocían y perdiendo la mayoría de sus derechos.
Una serie de personajes
Si por algo se caracteriza la serie creada por Sam Shaw es por ser una serie de personajes, una serie muy social, en la que el eje central es la investigación de la bomba atómica pero la historia se centra en los personajes, sus vivencias, interrelaciones, miedos, sentimientos de culpa, expiación sobre lo que ahí se está construyendo y por encima de todo, cómo lo están viviendo.
Los hombres están ofuscados con su trabajo, unos porque Thin Man no funciona, otros porque no dan con los cálculos concretos para que la implosión funcione correctamente. Problemas que se desarrollaron a lo largo de la primera temporada y llevaron de cabeza a Frank Winter (John Benjamin Hickey) y a Charlie Isaacs (Ashley Zuckerman). El primero es el investigador veterano hastiado por todo el fallido recorrido de su investigación, rebelde con el estado de sitio en el que está obligado a vivir y sufridor por haber arrastrado a su mujer e hija a ese sinvivir. El segundo, el "chico maravilla", es un físico deslumbrante e inteligente (incluso Winter lo cree) al que Oppenheimer ve como su líder en la investigación y al que es fácil de doblegar, aunque no es del agrado de todos los investigadores. Ambos personajes están condenados a trabajar juntos, y según lo visto en 'Damnatio Memoriae', lo harán, o eso parece.
Por su parte, los personajes femeninos son los que realmente llevan el peso del drama. Apartadas a un segundo plano, dependientes de las cartillas de racionamiento para sustentar a sus familias y con una casi nulidad de sus derechos, no pueden volver a sus casas o trabajos si no es con un divorcio de por medio; la mayoría de las féminas que residen en la colina no tienen mejor consideración que un florero. El paradigma de mujer El Álamo es Abby Isaacs (había ganas de ver a Rachel Brosnahan más allá de House of Cards) una chica de familia bien que pronto se cansa de las mentiras de su marido y comienza experimentar una vida diferente a la de mujer florero. La intempestiva Liza Winter (Olivia Williams) es como un pájaro enjaulado que se siente inútil en la colina. Científica como su marido, está harta del sólido sistema que tiene que aguantar cada día cuando lo único que quiere es dejar aquello.
De las incorporaciones para la segunda temporada hay que destacar la de William Petersen como el Coronel Emmet Darrow, un tipo profundamente religioso y patriótico que representa los valores del ejército americano rigiendo el campamento militar con puño de hierro. Él es "los Estados Unidos de América". Habrá que esperar a los próximos episodios para ver a otras de las incorporaciones de la temporada como Mamie Gummer o Neve Campbell.
Gusto por la estética
Cuando se habla de Manhattan es lógico hacer referencia a las series de época, como el caso de Mad Men (ambos openings están creados por Imaginary Forces), series que le dan mucha importancia al envoltorio de la ficción. Ya sea por el vestuario, la peluquería, el atrezzo, las localizaciones o el set de rodaje, en Manhattan te lo crees todo. Sientes esa opresión por parte del ejército, todos esos carteles, avisos y controles que advierten de que como te pases de la raya acabarás con el mismo trato que tendría un soldado del Eje. Ayudan mucho a la recreación de la época los buenos guiones, que usan el lenguaje científico (sin llegar al peyoratismo de Big Bang Theory), la cuidada fotografía de Richard Rutkowski (The Americans) o la banda sonora dirigida por Alex Somer y Jónsi (líder de Sigur Ros). Igualmente ayudan las subtramas que involucran a personajes secundarios, el enfurruñamiento de Harry Lloyd, o la trama de espionaje. ¿¡Qué sería de una historia de la Segunda Guerra Mundial sin una trama de espías!?
Poco se está hablando de esta serie en los círculos más seriéfilos, ya que Manhattan es un producto muy bueno, y creo, que va a ser la gran tapada de la temporada. Yo compré desde el inicio, espero que vosotros también.
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