Quedan dos meses para su estreno oficial pero ya hemos tenido oportunidad
de ver el piloto de Animal Kingdom, la apuesta para este verano de TNT. La cadena
de Turner nunca ha destacado por unas producciones que brillasen por su calidad,
pero del mismo modo que el año pasado Lifetime y USA Network dieron la
campanada en temporada estival con UnReal
y Mr. Robot, respectivamente, TNT se
prepara para sumarse a la competición por hacer de los meses bajos de la
televisión el nuevo trono al que optar.
El piloto ha excedido todas nuestras expectativas: crudo, agobiante, tenso hasta decir basta. Desde el primer plano ya
sabes que no vas a ver una serie que te permita evadirte. J tiene diecisiete años, y a su
madre le acaba de dar una sobredosis de heroína en el sofá mientras ven la
tele. J hace sus deberes de matemáticas, lava el cuenco de los cereales y con
una tranquilidad pasmosa nos deja claro que está muy, pero que muy jodido.
A J viene a buscarle su abuela, una Ellen Barkin (The New Normal) en el papel de matriarca descarada sin sentido de
la propiedad que le introduce en una dimensión familiar de la que, por algún
sabio motivo, su politoxicómana madre toda su vida le mantuvo separado. Es aquí
donde tenemos el placer de conocer a los Cody: un clan de criminales de la Baja California viviendo al margen de la
ley, la razón y la contención. Que están igual de tocados, vaya.
La serie que presenta el piloto nos reconfigura el concepto de familia
desestructurada que tantas veces hemos visto. Proponen un núcleo sólido cuya
resistencia es tan sistémica como la depravación y el vicio que corren entre
las líneas del guión. La ponzoña de lujo
en la que se mueven es virulenta tanto para personaje como para espectador:
estás viendo a una familia que grita “enfermedad” por todas partes; en el
control de la madre sobre sus hijos, en cómo se ganan la vida y cómo lo exhiben
incluso, en la falta de límites entre todos ellos. No es el drama familiar al uso
y no es el thriller de mafiosos que imaginas.
Apoyada por una producción y una fotografía por encima de la media, Animal Kingdom es una historia sobre
precios que pagar y fuegos con los que quemarse. La ausencia de un cuerpo de
policía a la caza de los Cody nos permite soñar con un formato que se centra en el retrato de una familia sustentada por su turbiedad congénita, sus diversas patologías psicológicas y el ritmo
perfectamente equilibrado entre el estudio del personaje y la truculencia de
su forma de vida.
Suponemos que la existencia de ese piloto por la red tiene un claro
objetivo: que digamos a mediados de
abril que Animal Kingdom va a ser la
serie del verano. Bienvenidos al maravilloso y asfixiante mundo de las
reglas de los Cody, donde no tienes claro si quieres saber qué cantidades de inmundicia esconden en su pasado o hasta qué punto son capaces de degenerar de aquí en adelante. Sea lo que sea, vamos a seguirles la pista.
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