Final de mitad de temporada:
repartiendo tensiones, hostias físicas y verbales y, sobre todo, cliffhangers.
Qué te gusta dejarlo todo ahí bien en el alto, ¿eh, Shonda?
Vamos a empezar desde abajo.
Desde la crítica a la historia más pequeña, al menos comparando con las
expectativas. ¿Alguien más tiene la
sensación de que la pelea de Jo y Steph se ha quedado a medio gas? No han
llegado a un choque en condiciones. Nos ha faltado un morbo que la ternura de
extender la mano a una amiga en sus horas bajas no termina de satisfacer.
En cambio, su lucha contra el sistema sectario de Meredith Grey sí cumple. Jo
es ese conejito desvalido. Secundaria, tirando a secundona, esperando que un
anillo oportuno la salve del tercer plano al que está relegada. Nosotros te
adoptamos en lo que decides si te casas con Karev o le dejas con hisperson. “Yes or no?” Maldito parón.
Al otro lado del espectro amoroso
tenemos a Pierce y DeLuca. La pareja de moda no sólo se está convirtiendo en
todo romance que cantan las canciones de Taylor Swift que les están dando por
incluir versionadas en la banda sonora, sino que confirman nuestras sospechas: Andrew DeLuca es, por alguna alineación de
planetas o ciclos emocionales de los guionistas, el hombre perfecto. Es un
romántico, un moñas capaz de tragarse el orgullo de macho cabrío y declararse
el primero si hace falta, y no sólo para llevarse al huerto a Maggie. Anillo
aquí.
En su incesante lucha por volver
a encontrar el amor hemos visto a Arizona, que ha ido a encoñarse con una
paciente con las posaderas chamuscadas. Porque
después de doce temporadas, el código ético del hospital y del universo en
general es un mensaje que aún no cala. Por mucho que Webber como wingman en el
mundo de las lesbianas lipstick sea algo glorioso de ver, valores, por favor.
Valores.
Y ahora, el gordo: “Tú no eres mi hermana. Cristina es mi
hermana. Tú eres la hermana de Derek y Derek está muerto.” Meredith Grey,
lapidando con voz en off, en on y en toda tu cara.
La ruptura de las Destiny’s Child ha sido grande y traumática. Porque
nos gusta mentar a los difuntos y un par de mujeres hechas y derechas
comportándose como niñas egoístas más que a un tonto un lápiz. En esta serie no
se deja descansar a los muertos ni después de la autopsia y bendita la hora en
la que se perdieron los remilgos para echarse la mierda a la cara.
Amelia superada por las
circunstancias es reclamo principal de cara a los nuevos episodios. Porque no
es sólo que se haya acabado la ración de la semana con ella al lado de un
personaje con necesidad de amigos y pinta de pichabrava, no. Es que es una alcohólica que se ha apretado un
vodkatonic porque su cuñada no la quiere y su novio está para el arrastre,
psicológica y narrativamente. Drama total.
Seguimos con las frases para los
anales de Meredith Grey: “¿Crees que la
madre de Owen es la madre de Riggs? Porque a mí eso me ha pasado ya.”
Aplauso, ovación, de las de ponerse de pie y tirar al escenario sombreros,
flores y bragas.
Al final resultó que aquella
trama sobre los yogurines y la mamitis a los 40 tuvo utilidad dramática: excusa
para que la octogenaria amante del
cuerpo de bomberos volviese a pasarse por el hospital. La madre de Hunt nos
ha servido para arrojar luz sobre este misterio que nos tiene más en vilo que las
pelucas de Annalise Keating. ¿Quién es Nathan Riggs?
Riggs es a Hunt lo que Meredith
es a Amelia. O algo así. Pero, en resumidas cuentas: cuñado que sigue tocándote la moral aún después de enviudar. La
diferencia es que probablemente Riggs tuviese algo que ver con la muerte de la
hermana que le ha salido a Hunt de forma espontánea y por ello le culpe. ¿Os
suena de algo una trama sobre culpar a gente por la muerte de un ser muy
querido tuyo y que esa gente se venga a trabajar contigo por las buenas?
Antes de denunciar reiteración
flagrante de arcos argumentales y acabar todos en los juzgados con la señora de
las pelucas anteriormente citada, dejamos en el aire una pregunta: ¿y si cuando Meredith le dice a Owen que no
sabía que tuviese una hermana se estaba refiriendo a Riggs como la hermana,
pero que se ha hecho un cambio de sexo? Giros más raros hemos visto y éste
sería el único realmente necesario para salvar este cuento.
Seguimos en febrero.
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