—Por @mschiusbish
Que Cisco Ramón es el espejo en el que nos miramos muchos fans al ver The Flash no creo que le extrañe a nadie. Sus divertidas y humanas reacciones cada vez que ocurre algo “molón” en S.T.A.R. Labs aportan el punto de verosimilitud y realismo que este tipo de series necesitan: si yo viera las cosas que Barry hace de cerca, creo que también fliparía y me emocionaría tanto como Cisco.
Muchas veces, esas reacciones llevan a Cisco a establecer interrelaciones entre lo que ve a su alrededor, sus quehaceres cotidianos en S.T.A.R. Labs, con cosas que ya ha visto y oído antes; esto es, en aquellos universos ficticios con los que todos hemos crecido. En ese sentido, Cisco es (digámoslo ya claro) una fuente andante de referencias cinematográficas y televisivas. Un fan más. Como nosotros. Mirad si no sus siempre cambiantes y cómplices camisetas con guiños a The Big Bang Theory, su afición a Harry Potter o Star Wars…
Y no son pocas interrelaciones las que se establecen entre The Flash y muchas series y películas. Lo cierto es que la serie bebe, y mucho, de tantas y tan diversas fuentes, que no pretendo yo fijarme de momento más que en una: Fringe. Porque sospecho que soy tan fan de la serie de J.J. Abrams y cía. como probablemente lo sean los creadores de The Flash.
Vayámonos, primero, a lo más obvio. Fringe fue el primer sitio en el que me enamoré perdidamente de todo ese juego con las realidades paralelas y universos alternativos. Y si bien el multiverso DC es algo muy anterior a Fringe y a películas como Interstellar y Origen, o series como Doctor Who, estoy bastante segura de que en The Flash se han dado más de un visionadillo de la antigua serie de la FOX para construir su Tierra-2 e incluso para explicárnosla.
El momento más obvio vino, sin duda, de la mano del Profesor Martin Stein al principio de esta segunda temporada. Cambiaron la pizarra de toda la vida de Walter por la transparente y moderna de S.T.A.R. Labs, pero el resultado fue muy parecido. Aquella escena en la que la mitad de Firestorm nos explica qué es eso del multiverso y cómo funciona (muy lograda y asequible, por cierto, para aquellos que no estuvieran familiarizados ya con ese concepto) es una paráfrasis de la escena de la primera temporada de Fringe en la que Walter le explica a Olivia cómo las pequeñas y grandes decisiones que tomamos derivan en infinitas posibilidades o realidades alternativas.
De todos esos universos infinitos, siempre se establece especial afinidad o conflicto con uno. Lo que en Fringe llamaban “El Otro Lado”, en The Flash es “Tierra-2”. Y pone la serie su granito de arena en esta fascinante mitología de multiversos al llamarlo también “El Otro Lado del Espejo” en boca de Jay Garrick (¿o tal vez Zoom? Francamente, no me importa), estableciendo un acertado símil con la Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll.
Así y todo, yo eché de menos ver algún que otro zepelín en Tierra-2. Eran lo más llamativo del Otro Lado de Fringe, y una buena y bonita tradición que no hay por qué perder. Algo así como recoger el testigo que, de hecho, Fringe ya había recogido de Doctor Who, a quienes se les ocurrió primero en ese gran episodio en el que Rose y el Doctor acaban en un universo alternativo en apuros.
Pero, sin duda, han sido los acontecimientos más recientes en The Flash los que, de alguna manera, han legitimado que no pueda parar de ver paralelismos entre ambas series. Pasando por alto el ya casi cliché de los döpplegangers malvados (aunque tanto Walternativo como Fauxlivia/Bolivia nos demostraron que ni los malos son tan malos), me remito al episodio de la semana pasada, Rupture, y a ese momentazo TAN a la “¿Dónde está Peter Bishop?” que se marcaron con la desaparición de Barry. Con un “vacuum” incluido y un guiño fenomenal por parte de Cisco: “¿No hay Fringe en la Tierra-2, no? Tomo nota.” Guiño que nos deja bien claro que en The Flash saben lo que hacen y a quiénes homenajean.
La semejanza entre la máquina que borra a Peter Bishop de la existencia y el aparato que pretende devolver la velocidad a Barry es tan apabullante que da escalofríos. ¿La buena noticia? En ambos casos sabemos que no es más que un contratiempo, y que tanto Barry como Peter reaparecerán en algún momento.
Aunque tampoco es necesario irse a tramas tan recientes. La primera temporada de The Flash ya apuntaba ciertas manerillas y, si no me creéis, volved al capítulo en el que nos revelan la verdadera identidad del Dr. Wells y vemos cómo Eobard Thawne (ese Flash Reverso venido del futuro) se hace con el cuerpo de Harrison Wells con un artilugio sospechosamente parecido al de los cambia-formas de Fringe. Otro símil sin desperdicio. Aunque los cambia-formas tenían sentimientos y parece que Thawne, en principio, no demasiados.
Otros guiños...
Cisco y el regaliz rojo. Vale, llamadme loca. O a lo mejor es que oigo música en todas partes, pero un informático/científico que en su primera secuencia en el episodio piloto aparece comiendo regaliz rojo, sólo puede ser un digno sucesor de Walter Bishop. Y no ha sido la única vez. Ni para viajar a la Tierra-2 se olvida de sus regalices Cisco. Cada vez que lo veo comiendo regaliz, me siento como un Walter orgulloso de su Peter.
Y qué decir de la preocupación de Cisco con sus poderes y el lado oscuro. Esa emoción loca y tierna por la ciencia y los metahumanos, a la par que el respeto y miedo que le produce tener tanto poder en sus manos… Son en general características muy de Walter, quien llega hasta el punto de extirparse ciertas partes de su cerebro, aterrado por el efecto corruptor que tanto poder y conocimiento han tenido sobre él.
En fin, ya sólo me queda suspirar por ese crossover que nunca tendremos. Esa conversación entre Cisco y Walter que nunca tendrá lugar. Sniff.
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