Homeland se mete de lleno en la recta final de su sexta temporada con Flag House, un episodio en el que sus protagonistas comienzan a confirmar sus sospechas (aunque haya todavía ciertas incógnitas en el aire) y a tomar las últimas decisiones ante lo que apunta a convertirse en un final de temporada de infarto.
Empezando por Quinn, quien ha seguido los pasos del asesino que trabaja con (o para) Dar Adal y que da título al episodio. En la casa de la bandera se encuentra con su pasado, pero también con el futuro más inmediato. Tanto el asesino como otro grupo de hombres a los que este lidera pertenecen a un grupo de black ops similar al que Quinn pertenecía en el pasado. Es de suponer que, teniendo en cuenta el papel que tuvo Adal en su vida anterior también tenga mucho que ver con las vidas de estos hombres. Hombres que, como demuestra Quinn, estuvieron detrás del atentado de Manhattan.
Todavía no podemos poner la mano en el fuego respecto a que Dar Adal fuera el último culpable de todo esto. Sería, en resumidas cuentas y como venimos diciendo toda la temporada, demasiado sencillo. De nuevo, en este episodio vemos cómo el ejecutivo está colaborando con el líder de opinión Brian O'Keefe para desprestigiar a la presidenta electa. Max se juega el cuello, y veremos si algo más, al grabar la imagen de Dar Adal en el cuartel de O'Keefe, confirmando su relación con los peligrosos movimientos de la alt-right.
¿Qué es lo que quiere Dar Adal realmente? Está claro que la presidenta electa supone un peligro para cómo el ejecutivo ha llevado las riendas de la inteligencia estadounidense en los últimos años. En una última y peligrosa reunión con ella, Dar Adal llega a amenazarla si no se retira a tiempo, y al negarse Keane descubre que Dar Adal tiene el control del arma más peligrosa para un político: la opinión pública. Con el "escándalo" de su hijo al descubierto, la posición de Keane se encuentra en la peor situación posible y no parece que por su lado haya escapatoria posible. Únicamente tendremos que esperar a ver si su conferencia de prensa consigue subsanar el daño producido.
Con Keane fuera de juego, la última baza de Carrie también se ha perdido. La antigua espía no tarda en descubrir que Dar Adal también está detrás de la retención de su hija. Desesperada y con las manos atadas, nuestra protagonista no puede hacer otra cosa que esperar.
¿A qué o a quién? Diría que a Saul, quien con intenciones de abandonar el país se reúne con su ex, Mira, quien lo convence de que huir no es la salida. Dispuesto a coger al toro por los cuernos, Saul acude a casa de Carrie, ausente, y descubre lo que todos estábamos esperando: una nueva pared repleta de colores, pistas y pruebas, que nos traslada directamente a la primera temporada. Porque Carrie, por muy sola que esté, sigue siendo Carrie, y cuanto más acorralada está más ganas de luchar demuestra. ¿Veremos cómo Saul y Carrie unen finalmente sus fuerzas contra Adal? ¿Quinn se tomará la justicia por su mano o utilizará a los black ops como prueba de la traición de su antiguo mentor?
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