Uno de los episodios de la crónica negra más apasionante de la historia reciente de nuestro país es la del asesinato de Isabel Carrasco, presidenta de la Diputación de León (que además ostentaba otros 11 cargos), a manos de Montserrat Martínez. Esta es la historia elegida por Justin Webster (director de la magnífica Seré Asesinado) y Enrich Bach junto a Movistar+ para desarrollar una serie de no ficción, profundizando en los personajes, en sus historias y sobre todo en una investigación bastante cuestionable.
Teniendo como referencia el éxito de series y largometrajes de no ficción basados en asesinatos e investigaciones irregulares como Making a Murderer, The Jinx o Amanda Knox, Muerte en León importa el fomato a nuestro país con uno de los casos más mediáticos y mira que andamos servidos entre Rocío Wanninkhof, Diana Quer o prácticamente todo el Levante español. Esta versión actualizada de La Huella del Crimen viene a destapar una necesidad en el espectador español que quiere ver este tipo de casos alejado del tratamiento morboso que se hace en los típicos programas matinales y usar el formato true crime, que resulta ser lo más beneficioso para esta historia.
El 12 de mayo de 2014 la vida de estas cuatro mujeres que protagonizan la historia cambiaron radicalmente y para siempre. Isabel Carrasco recibió tres disparos mientras cruzaba una pasarela sobre el río Bernesga muriendo en el acto. La noticia sorprendió a todo el país, menos a los leoneses. La presidenta de la diputación era conocida por su fuerte carácter, sus grandes ambiciones y una gran tendencia al clientelismo; con esas características no nos extraña nada que haya desarrollado carrera en política. El segundo capítulo de la serie profundiza en su persona, nos muestra los masajes sus entrevistas en la televisión local y sus looks que parecen sacados de Paloma Urban Fashion. Ni el asesinato de Versace estuvo tan bien contado. Nos acercamos a sus aspiraciones y a su manera de manejar el partido en la provincia, pues aunque curiosamente cada vez era más criticada internamente sus reelecciones eran cada vez más aplastantes.
¿Justifica eso que la matasen? No, pero sí que nos da una pista de lo podrida que está la estructura política de nuestro país. Su asesinato viene a sacar a la luz una lucha de poder y una conspiración política digna de House of Cards. Sólo había dos posturas, estar con ella o contra ella y, al parecer, Triana se interpuso en su camino. Los motivos no están claros, la condenada declaró que se le insinuó y como la rechazó juró venganza eliminando su puesto de funcionaria (puesto para el que fue elegida a dedo, obviamente). La personalidad débil de Triana y la controladora de Montserrat juegan mucho en el desarrollo de los hechos, sólo tenemos que ver sus caras durante el juicio.
A nadie le extrañó que al día siguiente de su asesinato apareciera en el lugar del suceso una pintada con la frase "Aquí murió un bicho". Después de lo visto, todos sabían que la Carrasco les pisaría si intentaban cruzarse en su camino. Precisamente esa fue la justificación de Montserrat Martínez, si no acababa con ella, ella acabaría con su hija. La serie usa imágenes reales del juicio, lo que es un gran punto a favor, ya que nos mete de lleno en el caso y podemos sentirnos un miembro del jurado más. A pesar del circo mediático que se suele montar alrededor de este tipo de casos, el tratamiento que hace la serie del caso es excepcional, pero no por ello deja de usar los cebos para enganchar al espectador y que no podamos evitar poner el siguiente episodio.
Uno de los aspectos más intrigantes del caso y que creo que nadie podría dar una opinión 100% segura es la implicación de Raquel Gago, la policía municipal amiga de Triana que se encontró el arma dentro de su coche. Cuando miramos los hechos y los eventos que ocurrieron antes del asesinato no podemos más que pensar que estaba totalmente involucrada en el asunto, mientras que su declaración nos induce a pensar que en cierta manera las otras dos la metieron en el ajo. Ella es, sin duda, la que más dudas genera, ya que aparentemente no saldría beneficiada de la muerte de la presidenta de la Diputación.
(A partír de aquí SPOILERS del capítulo final de Muerte en León)
El cuarto capítulo nos deja una serie de pistas que curiosamente ni la policía ni el fiscal se interesaron en investigar, una serie de llamadas del teléfono que Triana escondía a su padre. Llamadas diarias, siempre a la misma persona, un asesor de la Junta de Castilla y León cuyo nombre no quiere mencionar. Esta persona no prestó declaración ante la policía ni ante la juez; por supuesto , su nombre tampoco aparece en el sumario, ni siquiera sabiendo que Triana habló con el asesor el mismo día del asesinato. Además, su conversación más larga fue el día previo a los hechos, con casi 90 minutos de conversación entre dos llamadas. Curiosamente ese día también habló con su madre y con Raquel Gago.
El nombre de este asesor sigue oculto a día de hoy,. Según los autores del documental no están interesados en señalar culpables sino en en la manera en la que se investigó el caso. Las explicaciones sobre por qué no le investigaron no les parecen coherentes. Por otro lado, hay otros aspectos que tampoco quedan claros sobre la investigación, como de qué manera consiguió Montserrat el arma o la presencia de los policías de Burgos.
A partír de aquí son todo especulaciones: ¿Manipuló el asesor de la Junta a Triana para hacerle creer que Isabel Carrasco estaba en contra de ella? ¿No incluyeron al asesor de la Junta por miedo a que les pudiera perjudicar en la carrera judicial? ¿Es una chapuza la investigación de este caso y el juicio un paripé? ¿Se organizó todo esto desde el gobierno autonómico para descabezar al PP de León y parar las aspiraciones de Carrasco? Que cada uno saque sus propias conclusiones.
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