Qué duro está siendo este primer mes de 2017. Ni siquiera hemos comenzado con la cuesta de enero y ya nos han subido la luz. Además tenemos a Donald Trump en la Casa Blanca citando a Bane en su discurso de investidura y, para colmo de males, la cuarta temporada de Sherlock ha finalizado tan rápido que no hemos podido ni disfrutarla correctamente. ¿O acaso no la hemos disfrutado porque ha resultado ser un auténtico tostón? ¿No habremos deseado muy fuerte que acabara el sufrimiento de una serie que parece haber puesto el piloto automático? Sí, a todo.
Pese a toda esa agonía soportada (Moffat, lo de The Six Thatchers seguimos sin perdonarlo), permitidme que encuentre un filo, un halo de luz en la oscuridad de esta triste ¿despedida? de Sherlock. Ese soplo de aire, la grandeza de comerse la pantalla con cada una de sus muecas, le pertenece a Andrew Scott y su magnífico Jim Moriarty.
Miss Me?
Moriarty ha vuelto a la serie, aunque (malditos) lo hiciera en una escena que forma parte de un flashback. ¡Cómo nos tomaron el pelo durante unos segundos! Maldeciré ese rótulo de "5 años antes" para siempre. Sin embargo, lo que viene a continuación es oro puro. De un grande, Jim, a otro aún más grande, Freddie.
Su Did you miss me? es el Quién mató a Laura Palmer, un momento, una frase, que junto a I'm Sherlocked y The game is on forman la Santísima Trinidad de la historia de Moffat y Gatiss. Cada una de estas frases es pronunciada, bueno, una de ellas es de un móvil, por los tres personajes más interesantes de la ficción: Sherlock Holmes, Jim Moriarty e Irene Adler. Tres personajes, obsesionados entre sí, con los que uno sueña y divaga para que tuvieran su propia serie en la que Sherlock ha sustituido a Mary y John Watson por Irene y Jim.
El villano perfecto
Benedict Cumberbatch es la estrella que es gracias a su carisma y ser un excepcional actor, cualidades que ha aportado a su Sherlock Holmes. El detective es un tipo inteligente, previsor, e incluso algo sobrehumano, pero sin un antagonista de la talla de este Jim Moriarty, equiparable a su ingenio, nunca habría sido el mismo. Si Sherlock representa la magnanimidad y el egocentrismo, Moriarty pone rostro a lo demente. Scott dota a su personaje de una vis juguetona a la misma vez que cierta locura, similar a la del Joker de Heath Ledger. Dos malos que tan sólo quieren ver arder el mundo.
Existe un paralelismo entre el nivel de las diferentes temporadas asociado a quien ha ejercido la función de villano en cada una de ellas. Eurus Holmes aparte, ni el sabelotodo de Charles Magnussen (Lars Mikkelsen), ni el brillante Culverton Smith (Toby Jones), por muy fieros y ansiosos por destruir la figura del investigador Holmes que fuesen, han alcanzado las cotas de villanía que Jim ha demostrado.
Durante los primeros compases de Sherlock, Moriarty ejercía una influencia en el detective del 221B de Baker Street. Entre ambos existía una lucha por demostrar quién era la mente más brillante. Una batalla que ha disminuido su fulgor con el paso de las temporadas. Desde el mejor de los capítulos de la serie de la BBC, The Reichenbach Fall, el nivel de la serie se ha ido precipitando hacia el fondo de esa catarata que sepultó las vidas de protagonista y antagonista.
A partir de este momento, con la eterna sombra de Moriarty acosando sus deducciones, Sherlock, serie y personaje, han deambulado buscando la pieza que faltaba, el villano que contrarreste tanto romanticismo y brinde con unas buenas dosis de maldad. Sin un antagonista como Jim Moriarty, este Sherlock nunca hubiera existido.
Good Save the Queen
Andrew Scott borda su papel de villano, hace que cada momento, escena o gesto de Jim Moriarty pueda arrebatar minutos de gloria a cualquiera de sus compañeros de reparto. Incluso a Cumberbatch para mayor dolor de las cumberbitches.
"In a world of locked rooms, the man with the key is king. And honey, you should see me in a crown".
El personaje de Scott posee la vis cómica propia de un esquizofrénico, la tragedia en su semblante y la pluma de una señora reinona. Porque, no nos engañemos, este Moriarty es en el fondo una drama queen enamorada del detective Holmes que ha tenido un claro referente en Freddie Mercury.
Long Live Jim Moriarty!
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