The Mindy Project es de esas extrañas series que debido a la
alineación de los planetas y los acuerdos que tiene FOX con Hulu conocen vida
después de la cancelación. Además, Mindy
forma parte del no muy selecto grupo de a las que les cuesta su tiempo encontrarse a sí mismas y tener claro qué es
lo que hay que contar. Y si en el momento en el que nos acomodamos en la
dinámica tanto ellos como el público nos cortan la cabeza, pues mal vamos.
Hoy vamos a hablar de la nueva Mindy y, sobre todo, de por qué es prácticamente igual que la vieja
Mindy y agradecemos a todos los
dioses de la galaxia que no haya cambiado ni un ápice.
Dejamos a la Srta. Lahiri
embarazadísima (o moderadamente embarazada, pero con la velocidad con la que ha
salido Leo Castellano no podemos calcular bien los tiempos) el año pasado y a
Danny cruzando el planeta para presentarse a los padres de ella. Así volvió
hace dos semanas. En ese exacto punto para dejar claro que pese al cambio de
canal/plataforma, la serie va a seguir
la más estricta de las continuidades.
Y ya que mantenemos los principios,
también los vicios. Kaling y compañía nos tienen ya acostumbrados a altibajos y
vaivenes varios a lo largo de las temporadas y quizás su debut en Hulu no fue de los puntos álgidos de la serie. Es la
única pega que le ponemos. Marcarse una realidad paralela sólo por el placer de
traer a Joseph Gordon-Levitt, muso de la comedia romántica hollywoodiense, es
mucha publicidad y también son pocas nueces. Y a un servidor le hace
preguntarse muy mucho por los presupuestos, pero eso para otro día.
Ahora bien, pasadas dos semanas
con episodios en toda regla, podemos juzgar en condiciones. Un traspaso de cadena,
especialmente cuando va de network a enclave menor, siempre tiene sus peligros y nuestro recelo justificado, y más
cuando ha tenido una trayectoria tan convulsa en lo que a reparto se refiere.
Un abrazo para Anna Camp y la otra media decena de secundarios que duraron dos
asaltos.
Posibilidades había: que si nos meten personal nuevo, que si hay que reforzar esto, que si aquello son fallos de FOX que podemos corregir... El Expediente Community es algo que planeaba sobre más de una cabeza y por suerte o por buen hacer no se ha repetido en el caso que hoy nos atañe.
Seguimos dando palmas por aquello
de que cada vez sea una comedia más personalista. Siempre fue The Mindy Project con el “Mindy” bien
grande y bien en el medio, sí, pero quizás en estos nuevos episodios haya una
percepción de que Mindy esté
convirtiéndose en una versión más extrema e histriónica de sí misma,
desluciendo a los pobrecitos que orbitan a su alrededor. Lo cual no es una
queja, ni mucho menos. De Mindy cuanto más intenso y más abundante, mejor.
Recordamos que Hulu ha firmado por 26 episodios —que
se dice pronto— y no ha dicho nada de que fuese a ser una temporada de cierre,
por lo que de momento podemos disfrutar de la tranquilidad de no tener la
guillotina de FOX constantemente acariciándole el cogote. Y si eso anima a la
Kaling a venirse arriba con el guión y quitarse los tabúes de la televisión en
abierto, la perdonamos todo y la ruptura en la línea editorial también.
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