El capítulo de la semana por fin nos muestra algo de lo que, se supone, es la trama de la temporada/el primer arco/lo que vayan a hacer porque no me ha quedado claro; eso sí, sin mucho avance, más bien historia y puesta en situación. Y es esta historia la que nos lleva a las cálidas tierras de Agrabah, donde conocemos la relación acontecida entre Aladdin y Jasmine, algo diferente al clásico Disney pero con innumerables guiños al mismo, lo que ya sabemos nunca está de más.
Cuando en Storybrooke aparece muerta el Oráculo y Jasmine huye de la escena, es hora de dar explicaciones, y conociendo a la Jasmine de Disney, todos —Emma— sabían que no podía ser mala y le ayudan a buscar a Aladdin, otro Salvador, con la esperanza de que si él está vivo, aún hay esperanza para Emma. ¿Pero cómo pasó Aladdin de ser una rata callejera a tener este importante papel en la historia? Además... ¡sin Genio! Sin pisar (sí, estoy ignorando lo de la vara de Jafar) lo que se contó en la fallida OUAT in Wonderland, aquí la princesa Jasmine es quien insta a Aladdin a buscar la Cueva de las Maravillas donde se encuentra ese Diamante en Bruto que, por supuesto, como en el clásico, es el propio Aladdin, para que acabe con el tirano Jafar, que tiene al Sultán hipnotizado y está acabando con el reino. Es en esta cueva donde los poderes del Salvador salen a la luz y Aladdin descubre su papel en el juego, y también es en esta cueva donde casi abandona todo cuando Jafar le da una salida tras una visión de lo que será su futuro. Sin embargo y con mil guiños a la película animada, Aladdin rescata a Jasmine y el reino de Agrabah, pero Jafar huye.
Aquí no hay historia de amor sobre la alfombra mágica, no hay Príncipe Alí Ababwa y, como ya he dicho, no hay Genio, por lo que toda la trama se pasa en un suspiro y el beso entre Aladdin y Jasmine nunca llega, ya que el joven se va en busca de Jafar para seguir cumpliendo su destino como Salvador, y ya vimos en la primera escena de la temporada que muy bien no le fue.
En Storybrooke, tras encontrar lo que piensan que son los huesos de Aladdin, el ladrón aparece confesando que ha estado allí desde el principio y que no ha muerto porque usó las tijeras que Jafar le dio, no pudiendo soportar la carga que conlleva ser el Salvador. Tijeras que pese a las nobles insistencias de toda la familia Charming, Garfio se guarda en caso de emergencia; tijeras que probablemente puedan salvar a Emma para que, de una forma u otra, ella vuelva a tener los poderes de Salvadora que la caracterizan. La pregunta sigue siendo, ¿quién está bajo esa capa? Ahora que la Reina Malvada lo sabe todo, que Zelena vuelve a tener ganas de marcha y que el Oráculo ha muerto y no nos puede dar respuestas, sólo una aparición de Jafar, que parece que sabe del tema, puede darnos respuestas. Además, el reencuentro entre Aladdin y Jasmine no nos da beso, sino trabajo —que Al no puede llevar a cabo ahora que ya no es quien Jasmine necesita—, que la princesa sigue ejerciendo y aún no sabemos cómo acabó en la Tierra de las Historias no Contadas. Veremos cómo evoluciona el asunto, pero de momento la semana que viene nos adentramos 20000 leguas de viaje submarino y, si queréis saber mi opinión, creo que esto se está yendo de madre. ¿Cuánto faltará para que veamos a Willy Fog? Se admiten apuestas.
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