Despiertas en la bañera de casa, cubierto de heridas. Miras a tu alrededor y hay sangre en las paredes. Te duele todo el cuerpo, pero no sabes cómo has llegado allí y, lo que es peor, tampoco qué has hecho. Porque tu mente decide apagarse de vez en cuando y, durante horas, haces cosas sin ser consciente de ello. Es lo que le ocurre a Marcella Backland en el piloto de Marcella, la última serie británica en llegar a nuestro país bajo el sello Netflix Originals.
Anna Friel (Pushing Daisies) da vida a esta detective, que vuelve al cuerpo de policía cuando un asesino en serie al que persiguió hace años vuelve a atacar, y que está llamada a ser de algún modo la nueva Saga Noren, pues uno de los creadores de la serie es Hans Rosenfeldt, de Bron|Broen. Marcella había dejado el trabajo para centrarse en su familia, pero su vida personal ha sido un desastre igualmente: su marido, Jason, quiere divorciarse, sus hijos están en un internado y los apagones de su cabeza cada vez son más intensos.
Su protagonista es el principal sello distintivo del enésimo drama policíaco que nos llega desde Europa, pero no el único. Como ya hiciera en la serie del puente, Rosenfeldt teje en Marcella un tapiz repleto de secundarios que conforman un reparto coral y la convierten más en un drama de personajes (casi en una soap opera) que en un thriller al uso. Y por allí pululan caras conocidas como las de Jamie Bamber (Lee Adama en Battlestar Galactica) y Laura Carmichael (la sufrida Lady Edith de Downton Abbey).
Porque la serie abre dos frentes desde el principio: los asesinatos que investigan Marcella y sus compañeros, y la desaparición de Grace Gibson, una ejecutiva de la empresa en la que trabaja el marido de la protagonista. Grace y Jason tenían una aventura, y Marcella empieza a creer que ella misma puede tener algo que ver en el asunto sin ser consciente de ello. De aquí en adelante, la cosa no hace más que complicarse.
La serie sigue al hermano de Grace y a sus mejores amigos, una pareja homosexual; a una joven que se dedica a hacer sesiones en directo por webcam para una página porno; al detective encargado de la investigación de la desaparición de Grace; al principal sospechoso de Marcella, que está en libertad condicional y se entrevista de vez en cuando con una criminóloga que está elaborando un perfil; y a la familia y compañeros de trabajo de Grace al completo. Aunque al principio parece no tener sentido que la cámara siga a tantos personajes, el círculo se va cerrando con el paso de los episodios.
Marcella busca desesperadamente el giro de guion impactante y tiene tintes culebronescos en el desarrollo de algunas de sus tramas. En ese sentido palidece un poco ante otros policíacos europeos del estilo y, además, no consigue que empaticemos tanto con sus personajes como lo hacen Broadchurch o Happy Valley, por ejemplo.
Pero estos defectos no deberían impedir que le diésemos una oportunidad, sobre todo por su personaje protagonista. Al haberla visto solo en Pushing Daisies, tenía mis dudas sobre Anna Friel, pero la actriz sale airosa del reto que supone este papel: logra transmitir el carácter de Marcella y, al mismo tiempo, le da una capa de vulnerabilidad y frustración muy convincente. Hace que creas que es una mujer normal y corriente, castigada por la vida, y ya solo por este retrato, Marcella bien merece nuestro tiempo, que no es demasiado: son solo ocho episodios que no pasan de los tres cuartos de hora.
¿La habéis visto? ¿Qué os ha parecido?
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