En una de esas noches tontas que sabes que por "deberes" tienes que ver otras series, de hecho, una cantidad absurda de ellas, te da por ponerte Grantchester. Porque la tienes grabada, porque te mira desde la pestaña de series grabadas/pendientes, porque es inglesa y porque la protagoniza James Norton, ese actor que tan bien lo hace en Happy Valley. Te decides a verla y te encuentras con una maravillosa serie británica que, ojo a esto, es lo más parecido a Se ha escrito un crimen que has visto últimamente, y claro, te enganchas ¡vaya que si te enganchas!
Los seis episodios de la primera temporada, aunque se la enmarque como miniserie, están basados en los seis casos de la novela Sidney Chambers and the Shadow of Death, parte del compendio de relatos cortos y novelas de James Runcie, The Grantchester Mysteries. En ellos, el vicario del pueblecito de Grantchester, a una milla escasa de Cambridge, se convierte en el detective por excelencia al resolver todos aquellos casos de asesinato que acontecen. Y eso mismo es lo que vemos en la serie de ITV estrenada en 2014 y que Movistar + emite, actualmente la segunda temporada, en España.
James Norton da vida al cura Sidney Chambers un excombatiente de la II Guerra Mundial que, aún siendo la cara mona de su grupo de amigos y amigas, decidió tomar el sendero de Dios tras la contienda, para mayor desesperación de sus padres y de las posibles pretendientes. Norton interpreta a un personaje situado entre Sherlock Holmes y Angela Lansbury. Un arquetipo de personaje en el que se asoman las aristas de aquellos que disfrutan con indagar la verdad a través de las pistas que consiguen y de descubrir al perpetrador del crimen gracias a su intelecto y conjeturas.
Para mi sorpresa, Grantchester, es una buena partida de Cluedo que sabe conjugar muy bien dos géneros como el detectivesco, chupito en casa si se adivina quien es el asesino, y el procedimental, pues en cada episodio tenemos un caso resuelto. Además, de éste último recoge la figura de la pareja de sabuesos formada por un policía, el Inspector Geordie Keating (Robson Green), y el acompañante que no pertenece a los cuerpos de la ley, el cura.
En la amplia mayoría de series británicas la ambientación es un personaje más, y en eso las ficciones de las islas le llevan la ventaja al resto del planeta. Grantchester se desarrolla en 1953 un período en el que las heridas de la SGM no han acabado de cicatrizar en muchos de los que en ella lucharon, ahora sumidos en el alcohol. Una etapa en la que aún se mira con desdén a una mujer alemana, pese a estar casada con el inglés de turno, o en la que tu amor platónico se va a casar con otro por motivos familiares. ¿Acaso creíais que no había romanticismo en la serie? Qué poco conocemos a los curas anglicanos.
Buena música de jazz, vestuario impecable, reitero que en esto los británicos son los mejores, y unos exteriores que dan ganas de irse a vivir a Grantchester. Yo, por lo menos, ya me he apuntado visitarlo en mi próximo viaje a Londres.
COMENTARIOS