Hace unas semanas hicimos una recopilación con algunos de los mejores números musicales de Crazy Ex-Girlfriend y, de paso, os recomendamos echarle un ojo a la serie, sobre todo porque no hay nada igual en televisión ahora mismo. El pasado lunes, la comedia de The CW se despedía hasta Dios sabe cuándo (con esas audiencias no podemos contar con que regrese en septiembre) poniendo punto y seguido a una primera tanda de episodios algo irregular pero que nos ha dejado capítulos brillantes. La demencia de Rebecca Bunch ha dado mucho de sí.
Y a partir de aquí, spoilers.
Este último episodio, de hecho, hace gala de algunas de las mayores virtudes de la serie, que es más que una colección de canciones absurdas: Crazy Ex-Girlfriend no se toma demasiado en serio a sí misma pero es capaz de dejar bastante poso dramático en el espectador. Para aquellos que sean #TeamGreg, la season finale habrá sido una experiencia de lo más frustrante. Lo que podía haber sido un final feliz para el cínico camarero y nuestra perturbada protagonista ha quedado en tierra de nadie por la estupidez de éste y, sobre todo, porque Crazy Ex no puede continuar si Rebecca supera su obsesión por Josh.
El filipino ha dejado a Valencia, tras una recta final de episodios en los que la serie ha tenido el acierto de mostrárnosla como la víctima que es, y ha cedido por fin al acoso del personaje de Rachel Bloom. Pero Rebecca, que es capaz de boicotear su propia felicidad con la misma facilidad que Greg, ha tardado solo unos minutos en confesarle que, efectivamente, se mudó a West Covina por él. Y simplemente con la mirada de pánico en sus ojos, el cliffhanger está servido.
Está bien, sin embargo, que los guionistas de la serie aborden de frente el principal motivo por el que la relación entre Rebecca y Josh no puede funcionar: está basada en una perturbadora serie de mentiras y manipulaciones que solo han funcionado porque él no era capaz de sumar dos y dos. No es que las cosas con Greg sean mucho más sanas de momento, pero ambos se tratan con la suficiente honestidad como para construir algo.
Afortunadamente, Crazy Ex-Girlfriend no se ha basado solo en su triángulo amoroso. La amistad entre Rebecca y Paula, sustentada en la locura de la primera y la poca vida propia de la segunda, se ha puesto en tela de juicio durante los dos últimos capítulos. La escena en la que se reconcilian ha sido genial, pero confío en que de cara al año que viene se aborde en mayor profundidad hasta qué punto son perjudiciales la actitud y los consejos de Paula para Rebecca.
Es más, la comedia debería hablarnos más de los problemas mentales de su protagonista. Una de las virtudes de la serie es el modo en el que sortea el sexismo inherente a su punto de partida. Crazy Ex-Girlfriend le ha dado la vuelta al tópico de la ex novia loca haciendo que su protagonista esté clínicamente loca, pero desde que se deshizo de su medicación al llegar a West Covina en el piloto, no hemos tenido una aproximación verdaderamente seria al asunto.
No es que sea estrictamente necesario, pues se trata de una comedia con toques de realismo mágico (¡ese episodio en el avión!), pero si consiguen sorprendernos en ese sentido, como lo han hecho al abordar otros asuntos como la bisexualidad de Darryl, Crazy Ex-Girlfriend dará el salto que le permitirá pasar de ser una joya de nicho a una serie imprescindible. Porque las canciones, de las que ya hablamos, sobra repetir que son sketches maravillosos.
De todas formas, ahora que Josh sabe la verdad, la dinámica de la serie no podrá ser la misma el año que viene. Tanto si él y Rebecca están juntos como si no, las cartas están sobre la mesa. ¿Vosotros sois #TeamGreg o #TeamJosh? ¿Qué queréis ver en la segunda temporada? ¿Os ha parecido un buen final o habéis echado algo en falta?
COMENTARIOS