Esta semana Supergirl nos ha dejado un episodio para enmarcar en el que todos los personajes han tenido su minuto de gloria. En National City nadie ha tenido tiempo ni para pestañear, y es que Cadmus por fin ha entrado de lleno en el juego y lo ha hecho con ganas. Además, los sentimientos han estado a flor de piel para todo el mundo y nos hemos encontrado con gente a la que llevábamos tiempo esperando. Tenemos mucho de lo que hablar, así que vamos a entrar en materia.
Cadmus había secuestrado a Mon-El solo para usarlo como señuelo y atraer a Supergirl a sus instalaciones de turno, algo que funcionó muy bien. Nuestros héroes son tan nobles que cuando les dicen que vayan derechitos a una trampa sin decírselo a nadie, para allá que van, y aunque sepamos que es algo inherente a todos los del gremio, nunca nos vamos a dejar de exasperar por ello. Lo que Cadmus pretendía era que Supergirl se quedara sin poderes durante unas horas para hacerla vulnerable y así poder extraerle sangre. Consiguieron que se prestara a ello chantajeándola a través de Mon-El, ya que conocen el punto débil de los daxamitas: no toleran el plomo y su contacto con él los envenena poco a poco. Así que el drama estaba servido, porque aunque Mon-El le pidiera que no lo hiciera, nuestra chica no iba a dejar que alguien muriera por su culpa. Más tarde supimos que Cadmus necesitaba esa sangre para adentrarse en la Fortaleza de la Soledad haciéndose pasar por Kara y así obtener información sobre el Proyecto Medusa (sí, en Supergirl todo son proyectos).
La irrupción de Cadmus nos dejó además con varios personajes novedosos en el panorama. En primer lugar, ya conocemos el nombre de (la que parece ser) la mandamás en Cadmus, Lillian Luthor, que pretende librar al mundo de los alienígenas porque, en su cabeza, su hijo es un pobre hombre inocente que está en prisión por culpa de Superman. Hay que ver cómo funcionan las cosas en la cabeza de esta señora. Por otro lado tenemos al Hank Henshaw original, del cual J’onn J’onzz tomó la identidad cuando le creyó muerto, al que Cadmus le ha realizado unas cuantas mejoras y ahora se hace llamar Cyborg Superman. Por último, tenemos a Jeremiah Danvers haciendo por fin acto de presencia, y con bastante buen aspecto tras quince años encerrado, para liberar a Supergirl y Mon-El de las instalaciones de Cadmus quedándose él atrás. Todo esto nos huele muy mal y la opción de que Jeremiah sí esté trabajando para Cadmus cada vez cobra más fuerza.
Tenemos suelto por la ciudad a Guardian encargándose de los crímenes menores con ayuda de Winn, pero no tarda en aparecer otro justiciero que sí remata a los criminales que se cruzan en su camino, incriminado a Guardian de esos crímenes. Winn se ve obligado a contarle a Alex la identidad real de Guardian después de que este fuera marcado como objetivo de la policía, lo que lo convierte en el justiciero anónimo más breve de la historia, y es que al pobre hombre no se le da bien ni eso. Nuestro amor-odio por esta trama se está convirtiendo en odio a secas, ya que como buenos fans de cualquier serie de superhéroes que emitan en The CW, nos da la impresión de que casi cualquier historia sobre justicieros que intenten plantear ya está más que trillada por Arrow, y más cuando están pasando cosas muy parecidas por esos lares ahora mismo.
En el plano sentimental tenemos a (lo que esperamos que sean) dos parejitas incipientes. Alex y Maggie están intentando ser amigas después de la declaración fallida por parte de Alex, que le echa en cara a Maggie que, con sus palabras, le diera pie a pensar que tenía sentimientos por ella, y le damos la razón. Esta vez le toca a Maggie acudir a Alex para decirle que es una persona muy importante en su vida y que no quiere perder su amistad, pero la forma en la que lo dice nos hace pensar que no está hablando solo de amistad. Por parte de Kara y Mon-El empezamos a albergar esperanza de que puedan llegar a ser algo más que amigos; a Kara no le hace falta materializar en palabras lo que piensa sobre la colección de amigas con derecho a roce que tiene Mon-El en la ciudad porque sus caras lo dicen todo, y la admiración que siente Mon-El por la fuerza y la integridad de Kara parece estar convirtiéndose en algo más, llegando incluso a preguntarle a James y Winn que si Kara sale con alguien, momento que nos regaló unas expresiones de lo más curiosas por parte del Club de los Rechazados.
El que no tiene suerte ni en el amor es J’onn J’onzz, que desde que recibió la sangre de M’gann M’orzz está teniendo todo tipo de visiones relacionadas con su familia perdida y su vida en Marte. Gracias a un análisis sanguíneo descubre que sus células están cambiando y por qué, lo que lo lleva a enfrentarse en una batalla green martian vs white martian, que acaba con M’gann diciéndole que prefiere morir a seguir luchando, y desvelándole una dura realidad: por culpa de la transfusión J’onn se está convirtiendo en un white martian, y no se conoce nada que detenga el proceso. No creemos que pueda haber ninguna noticia peor para J’onn, pero lo de dejar a M’gann encerrada en una celda del DEO nos parece excesivo, ya que el crimen de la pobre chica, al fin y al cabo, fue nacer en el otro lado de una guerra que no compartía y no querer dejar que J'onn muriera.
Este magnífico capítulo ha sido ideal para dar paso a la semana de los crossovers, porque si el hype por ver interactuar a todos los personajes de nuestras queridas series estaba presente, ahora se ha multiplicado. Dicho esto, nos despedimos dejando el tráiler de la semana que viene; nosotros nos vamos a hacer una lista de todo lo que le pedimos a Heroes vs Aliens.
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