Hay una crisis en la industria. Lleva años teniendo lugar. En silencio. Tú no te has dado cuenta. Nosotros casi que tampoco, pero nos vamos a poner apocalípticos y nostálgicos en una proporción aproximadamente equivalente y vamos a destapar una caja de los truenos muy necesaria: las series teen se están muriendo. Tía, chat ya.
La archimentada Edad de Oro de la Televisión lleva en su auge social desde un punto aproximado entre 2004 y 2006. Mútala en Peak TV, llámalo como quieras, pero desde entonces ese fenómeno de comunidad y depredación en torno a las series se mantuvo/mantiene con unos géneros muy marcados, con unas líneas muy reconocibles y categorizables y, hoy vemos que claramente una de esas líneas, por "especial" y nicho que fuera, se ha quedado muy tullida y terminal.
Hasta hace un par de temporadas estábamos acostumbrados a tener siempre un número modesto pero resuelto de series adolescentes. Con un par nos bastaba, siempre hemos sido conscientes de que nunca dieron para mucho más. Desde un One Tree Hill o un Dawson’s Creek si tiramos muy atrás (sin necesidad de remontarse a 90210s originales o Melrose Places ya casi paleozoicos), las parrillas norteamericanas no han parado de ofrecer productos en noches puntuales enfocados al público juvenil. ¿Pero qué está pasando ahora mismo? ¿Por qué se ha cerrado el grifo y a la Peak TV no le interesan los dramas de taquilla y pompón?
Desde la lejanía ahora mismo es fácil reconocer el éxtasis del género con esa horrenda y fallida adaptación de Skins a la americana. Han pasado ya casi seis años desde entonces. Estamos en la temporada del cierre de Pretty Little Liars y Teen Wolf, quizás los dos últimos grandes estandartes del género teen, sin ánimo de ofender a la palabra “estandarte”. Y, es más, ninguna se puede catalogar como una serie puramente adolescente gracias a esas hibridaciones con el thriller de fashionista y el bestiario exhibicionista, respectivamente. ¿Cómo de lejos estamos ya de esas series simples, repetitivas, casposas y encantadoras que conocimos en la década pasada?
Freeform, la antigua ABC Family, parecía querer un hueco en este registro. Hoy por hoy, la ciencia ficción juvenil es principalmente lo que quedará sosteniendo el hueco de las ilustres mentirosas, con series como Shadowhunters y la próxima Beyond; junto con dramas familiares a lo The Fosters o Switched at Birth. ¿Hay presencia de hormonas revolucionadas en su sangre? Sí. Pero sin las intenciones de emular la pureza canónica de aquellos maravillosos días en The O.C..
MTV tiene ya los episodios abdominales de Teen Wolf contados y nadie sucede a la que ya quería suceder a Buffy. En su haber quedan los también sobremusculados chicos de Scream, quienes quizás sean el último atisbo de un teen con alto porcentaje de instituto. Cabe destacar que la segunda serie más longeva de MTV (tras Teen Wolf) sólo data de 2015, y su producción nueva no termina de despegar ni de hacer un ruido considerable, salvo si os sentís generosos para perdonar The Shannara Chronicles. Sin Awkward y Faking It, su nueva comedia opta también por el joven adulto desubicado en la vida y no por la pubertad salvaje.
Dicho lo cual, si las dos cadenas que estaban teóricamente especializadas en series teen ya no emiten series teen con asiduidad por sendos giros hacia la fantasía y la comedia de un target con estudios medios ya graduados, ¿dónde podemos ir a ver una serie medio colegiala que no esté en 4:3? Os vamos a decir a dónde no y quién probablemente tenga la culpa de todo mal:
Actualmente The CW, la que fuese meca grande y todopoderosa de las series teen, emite 0 series de corte adolescente en sus cinco noches de emisión original. The Vampire Diaries, seniles, dejaron el instituto atrás hace cinco años y las hordas de superhéroes copan la parrilla, únicamente dejando un humilde pero lucido hueco a la comedia femenina de los veintipico. ¿Queda esperanza? Un atisbo. Riverdale, la adaptación de los cómics de Archie, este enero podría ser un armisticio con el Roacután. De momento: virgencita, virgencita...
La apuesta por darle a las chicas que pasaron el pavo con Gossip Girl todo el drama de Crazy Ex-Girlfriend nos dice que los de CBS/Warner quieren mimar al público que ya tenían fidelizado desde los 2000s. Sustentar sus audiencias en una generación entera y no dejando que se escapen porque la plataforma no crezca con ellos. Y, si hay que captar nuevos televidentes, que sea un público más abierto en sexo y le guste la licra. Todo madura en la vida. Contra todo pronóstico, las cadenas de televisión también.
Las nuevas generaciones que quizás hubiesen seguido viendo The Carrie Diaries quedan desamparadas ahora que ni las casas de referencia les atienden. El resto de canales no parecen por la labor de soltar un Glee o un Friday Night Lights que calmen la sed de trospideo con acné teórico. Aparentemente, la mamarrachada de instituto ya tiene su diploma y la reunión de los 10 años queda aún lejana.
Veronica Mars está en el cielo y nosotros no tenemos dónde caernos muertos.
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