El Alexgate continúa rampante causando todo tipo de estragos en el hospital con vista preliminar incluida. Las dimensiones de los cargos que el abogado de DeLuca presenta contra Alex exceden lo esperado y las consecuencias prometen ser mayores de un juicio de faltas. Traducción: este jaleo no se resuelve ni para navidades.
El Seattle Grace Mercy Death está dividido. No tenemos claras las partes, pero la cosa está en que “pick sides”. Si tú aún no has elegido bando, aunque sea a ciegas, vas mal. ¿Eres Team Alex con Meredith en modo gángster amenazando al interno con ponerle a hacer tactos rectales de aquí a su graduación? ¿Eres Team Jo como Amelia escogiéndola porque le sale de donde se hacen dichos tactos, sin argumentos aparentes? ¿O eres Team DeLuca porque el que tuvo, retuvo, y que se lo digan a Maggie?
La que de forma muy inesperada aún no se ha posicionado en el asunto es Arizona Robbins. Arizona, amiga del alma y mentora de Alex a la par que compañera de piso de DeLuca. No sabemos si le toca algo también a Jo, pero lo que está claro que se está tocando es otra cosa porque debe ser que se iba de vacaciones sin avisarnos siquiera. Los niños muriéndose de apendicitis y ella tan pichi. Ésta vuelve mulata, ya verás.
La gestión de Bailey con la siempre inestimable colaboración de Richard Webber ha encontrado una solución ideal para poner tierra de por medio entre Apestálex, el siempre sexy aunque magullado DeLuca y los pacientes, que de repente parece que les va a pegar pipis a todos: ¡abrir el armario de las tramas olvidadas!
Temporada 3, allá por 2006. La mitad de vosotros no tendría pelo en X partes y la otra mitad ya lo habrá perdido pasados estos diez años. Izzie Stevens recibe 8.7 millones de herencia del paciente moribundo del que se enamoró la pedazo de insensata. Abre una clínica gratuita que bautiza en honor a Denny Duquette. Nadie se ha acordado mucho de ella hasta esta semana, que qué bien viene la filantropía de la fugitiva de tu ex para usarla de leprosería, ¿verdad, Alex? #HeiglVuelve.
Si ya poniendo el cajón de mierda tan a tiro no mandan a Alex a hacerle un llamacuelga a Izzie consumido por el recuerdo de sus días de gloria, es para matarles. Tenéis mi bendición para rebotarle esta humilde crítica a la Tita Shonda.
No podemos dar la bendición al tema Grey-Riggs. Esta trama sigue imparable, jugando con las ilusiones de un tierno animalico indefenso como es Maggie. Maggie se ha pillado hasta las trancas de Riggs porque cambia de amores más rápido que de permanente, ya se ha olvidado del convaleciente DeLuca y ahora se le ha metido entre ceja y ceja montar un triángulo amoroso sin saberlo ella siquiera.
La hermanísima, por su parte, en vez de ser una persona honesta y consciente de que su tata podría salir del conflicto con una cosa que se llaman “sentimientos” heridos —Meredith Grey aquí viene a gobernar, no a emitir emoción—, opta por jugar a las quinceañeras con secretitos en reunión que son de mala educación y prácticamente reírse de todos mientras rechaza al muy pesado maromo y no deja que Maggie se lo quede. El perro del hortelano meets la gataflora.
La semana que viene quizás tengamos respuestas a las ausencias sonadas y sepamos lo que aguanta Amelia en modo Mujeres Desesperadas montando cenitas de bienvenida a casa. ¡¿Cuándo ha salido bien una cena en esa serie?! ¡¿Cuándo?!
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