Han pasado ya unas semanas desde que la segunda temporada de Fargo emitió su último capítulo y se
metió ella sola dentro de lo mejorcito del año. No sé vosotros, pero aquí se
ha necesitado tiempo para poder digerir la maravilla que los Coen han
producido por segunda vez consecutiva y que recibirá más de un elogio a lo
largo de este artículo. Si sois nuevos en esto de los blogs, os aviso ya para
que luego no os encontréis con sorpresas: Spoiler Alert!
La matanza de
Sioux Falls ya nombrada en su primera entrega, ambientada en los finales de los
70, un cast que pintaba más que
bien… Esta temporada iba convenciendo cada vez más hasta que por fin vimos el
primer capítulo y la compramos sin pensárnoslo dos veces. Kirsten Dunst
da vida al que es sin duda su mejor papel hasta la fecha y se una a la
lista de las estrellas hollywoodienses que se mudan a la pantalla pequeña para
poder destacar de la manera que se merecen. Ted Danson (Cheers), Cristin
Milioti (HIMYM), Jesse Plemons (Breaking Bad) y Nick Offerman (Parks
and Recreation) cierran el reparto que vuelve a contar con la misma calidad
que el de la primera temporada. Esta entrega se merece estar dentro de lo mejor
del año, pero ¿realmente está al nivel de la primera?
La trama de esta
temporada es simplona: un matrimonio formado por una peluquera y un carnicero,
ambos enganchados a la rutina de Minessota, se mete en el lío más grande que
los habitantes del estado americano hayan visto jamás sin comerlo ni beberlo.
Vamos, el “estar en el lugar equivocado en el momento equivocado” de toda la
vida. Pero pasa que en esta historia la peluquera no está muy bien de la cabeza
que digamos y le mola todo el rollo de la adrenalina y la vida loca por lo que
decide meterse más de lleno en el asunto.
Poco a poco las
cosas se van enredando más y más: guerra entre los Gerdhart, una familia
criminal bastante respetada en Fargo, y la mafia de Kansas (sí, en la casa de
Dorothy también hay gente chunga) se intensifica mucho más en el momento en el
que creen que Ed fue a por el hijo menor de la familia bajo órdenes de Mike
Milligan. La trama es lenta, pero utilizando el mismo ritmo que se vio en la
primera temporada se puede disfrutar perfectamente a cada uno de los personajes
ya que cuentan con el tiempo en pantalla suficiente, y cualquier escenario de
tensión se puede apreciar con tranquilidad adecuada. Capítulos en los que solo
salen los Gerdhart y la policía, u otros donde solo vemos a Peggy y Ed, y que
consiguen una distribución perfecta de todas las tramas abiertas.
Pero no todo son
rosas. A pesar de esos planos divididos, que eran una maravilla las cosas sean
bien dichas, la temporada no se equipara al nivel de la primera. No se indagó
suficientemente en los personajes, no contaban con la misma caracterización
misteriosa que algunos de la primera temporada, puede que sí con el carisma
pero no en el mismo nivel. Cada vez que Lester (Martin Freeman) se libraba de
ser pillado no sabíamos si odiarle o amarle aún más, lo mismo con Malvo (Billy
Bob Thornton), el cariño que llegamos a sentir por Lou Solverson no fue el
mismo con el que llegamos a tener por Molly, quien creo que fue la única causa
por la que le cogimos cariño al personaje de Patrick Wilson y a quien nos
alegramos de ver en ese cameo en el sueño de Betsy. Este último personaje sí
que triunfó, el papel que encarnaba Cristin Millioti nos dejaba con
el corazón en la mano por el cáncer que sufría y más de uno se habrá alegrado
de verla junto a su esposo y padre al final de la temporada, aunque ya sepamos
cómo acaba todo. Haciendo un pequeño paréntesis, no estaría de más decir que la
escena en la que se despierta junto a su hija después de haber sufrido la
recaída es bastante entrañable, aunque su personaje no llegase aportar nada
nuevo dentro del género y se basase en el tópico de esposa fuerte y
autosuficiente (a las que siempre se quiere). La música de Jeff Russo también
ayudó bastante y en esta temporada volvió a impresionar con esa banda sonora
ingeniosamente reciclada. El papel de Nick Offerman en esta temporada, Bruce
Campbell como Ronald Reagan, Bokeem Woodbine en su papel de Mike Milligan,
Martin Freeman haciendo de narrador en el penúltimo capítulo y el personaje de
Jean Smart en su totalidad también merecen menciones especiales esta entrada.
El tema ovni
(sí, señores, tenía que llegar) es bastante pobre, por no decir innecesario.
Aunque sea el causante en cierto sentido de que Peggy acabe atropellando a Ray,
sus dos únicas apariciones directas tampoco es que hayan cambiado gran cosa y,
seguro que hay un trasfondo bastante interesante, pero es que si no viene a
cuento mejor evitarlo. Eso sí, nos dejó esa gran frase de Peggy sudando de todo
lo que pasaba en el 2x09 “The Castle”.
No pude evitar pensar en AHS Asylum al verlo, y tenía la
esperanza de que contara con cierta relevancia aunque fuera en la mera
conclusión pero no cumplió. Bueno, ahora que lo pienso, también podrían ser los
causantes de la muerte de Bear Gerhardt y respectivamente de la salvación de
Lou, al quedarse este primero anonadado por su llegada, sirviendo así de un Deux
Ex Machina con alguna razón oculta. A ver si el destino de Molly en la
tercera temporada (que se ha anunciado para dentro de dos años,
lamentablemente) o los Solverson en general cuenta con alguna relación directa o indirecta. Sabemos que habrán conexiones al igual que la primera temporada
las tuvo con la película, y la segunda entrega con la primera, pero hasta 2017
nada, chicos.
Sufriremos con
la espera, tal y como lo hacemos cada vez que llega un season finale.
¡Pero no desesperéis! Al menos está anunciada una tercera temporada y seguro
que llega al nivel de estas dos entregas que más de un elogio se lleva. Y bien
merecidos que son.
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