La segunda temporada de la comedia musical protagonizada por Joshua Sasse que tanto os recomendamos el año pasado ha pasado por la ABC sin pena ni gloria a dos capítulos por semana, pero a nosotros nos ha seguido enamorando semana a semana. La doble ración de esta hilarante serie si bien nos ha encantado —los capítulos pasan volando—, ha hecho que la corta temporada haya durado poco más de un mes. Con un par de episodios más que su predecesora, la segunda entrega de Galavant ha contado con 10 capítulos llenos, una vez más, de autocrítica, humor inteligente, humor absurdo, guiños, cameos y, sobre todo, grandes canciones.
Desde el comienzo, donde ellos mismos vetan su tema central por cansancio, ofreciéndonos un nuevo tema para la temporada e instándonos a verles la semana siguiente en lugar de los Globos de Oro (coincidían en día), la temporada nos ha contado las aventuras y —sobre todo— desventuras del personaje que da nombre a la serie y de quien se ha convertido en el protagonista indiscutible —y con razón— de la misma: el (no tan) Rey Richard de Timothy Osmund. La extraña pareja viaja con piratas, entra en un local homosexual del bosque regentado por Kylie Minogue, encuentra el antiguo reino de Richard que ha decidido adoptar la democracia, se involucra en una lucha entre gigantes (muy bajitos) y enanos (muy altos), e incluso consiguen —con la breve muerte de Galavant de por medio— un ejército zombie. Paralelamente y con los personajes desperdigados por el mundo, en Valencia presenciamos el progresivo enamoramiento entre Madalena y el recién proclamado Rey Gareth, a quien une la maldad, el sadismo y la sed de sangre; y en Hortensia Isabella espera en su joyero personal la boda con su (muy) joven primo.
¿Pero qué unirá las tramas de todos? El organizador de bodas/genio del mal Chester Wormwood (Robert Lindsay), que tras fracasar en el intento de hacerse con Hortensia controlando a Izzy al organizar su "familiar" boda acude a los reyes de Valencia, que no necesitan excusa ninguna para ir a la guerra. Introduciendo la magia en los protagonistas por medio del D'Dew (Dark Dark Evil Way, two darks), finalmente es derrotado por Richard, el verdadero Rey Para Unirlos a Todos, que en su aventura para encontrar su lugar en el mundo huyendo de unicornios huele vírgenes y luchando contra cualquiera que diga que su dragón es una lagartija, le vence contra todo pronóstico, llevándose además consigo al amor de su vida, una amiga de la infancia, Roberta.
Mientras Galavant e Isabella y su historia de amor pasan a segundo plano y todos sabíamos que acabaría bien —se bromea con ello, igual que en la primera temporada se bromeaba con que obviamente se acabarían enamorando—, el protagonismo obtenido a partes iguales por Richard/Roberta y Madalena/Gareth es todo un acierto que hace la temporada mucho más llevadera y equilibrada. Sin embargo, tanto ellos como nosotros sabemos que si hay algo imprescindible en la serie es Richard, y han aprendido cómo hacer del personaje un pilar central sin por ello monopolizarle al estilo Sheldon Cooper en The Big Bang Theory. La banda sonora es una vez más excelente, con todo tipo de estilos musicales y canciones pegadizas que aún tenemos grabadas en la mente; y el humor constante de varios tipos se mantiene en un excelente nivel a lo largo de la temporada. El único 'pero' que puedo ponerle a esta entrega es la repetición en la actitud de Galavant con respecto a Richard mientras avanzan en su travesía (y el cambio de Anthony Head por Greg Wise en el papel del padre de Galavant), pero esta se compensa con el resto de elementos de cada capítulo, con lo que le perdonamos.
Tras ese redondo y maravilloso final, sólo cabe esperar una renovación que no sabemos si llegará y con cuya poca certeza juegan una vez más. El rescate de los monjes liderados por 'Weird Al' Yankovic para el número de clausura pone el broche final perfecto para una gran temporada que ha estado a la altura de la primera y que pese a dejar la puerta abierta a una tercera con el rescate de Madalena y la entrega de ésta misma a las artes oscuras, se comporta como un cierre de serie más que perfecto, con los protagonistas felices y juntos, y un Tad Cooper crecidito, que, por supuesto, era un dragón.
¿Y vosotros, habéis disfrutado como nosotros de esta temporada cuyo desenlace nos spoilearon desde la primera canción? ¿Queréis que haya una tercera o preferís que se quede aquí con este feliz final? ¿Sois tan fans de los monjes como yo?
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