Las novedades seriéfilas de esta semana nos traen Aftermath, una nueva serie apocalíptica por parte de Syfy. Sí amigos, todavía salen de debajo de las piedras series que narran un apocalipsis en nuestro planeta que le rompe los esquemas a la humanidad y hace que unos valientes protagonistas tengan que buscarse la vida para sobrevivir unidos en una nueva realidad desconcertante, ¿qué original, no?
Soy de las personas que quieren creer. Veo que van a lanzar una novedad en este género y pienso que todavía pueden añadir elementos novedosos o hacer gala de unos efectos especiales fantásticos; y si en esto fallan, a lo mejor es porque los personajes son maravillosos, de esos que consiguen que veas una serie mediocre solo para ver lo que pasa con sus vidas y cómo se desarrollan las relaciones entre ellos. Pero lamento decir que si tuviera que contestar cuales de estos criterios cumple Aftermath en un examen, marcaría la casilla de “ninguna de las anteriores”.
Aftermath nos sitúa sin mucha ambientación previa en un mundo en el que está pasando de todo. Y cuando digo todo, es todo. Desde muchísimos elementos del apocalipsis bíblico, pasando por una extraña enfermedad que hace que las personas enloquezcan y se dediquen a asesinar a los demás gratuitamente, hasta llegar a extraños espíritus que poseen a las personas otorgándoles poderes sobrehumanos con el fin de hacer daño a los demás. Y no puedo decir que esta sea una combinación ganadora.
Nuestros protagonistas son los cinco miembros de la familia Copeland, que lamento decir que pasan sin pena ni gloria por el episodio. El peso de la familia lo llevan los padres, Joshua (James Tupper, Revenge) y Karen (Anne Heche, Men In Trees), que intentan lidiar con elementos sobrenaturales que les sobrepasan, a lo que se les une tener que salir a la búsqueda de su descarriada hija Brianna con la ayuda de móviles que funcionan de vez en cuando durante una lluvia constante de meteoritos, mientras el resto de la prole pasa desapercibida sin implicarse en ninguna trama. A lo mejor la cosa mejoraría si alguno de los personajes despertara un mínimo de empatía, pero eso no ocurre en esta primera toma de contacto.
Solo falta hablar de los efectos especiales, que tampoco ayudan a que la serie destaque ni mucho menos, haciendo un flaco favor a la credibilidad del guión. Los espíritus que salen de seres humanos, las personas volando por los aires y los meteoritos que surcan el cielo cada pocos minutos están pobremente conseguidos, haciéndome echar de menos incluso los elementos mágicos de Once Upon A Time.
En conclusión, se trata de una serie que satura mucho y cala poco. Por mi parte, voy a seguir esperando esa serie apocalíptica que marque la diferencia, porque Aftermath no lo ha conseguido.
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