Comienza otra maravillosa jornada en el hospital donde los pacientes no se aburren
ni en la sala de espera. En esta ocasión, el
madrugón está patrocinado por la minga de Owen Hunt, que como buen personaje
sin propósito dramático útil, hace gala de físico desnudo en la mediana edad. Por
lo menos que sirva como acicate para fidelizar al target de audiencia.
Movida por dicha minga y en la que quizás sea una de las decisiones más
decepcionantes de las dos temporadas que lleva con nosotros, Amelia decide reembarcarse en el
portaaviones del amor del doctor Hunt tras uno de esos diálogos marca de la
casa: “somos personas tóxicas, autodestructivas, vamos a montar más drama
que alegrías podemos llevarnos para el cuerpo, pero ven y cómeme los morros que
siempre acabábamos los episodios a la gresca y hay perdices que cocinar”.
Aproximadamente.
La que no sale tan bien parada en el departamento de cuentos de hadas es
Steph. Tras el Expediente Warren que se creía poseído por la gran Cristina Yang,
Steph se proclama heredera de pleno
derecho del título de yonki de la medicina.
Su fugaz noviazgo con Wilmer Valderrama cae víctima de la incapacidad de New Yang para estar en el lado del paciente/familiar, perfectamente argumentado por esa niñez traumática que tan buenas migas le hizo hacer con Amelia. Habrá sido una ruptura anticlimática, sí, pero por lo menos se sostiene argumentalmente, que es más de lo que de otros muchos arcos puede decirse.
Su fugaz noviazgo con Wilmer Valderrama cae víctima de la incapacidad de New Yang para estar en el lado del paciente/familiar, perfectamente argumentado por esa niñez traumática que tan buenas migas le hizo hacer con Amelia. Habrá sido una ruptura anticlimática, sí, pero por lo menos se sostiene argumentalmente, que es más de lo que de otros muchos arcos puede decirse.
Antes de tocar el plato fuerte de la semana, repasamos —a la par que nos
sirve como ejemplo de arcos argumentalmente insostenibles— cómo va el Japril. Si hoy se odian, si se quieren, si se denuncian,
si se van de flashbacks… Hoy toca odiar
a Arizona moderadamente juntos. Un estado marital de April Kepner perfectamente
normal. Conclusión: que Arizona dimita como obstetra de April es lo
auténticamente racional.
Y por fin, con los dolorosísimos rumores de Sara Ramirez abandonando la serie en
tres semanas, tenemos que hablar del Calzona. En el reparto de las amistades para testificar en How to Get Away with
Sofia, Callie gana a Arizona 2-0 ya que Alex no se moja ni en la ducha. La
pobre Arizona se ve ya derrotada, especialmente si el juicio por la custodia
requiere una carrera de obstáculos.
La gran pregunta que nos hacemos todos, además de si Shonda conseguirá
blindar el contrato de Saritísima un par de lustros más, es la siguiente: ¿qué
trama Pretty Penny defendiendo a Arizona? ¿Está
remando a favor de obra para que no haya otro derramamiento de sangre LGBT+ en
nuestras pantallas? ¿O tiene un propósito oculto para evitar que Callie
degüelle a la de los patines? Querida Penny, al igual que tu repentina beca
nómada, sigues siendo todo un misterio para nosotros y probablemente para los
guionistas.
Next week: el juicio contra O. J. Simpson se queda en un recurso de multa de
tráfico. Y puede que alguien ejerza la medicina, pero la probabilidad es baja.
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