Con el fin de la segunda temporada de Humans, nos adentramos en un mundo mucho más complejo que el que nos han presentado en los últimos dos años. ¿Qué pasaría si todos los robots presentes en cada barrio y en cada casa pudieran pensar y sentir como nosotros? Es algo que, sin duda, podremos ver en 2017.
Hasta ahora, los robots facilitaban cada tarea del día a día. ¿Podrían estos avances de la tecnología, ya extendidos y normalizados, considerarse opresión hacia un pueblo? El debate no parecía tener sentido hasta que los propios sintéticos lo propiciaron. Funcionaban como reemplazo del sector servicios y la industria, los adultos les maltrataban incluso aunque desarrollasen su cometido a la perfección y algunos adolescentes imitaban sus comportamientos, pero no dejaban de ser máquinas fabricadas en cadena que no experimentaban sentimientos ni emociones. Podrían sentirlos, y eso les convertiría en los esclavos de esta nueva era.
Un pequeño grupo de protestantes no sería capaz de provocar cambios, pero han conseguido reunir a nuevos sublevados. Si en la primera temporada conocíamos al primer grupo de sintéticos conscientes, en este segundo año les hemos visto lidiar, cada uno a su manera, con el despertar de varios de sus compañeros después de que Niska liberase el código en la medida que le fue posible. Ninguno de estos nuevos fichajes ha tenido un protagonismo destacable salvo Hester, que ha tomado el papel de vengadora mientras Niska decidía someterse a un proceso de redención por amor.
Leo y Max se alejaron del resto liderando la campaña de acogida a los nuevos conscientes. Pronto asomaron las diferencias con Hester como detonante. Max prefería desaparecer, esconderse, poniendo siempre por delante la seguridad de todos ellos, mientras que Hester y Leo prefirieron liberar a todos los prisioneros incluso mediante el uso de la violencia.
Mia comenzó de cero con otro dueño que acabó convirtiéndose en su amante y, de la noche a la mañana, cuanto todo iba perfecto, el chico le traicionó por culpa de un amigo, debido a la presión social. Ella mostró una rabia que nos cuesta creer que un robot pueda experimentar, aunque nada comparable con la capacidad de llorar de Karen.
Karen y Pete siempre han funcionado como grupo independiente, y sus vivencias no tenían mucha relevancia hasta que el serafín, un menor robótico, apareció en sus vidas. La compañía Qualia presentaba en el mercado estas versiones jóvenes de los sintéticos mientras trabajaba extraoficialmente junto a Athena Morrow en imitar esta consciencia artificial que el Doctor Elster creó hace años. Esta doctora americana perdió a su hija, pero ha luchado durante años para recuperarla cibernéticamente creando un ente a partir de sus recuerdos y emociones. ¿Y cómo controlar a un ente que se encuentra alojado en la red? Ya era tarde para retener a V en un dispositivo electrónico con apariencia humana. De la misma forma que los hijos abandonan el hogar familiar cuando se hacen mayores, V adquirió tanta información que en un momento dado entendió que lo correcto era perderse en la inmensidad y permitir a sumadre creadora pasar página. En ese momento, Athena acababa de presenciar el proceder de Hester; tenía frente a ella la prueba de que David Elster consiguió aportar mucho más que consciencia a una serie de robots. Presenció el asesinato de Pete y la desolación de Karen.
Los Hawkins volvían a ser una familia unida en otro barrio, sin sintéticos en casa, pero Niska, habiéndose enamorado de una joven alemana, volvió pidiendo ayuda para obtener un juicio justo por sus crímenes, como podríamos tenerlo nosotros. Todo este proceso ayudó a Laura a entender que las diferencias entre nosotros y ellos son mínimas, que tienen derechos y necesidades, y ahora es ella la que se niega a vivir en una burbuja mintiéndose a sí misma e ignorando los nuevos avances. Joe, aparte de ser despedido y proponer una segunda mudanza, ha servido como secundario de apoyo durante toda la temporada.
Toby conoció en el instituto a Renie, una chica que ha adoptado una apariencia y unas maneras similares a las de los sintéticos. Se sintió atraído por ella, esto no es nuevo, aunque viéndolo siempre como algo anormal o inconveniente y no como una opción vital perfectamente válida. Renie aceptó intentar evitar que Sophie experimentase el mismo proceso de transformación, y fue ella la que acabó desmoronándose y volviendo a vestir y hablar como la gran mayoría. No sabemos si conoceremos las razones que le llevaron en el pasado a imitar el comportamiento de los sintéticos; podrían contemplarse traumas familiares. Sin embargo, parece que lo de Sophie era, más bien, una cuestión de nostalgia, echaba en falta a Mia en la familia.
Mattie encontró a Odi entre la chatarra y le usó para probar el código de la consciencia, y éste, separado de los otros de su clase, ligeramente limitado y acostumbrado a una labor puramente servicial, no llegó a encontrar su lugar en el mundo y, finalmente, optó por terminar con su vida plena, uno de los momentos más emotivos de la temporada. Los sintéticos no sólo pueden razonar y enamorarse como nosotros, sino que también pueden sentirse totalmente devastados, vacíos o incompletos.
Cuando Hester aparece en casa de los Hawkins, entiende que la violencia no ha dado los frutos deseados, pero no sabe actuar de otra manera. Leo sufre las consecuencias y Mia se sacrifica para salvar a Laura. Entonces, Mattie debe decidir si subir el código que había arreglado; salvaría a Mia, pero provocaría el caos despertando a todos los robots del planeta. Ambas decisiones traerían consecuencias muy interesantes en una tercera temporada, pero los guionistas optaron por la más catastrofista y, por otro lado, inevitable tarde o temprano, consiguiendo una escena final tremendamente conmovedora.
