Homeland sigue demostrándonos que no ha perdido fuerza con su séptimo episodio, Inminent Risk, uno en el que la vida personal de nuestra protagonista vuelve a convertirse en el centro de una espiral política y táctica del juego de espías que retrata la serie.
Es posible que, dada la complicada situación del "secuestro" perpetrado por Quinn hayamos pasado por alto que Frannie, la hija de Carrie, también estaba involucrada en el mismo, pero las consecuencias han llegado de golpe para todos. De la noche a la mañana, Carrie ve cómo su hija le es arrebatada por el Gobierno, representado por una agente de servicios sociales que ha llegado a la serie para ser odiada, Christine Lonas. Una agente que asegura que la niña siente temor de su casa, de su madre, y que además conoce todos los detalles del pasado de Carrie y de sus problemas, siendo el más perjudicial para el caso su trastorno bipolar.
No somos tan inocentes como para pensar que esta persecución no está orquestada por alguien superior, y no es hasta el último momento cuando Dar Adal se muestra como el responsable.
Casualmente, el villano también está detrás del secuestro de Quinn a manos de Astrid, supuestamente en beneficio del agente. La única forma de retenerlo es golpeando donde más duele, por lo que Adal hace incluso acto de presencia para emponzoñar la mente de Quinn recordándole que Carrie tiene la culpa de que siga viviendo una vida miserable (según él, ella impidió que le desconectaran) y dejando entrever que ambos, Adal y Quinn, tuvieron un rollete en el pasado. Yo tampoco lo veía venir.
Por otro lado, la trama de Saul parece seguir su propio camino, aunque sabemos que no tardará en converger con el resto ya que Dar Adal trata de frenarle los pies en sus investigaciones. Pero no le será posible, porque consigue la información que necesita: alguien, seguramente Adal (sinceramente, el único fallo que está mostrando la temporada es que él es un villano omnipresente y bastante plano), orquestó las farsas que Saul supervisó en Abu Dabi e Israel para hacerle creer que existe un acuerdo nuclear entre Irán y Corea del Norte. Lo único que tienen que hacer es mostrarle esta información a la Presidenta electa, pero podemos imaginar que no será tan sencillo.
Primero, porque Keane pasa por una propia situación política que no le permite ser indulgente con los "enemigos" de la nación, y segundo porque, cómo no, podemos esperar alguna reacción por parte de Dar Adal. En cualquier caso, Keane no tiene tiempo para sentir compasión o lástima, como demuestra con Carrie, a quien ha dejado de lado una vez que su ayuda ha dejado de servirle para algo.
Sin duda, lo que sigue apunta muy alto.
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