Black Mirror / Paste Magazine
La semana pasada conocíamos la noticia de que la revolucionaria Black Mirror regresará por todo lo alto el 21 de octubre en su nueva plataforma, Netflix. La nueva temporada constará de seis episodios —más otros seis que previsiblemente veremos el año que viene, ya que un total de doce han sido comisionados— y en ellos aparecerán actores de la talla de Gugu Mbatha-Raw, Mackenzie Davis, Jerome Flynn, Bryce Dallas Howard, Alice Eve, James Norton, Michael Kelly o Kelly Macdonald.
La mayor parte de los episodios han sido escritos por Charlie Brooker, con la notable excepción de uno que firma nuestra Rashida Jones junto al brillante Mike Schur, el cual precisamente ha sido dirigido por Joe Wright.
Desconocemos todavía sobre qué temas girarán los nuevos episodios, pero como nos hemos despertado frescos y tenemos muchas ganas de que regrese, hemos pensado en cinco historias que nos encantaría ver reflejadas en Black Mirror. ¿Cuáles son las tuyas?
Pokefrenia
Pokémon GO / Tecnoinnovador
Sin duda, la historia que a una buena cantidad de aguafiestas les encantaría ver. La famosa app de Niantic, que en cuestión de semanas ha cambiado el mundo —el resultado todavía está por verse, eso sí—, no solo es una gran herramienta de entretenimiento sino también una inagotable fuente de noticias, no todas ellas positivas. Sería fácil y relativamente previsible que Black Mirror se centrara en los pormenores de una app de realidad aumentada como esta, centrándose en aquellos usuarios que van indudablemente más allá. Quizás mostrando a jugadores que se toman el juego demasiado en serio, que comiencen a creer que lo que ven en sus smartphones es real y que deseen convertirse en maestros Pokémon a toda costa.
Actualización: parece ser que la parodia se nos ha adelantado.
El timeline del delito
No hace falta romperse la cabeza con esto. Cuando en España se empezó a criminalizar a usuarios de Twitter por los contenidos que compartían en la red —no me voy a meter en lo ético ni en lo legal del asunto— se abrió efectivamente una veda terriblemente peligrosa. Desconozco si en otros países se ha llegado a tales extremos, pero me encantaría ver retratado en un episodio de Black Mirror la historia de un candidato político vilipendiado, perseguido y enjuiciado por un tweet sacado fuera de contexto y convertido en arma política.
El monopolio del entretenimiento
Sería irónico, como poco, que la nueva Black Mirror de Netflix retrarara precisamente el modo en el que la plataforma se está adueñando poco a poco de la industria del entretenimiento... incluyendo la absorción de la propia Black Mirror —para los perdidos, Netflix hizo la oferta más alta a la hora de comprar los derechos de emisión de la serie en Reino Unido y Channel 4 se quedó sin ella—. Me encantaría ver una historia centrada, por ejemplo, en un alto ejecutivo o ejecutiva que trabaja para una empresa global de vídeo bajo demanda que poco a poco va absorbiendo ideas, contenidos e incluso canales, monitorizando los gustos y expectativas de la gente para crear un producto tan perfecto que pueda arrasar con todo.
Snapsuicidio
He de reconocer la brecha generacional que tengo con Snapchat, pero más allá de mi incapacidad para entender la plataforma, creo que esta puede ser fácilmente fuente de innumerables historias de ficción. Por ejemplo, imaginemos que uno de esos challenges se fuera de las manos y viéramos en la serie cómo los usuarios de una plataforma similar se retan unos a otros por conseguir que su propio suicidio sea el más visto y comentado de todos. Todo por el like.
He de decir que había redactado esta quinta idea como un caso sobre el fin del periodismo, el ascenso de Trump y un conflicto geopolítico galopante, pero ayer por la tarde encontré el que posiblemente sea el culebrón más sórdido que ha vivido Twitter y no lo he dudado. ¿Qué os parece una historia sobre dos usuarias que no saben discernir las posibilidades de uso de una red social como Twitter y la utilizan como si de WhatsApp se tratase, aireando en público sus secretos sin ningún tipo de pudor? No sé si se trata de un fake o no —el hecho de que lleven años hablando así nos dice que no— pero la conversación no tiene desperdicio. Un episodio sobre las consecuencias de contar en redes públicas nuestras vidas privadas sería espectacular, incluso podrían utilizar este mismo caso, ya que en ocasiones la realidad es más dura que la ficción.
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