Tras un trimestre fuera de pantalla cuando ya ni recordábamos que volvía esta semana, Once Upon a Time hace una vuelta a la parrilla más bien discreta con un capítulo lleno de incongruencias y que disipa las tramas en vez de marcar un desarrollo firme para lo que queda de temporada además de presentarnos un villano-que-no-es-villano descafeinado y sin carisma. Probablemente lo ha heredado de su madre.
El capítulo empieza en el mismo punto donde se quedó, con Regina y Emma a punto de salir del mundo irreal creado a partir del deseo de Emma, pero la aparición en escena de Robin para robarles hace que el portal se cierre y se queden atrapadas. Lejos de cualquier drama, rápidamente encuentran una solución en forma de ex-niño de madera, que utilizando las herramientas de su difunto padre consigue en media tarde construir lo que Gepeto hizo en meses: un armario mágico como el que usaron para transportar a Emma tras su nacimiento.
Mientras un par de escenas entre Emma y August —con aparición especial del ebrio y rellenito viejo Garfio— tienen lugar en el bosque haciendo recordar a Emma un encuentro en su infancia con el joven Pinocho, Regina corre en busca de su difunto amado para ver si sin ella es más feliz. En este mundo, Robin no se casó con Marian y es un simple ladrón que roba a los ricos para enriquecerse a sí mismo; y tras un par de encierros de diez minutos primero en un carromato y después en una celda, ambos escapan y vuelven juntos a Storybrooke por el armario, ofreciendo otra oportunidad a la historia de la alcaldesa y el ladrón, que se va a encontrar en su nuevo mundo a un par de hijos que no conoce y una novia que está mucho más metida en su relación que él. Está por ver si este nuevo Robin se va transformando en el antiguo o simplemente está aprovechándose de la enamorada Regina y sólo buscaba huir de una situación que para él sólo podría ponerse peor.
De vuelta en el mundo real, Emma se encuentra de frente con Gideon, su asesino, que tras una charla con sus padres en la que les explica que fue "criado" por su malvada abuela para ser malo sin éxito, tratará de cumplir su tarea de matar a Emma para convertirse en el siguiente Salvador. Este personaje ni me convence ni me lo creo, y lo único que quiero ver es al Hada Oscura (¿Negra?) tanto en flashbacks como en el presente, que vuelva, la líe bien liada y nos dé un verdadero villano ahora que la pobre Reina Malvada es una serpiente. Por hache o por be, vemos un primer intento de asesinato, pero ni Emma lleva la misma ropa de su visión ni los personajes presentes son los mismos, por lo que Swan escapa del encuentro ilesa, y Gideon rabia en la torre del reloj, rompiéndolo una vez más, que se ve que en este pueblo compran al por mayor y da lo mismo.
Está por ver que esta segunda parte de la temporada no estropee lo que parecía un ligero resurgir de la serie tras unas temporadas cada vez más flojas. Yo como siempre doy un voto de confianza, pero capítulos como este me hacen perder un poco la fe.
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