Después de no poder sujetar la puerta (sic), y con el hype por las nubes, Juego de Tronos poco a poco va hilando las tramas para encarar el final de una temporada que, si atendemos a todas ellas en su conjunto, apunta a ser apoteósico.
Blood of my Blood, al contrario de lo que señalan algunos, no es en absoluto en un episodio de transición, si bien hay tramas que parecen tan ajenas al resto que da la impresión de que andan perdidas, o incluso estancadas. En general, diría que gran parte de lo que hemos visto en el episodio roza lo previsible, pero también lo satisfactorio: parece que Juego de Tronos nos quiere facilitar la concepción de ese final de temporada en el que muchas de las tramas colisionarán si no hay nada que lo evite. Afortunadamente, sabemos que la serie de HBO es un pozo de sorpresas y puede ser que todo lo que ideamos ahora se quede en el aire.
Mientras tanto, recapitulemos.
Familiares lejanos
Con Bran y Meera —esta última cargada como una mula— a la fuga de unos caminantes blancos que les pisan los talones, era obvio que algo o alguien tendría que detener lo inevitable. De la nada, casi gratuitamente —¿le estamos permtiendo a Juego de Tronos más licencias de lo que estamos acostumbrados?— un jinete aparece en el último momento para evitar la masacre. Un jinete que, por muy tapado que vaya, reconocemos inmediatamente como Benjen, el hermano de Ned Stark y tío de Bran.
Sabíamos que Benjen aparecería tarde o temprano. Si hay algo que ha demostrado Blood of my Blood es que en Juego de Tronos o vemos tu cadáver o no has muerto. En su caso, el cuervo había sido herido por un caminante blanco, pero su muerte fue evitada por los Niños del Bosque, convirtiéndolo en súbdito del Cuervo de tres ojos. Con el anciano ahora fallecido, Bran es el nuevo Cuervo, y tendrá que aprender a la fuerza a controlar sus poderes —¿tiene más, acaso?— para poder enfrentarse al Rey de la Noche.
La pregunta es, ¿dónde se dirigirán ahora? ¿tendremos otro reencuentro entre hermanos con Bran y Jon?
Familiares cercanos, pero lejanos
Permitidme el juego de palabras para hablar de la trama de Sam y Gilly, que después de un largo viaje llegan a Colina Cuerno para mostrarnos la escena que todo el mundo imaginaba que iba a ver tal y como ha sucedido: un reencuentro incómodo entre los Tarly y un cabreo monumental por parte del padre de Sam, Randyll.
No sé hacia dónde se dirige esta trama, pero por el momento es la que menos nos aporta, sin lugar a dudas. Evidentemente, Sam debe tener un papel de cierta relevancia en el futuro de la serie como para que nos muestren tantos detalles sobre él, pero ese futuro todavía se nos escapa.
La chica que no podía matar
La trama de Arya es, desde mi punto de vista, la que más tumbos está dando esta temporada. La misión que la ha impuesto Jaqen de acabar con Lady Crane ha acabado pronto —menos mal— y precisamente como esperamos. Arya, quizás porque no sentía ningún odio hacia la actriz o porque se siente conmovida por su trabajo, decide salvarle la vida en el último instante, tal y como se veía venir. La Niña Abandonada, que está haciendo un gran esfuerzo por coronarse como uno de los personajes más insorportables de la serie, corre a chivarse a Jaqen y este le encarga que acabe con la niña.
¿Apuestas a que Arya se carga a la Niña y regresa a Poniente con la compañía de actores?
Más perdidos que un personaje de Desembarco
Desembarco del Rey me confunde. Estaba rezando, irónicamente, para que se acabara esta trama religiosa —al fin y al cabo, la de los sacerdotes rojos es infinitamente más interesante—, pero me tengo que quedar con las ganas porque parece ser que no solo quieren darle otra oportunidad, sino incluso más importancia. Indudablemente, era imposible adivinar qué es lo que sucedería aquí, pero el resultado por el momento me ha decepcionado bastante.
Por otro lado, era sencillo imaginar que no todo acabaría en las escaleras del septo, como parecía indicar el trailer del episodio. Hubiera sido demasiado fácil que Jaime y los capas doradas hubieran derrotado a los gorriones en ese momento, principalmente porque estos tienen en su poder a los hermanos Tyrell.
Echando la vista atrás, cuando hace unos episodios Margaery parecía estar jugando sus fichas con el Gorrión Supremo, lo que realmente estaba haciendo era rendirse ante él. O eso nos hacen creer ahora. Me sorprendería que Margaery realmente hubiera permitido tal lavado de cerebro, y más bien creo que está jugando sus cartas para la consecución de un objetivo que todavía se nos escapa.
El que sí ha perdido los papeles es el joven Tommen, ya que por culpa de su amor por la Tyrell ha permitido que la Fe se apodere de la Corona, y su primer acto como rey calzonazos es enviar a su padre tío a Aguasdulces a liderar las tropas Lannister para enfrentarse al Pez Negro. La misión no le sienta bien, pero Cersei le convence en un momento, demostrando una vez más que aunque no pueda luchar con la espada, sabe muy bien cómo ganar una guerra.
Las Tierras de los Ríos, en guerra
De la noche a la mañana, Juego de Tronos recupera un foco bélico ya olvidado para reunir en él a numerosos personajes y permitir que muchas tramas colisionen, mezclen y avancen. Una estrategia realmente inteligente pero que quizás con las prisas de esta sexta temporada nos pilla un poco desprevenidos.
Tanto, que creíamos que la Guerra de los Cinco Reyes había acabado. Tanto, que nos olvidamos que Edmure Tully no había muerto en la Boda Roja y que Walder Frey codiciaba el control de Aguasdulces. Tanto, que si no fuera porque Sansa nos recordó su existencia, tampoco nos acordaríamos del Pez Negro.
Todo apunta a que, independientemente de lo que suceda en el norte —Invernalia y el enfrentamiento entre Jon/Sansa y Ramsay Bolton— o en el sur —Desembarco—, en Aguasdulces habrá conflicto, y seguramente independiente, reuniendo a los personajes que andan perdidos por tierra de nadie. En este conflicto, previsiblemente, estarán involucrados los Frey, apoyados por Jaime Lannister y sus tropas; y los Tully, liderados por el Pez Negro. Recordemos que Brienne acudirá a pedirle ayuda al Pez Negro por petición de Sansa, y que la Hermandad sin Estandartes también tendrá mucho que decir.
¿Se narrarán ahora los acontecimientos que tuvieron lugar en Festín de Cuervos? Si es así, ¿no es demasiado tarde?
Sangre de mi sangre y tiro porque me toca
Blood of my Blood concluye con una escena espectacular, pero que no deja de ser previsible en dos sentidos. Por un lado, porque no hace falta ser muy avispado para saber que, después de escuchar un familiar sonido y que Daenerys decida avanzar sola, dejando atrás a sus dothrakis, iba a aparecer con Drogon. Por otro, porque alrededor del 90% de los episodios que termina Daenerys acaban con una escena similar, ya sea con discurso o sin él.
Tras esta aparición al más puro estilo Avatar parece que el viaje de Daenerys y sus tropas a Poniente está cada vez más próximo. El viaje, si nada lo impide, tendrá lugar esta temporada, y algo nos dice que la reaparición de los guerreros de las Islas del Hierro tendrán mucho que ver con ello. ¿No creéis?
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