Siete temporadas en antena, más de un centenar de episodios y miles de vueltas de tuercas han vivido las tramas de las mentirosas de Rosewood. Parecía que la séptima temporada de Pretty Little Liars, tal y como se anunció en un principio, iba a ser la última de la serie de Freeform, pero esto podría cambiar en cuestión de segundos.
El fin de la serie con esta temporada, a día de hoy, no está confirmado. Es más, tanto Marlene King, showrunner, como el elenco de la serie no cierran la puerta a una octava temporada, siempre con respuestas abiertas ante las cuestiones que tratan el tema. Aunque, podría dejar de contar con algunos actores y, quizás, perdería a una de sus actrices principales. Troian Bellisario, quien da vida a Spencer Hastings en la ficción, declaró en su día que la serie debía poner fin a su andadura con esta última tanda de capítulos para no alargar más la historia. Según estas palabras, podría deducirse que la actriz sería una de las caras que abandonarían Rosewood, aunque esto solo se trata de una mera suposición.
Tras cientos de episodios y seis años siguiendo las peripecias de Hanna, Spencer, Aria, Emily y Alison, he de confesar que he amado y odiado la ficción a partes iguales, pero hoy me sitúo del lado que apuesta por su final por varias razones.
Podríamos ser los guionistas
Si hay algo a lo que tiende la serie es a repetir tramas y optar siempre por los mismos giros de guion, los cuales han utilizado hasta provocar que los propios espectadores predijesen lo que estaba a punto de ocurrir antes de que culminara la escena. El momento en el que el guion de tu serie se vuelve predecible, una de dos: algo tiene que cambiar o algo tiene que acabar. Y, en este caso, todo apunta a la segunda opción por el número de temporadas en emisión que han convertido a Pretty Little Liars en la pescadilla que se muerde la cola en cuanto a trama se refiere.
Por ejemplo, todos sabíamos que el mensaje de A.D sobre la posible supervivencia de Elliot era una trampa para poder fotografiarlas desenterrando el cadáver; o, la vuelta en ocasiones concretas de personajes problemáticos como Jenna o Noel Khan. Y así, con innumerables detalles más.
Por ejemplo, todos sabíamos que el mensaje de A.D sobre la posible supervivencia de Elliot era una trampa para poder fotografiarlas desenterrando el cadáver; o, la vuelta en ocasiones concretas de personajes problemáticos como Jenna o Noel Khan. Y así, con innumerables detalles más.
Todos han sido sospechosos
Hablando de giros de trama constantes, este es el más claro de ellos. Pocos personajes se han librado de estar en el punto de mira, al menos durante un capítulo, por ser el posible acosador de las liars: media familia de Spencer, Toby, Ezra, Jenna, Ashley (madre de Hanna), Alison, media familia de Alison…Y cuando parecía que encontrábamos a la verdadera A, Charlotte, surge un nuevo sospechoso para que la noria siga girando.
Sobrepasado el surrealismo
Ficción, su propio nombre lo indica, es un ingrediente más de la misma, pero, ¿hasta qué punto tiene que rozar la obviedad? Hay escenas que quedarán para el recuerdo como el capítulo de Halloween en el que Aria le está dando la mano a Hanna y, de repente, al encender la luz, le está dando la mano a un maniquí, todo sin percatarse. Esas escenas que te sacan de contexto y te expulsan de un zarpazo del mundo ficticio en el que estabas sumergida.
Por surrealismo, no hay que olvidar la temporada en la que Ezra fue sospechoso y nos mostraban el sótano que este tenía lleno de cámaras con las que vigilaba a las mentirosas para, finalmente, reducirlo todo a que estaba escribiendo un libro.
Estos sinsentidos son aptos para un breve número de temporadas, pero después de tantos años, no hacen más que sobrecargar a los espectadores que miran con ojos cada vez más críticos a la ficción estadounidense.
No va a funcionar con actores nuevos
Corre el rumor por las redes sociales, y en algún medio especializado en series, de una posible continuidad de Pretty Little Liars con un elenco renovado y la marcha de alguna de las protagonistas. Esta idea sería un error tanto en la posibilidad de que sean todo caras nuevas o se marchen solo algunos: en el primer caso porque son seis años los que el público se lleva identificando con los personajes hasta crear un vínculo emocional en torno a su papel en la ficción y su peso en la misma.
Renovar todo el cast supondría doble esfuerzo para el espectador: continuar siguiendo la serie otro año más y empatizar con un elenco completamente desconocido; en el caso de variar personajes concretos también ya que, si se tratase de una de las protagonistas, obligaría a la audiencia a esforzarse en identificar a esa nueva actriz en el papel que llevamos años viendo en la piel de otra y, seguramente, con una interpretación totalmente distinta, lejos del carácter que se le había dotado a ese personaje hasta el momento. También podrían contemplar su desaparición absoluta en forma de muerte o marcha de Rosewood, lo cual podría provocar polémica dentro del fandom.
He amado y odiado esta serie, y hasta me he reído con ella en alguna ocasión, pero debe marcharse con la dignidad que le quede. Siempre llevo por bandera una idea o concepto en cuanto a las series de televisión se refiere y es que, acabar una ficción cuando corresponde, es otro de los ingredientes de su éxito. Lo contrario, es un error. Alargar una serie por el mero hecho de gozar de la gratitud de la audiencia solo provoca su salida por la puerta pequeña y se gana el hastío de los espectadores que en su día no se perdían ni un solo episodio.
Muchos diréis: “siguen ganando cada año los Teen Choice como reconocimiento del público”. Tenéis razón, pero ese público es el mismo que mañana se cansará si se cumple la hipótesis de una octava temporada y, quizás, con nuevo elenco. Mejor marcharse rodeada de premios del público que echada por él.
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