¿Vuelve Odi a ser consciente? ¿Podrá Athena salvar a Leo o, tal vez, sólo su cuerpo? ¿Serán capaces de dejarnos sin una tercera temporada? La segunda se emite en AMC a partir de febrero y no ha conseguido las audiencias deseadas en Reino Unido. Habrá que esperar.
Un pequeño grupo de protestantes no sería capaz de provocar cambios, pero han conseguido reunir a nuevos sublevados. Si en la primera temporada conocíamos al primer grupo de sintéticos conscientes, en este segundo año les hemos visto lidiar, cada uno a su manera, con el despertar de varios de sus compañeros después de que Niska liberase el código en la medida que le fue posible. Ninguno de estos nuevos fichajes ha tenido un protagonismo destacable salvo Hester, que ha tomado el papel de vengadora mientras Niska decidía someterse a un proceso de redención por amor.
Leo y Max se alejaron del resto liderando la campaña de acogida a los nuevos conscientes. Pronto asomaron las diferencias con Hester como detonante. Max prefería desaparecer, esconderse, poniendo siempre por delante la seguridad de todos ellos, mientras que Hester y Leo prefirieron liberar a todos los prisioneros incluso mediante el uso de la violencia.
Mia comenzó de cero con otro dueño que acabó convirtiéndose en su amante y, de la noche a la mañana, cuanto todo iba perfecto, el chico le traicionó por culpa de un amigo, debido a la presión social. Ella mostró una rabia que nos cuesta creer que un robot pueda experimentar, aunque nada comparable con la capacidad de llorar de Karen.
Karen y Pete siempre han funcionado como grupo independiente, y sus vivencias no tenían mucha relevancia hasta que el serafín, un menor robótico, apareció en sus vidas. La compañía Qualia presentaba en el mercado estas versiones jóvenes de los sintéticos mientras trabajaba extraoficialmente junto a Athena Morrow en imitar esta consciencia artificial que el Doctor Elster creó hace años. Esta doctora americana perdió a su hija, pero ha luchado durante años para recuperarla cibernéticamente creando un ente a partir de sus recuerdos y emociones. ¿Y cómo controlar a un ente que se encuentra alojado en la red? Ya era tarde para retener a V en un dispositivo electrónico con apariencia humana. De la misma forma que los hijos abandonan el hogar familiar cuando se hacen mayores, V adquirió tanta información que en un momento dado entendió que lo correcto era perderse en la inmensidad y permitir a su
Los Hawkins volvían a ser una familia unida en otro barrio, sin sintéticos en casa, pero Niska, habiéndose enamorado de una joven alemana, volvió pidiendo ayuda para obtener un juicio justo por sus crímenes, como podríamos tenerlo nosotros. Todo este proceso ayudó a Laura a entender que las diferencias entre nosotros y ellos son mínimas, que tienen derechos y necesidades, y ahora es ella la que se niega a vivir en una burbuja mintiéndose a sí misma e ignorando los nuevos avances. Joe, aparte de ser despedido y proponer una segunda mudanza, ha servido como secundario de apoyo durante toda la temporada.
Toby conoció en el instituto a Renie, una chica que ha adoptado una apariencia y unas maneras similares a las de los sintéticos. Se sintió atraído por ella, esto no es nuevo, aunque viéndolo siempre como algo anormal o inconveniente y no como una opción vital perfectamente válida. Renie aceptó intentar evitar que Sophie experimentase el mismo proceso de transformación, y fue ella la que acabó desmoronándose y volviendo a vestir y hablar como la gran mayoría. No sabemos si conoceremos las razones que le llevaron en el pasado a imitar el comportamiento de los sintéticos; podrían contemplarse traumas familiares. Sin embargo, parece que lo de Sophie era, más bien, una cuestión de nostalgia, echaba en falta a Mia en la familia.
Mattie encontró a Odi entre la chatarra y le usó para probar el código de la consciencia, y éste, separado de los otros de su clase, ligeramente limitado y acostumbrado a una labor puramente servicial, no llegó a encontrar su lugar en el mundo y, finalmente, optó por terminar con su vida plena, uno de los momentos más emotivos de la temporada. Los sintéticos no sólo pueden razonar y enamorarse como nosotros, sino que también pueden sentirse totalmente devastados, vacíos o incompletos.
Cuando Hester aparece en casa de los Hawkins, entiende que la violencia no ha dado los frutos deseados, pero no sabe actuar de otra manera. Leo sufre las consecuencias y Mia se sacrifica para salvar a Laura. Entonces, Mattie debe decidir si subir el código que había arreglado; salvaría a Mia, pero provocaría el caos despertando a todos los robots del planeta. Ambas decisiones traerían consecuencias muy interesantes en una tercera temporada, pero los guionistas optaron por la más catastrofista y, por otro lado, inevitable tarde o temprano, consiguiendo una escena final tremendamente conmovedora.
¿Vuelve Odi a ser consciente? ¿Podrá Athena salvar a Leo o, tal vez, sólo su cuerpo? ¿Serán capaces de dejarnos sin una tercera temporada? La segunda se emite en AMC a partir de febrero y no ha conseguido las audiencias deseadas en Reino Unido. Habrá que esperar.
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