Estos dos últimos capítulos han dejado atrás la perdida de Laurel y se han centrado en la lucha contra Damien Darhk y su plan para acabar con la humanidad y crear un nuevo mundo bajo su mando. En “Genesis” vimos como Felicity y Oliver iban en busca de una poderosa hechicera para que enseñase a Oliver a usar la magia contra Damien, porque ahora resulta que el tatuaje que le hizo Constantine es como el famoso tótem de Darhk y puede canalizar su magia.
En una temporada en la que la magia está más presente que nunca, el plan final de Damien tendría que haber estado repleto de ella y lo más correcto y lógico habría sido que Arrow acudiese nuevamente a Constantine para que le acompañase en la batalla contra Damien. Como ha pasado en otras ocasiones, cuando Arrow no dispone de los medios necesarios para luchar contra el enemigo de turno, lo mejor es acudir a un amigo que te ayude (como suele pasar con sus compañeros de The Flash), pero en este caso era más fácil que Oliver dispusiese de magia en lugar de pedir ayuda.
Supongo que volver a contar con Constantine y/o Vixen era demasiado complicado por motivo de producción o algo por el estilo, pero como resultado argumental habría sido más correcto. Green Arrow no tiene por qué poder con todo, ni tener todas las habilidades del mundo, por mucho que él se empeñe.
Hay como un miedo extraño a que Oliver tenga ayuda al final de temporada. De acuerdo, estamos ante el héroe, el vigilante que ha salvado en numerosas ocasiones Star City y que tantos padecimientos ha vivido. Pero eso no implica que pueda tener ayuda, ni que por ello sea menos héroe. Como hemos comprobado en “Monument Point” la lucha coral siempre tiene lugar unos capítulos antes del final. Todo el Team Arrow con la ayuda de Lyla, el padre de Felicity y, por supuesto, Quentin han conseguido que los misiles controlados por el Rubicon robado a Argus no hayan salido de sus países de origen. La victoria no podía ser completa a estas alturas, y por mucho que Felicity haya conseguido desviar el único misil que ha surcado el cielo, miles de personas han muerto.
Mientras tanto, tenemos a Thea atrapada en esa cúpula bajo tierra sacada de un libro de Stephen King que recrea una ciudad perfecta, antesala de lo que será la utopía ideada por Darhk. Por si no fuese suficiente la muerte innecesaria de Laurel, ahora la magia que surge de Oliver y la cúpula subterránea más grande que la propia Star City, están haciendo de ésta temporada una sucesión de acontecimientos sin sentido que lejos quedan del inicio de temporada que prometía innovar.
COMENTARIOS